Nadie le encuentra explicación racional y hay silencio, mucho silencio. En las calles del pequeño núcleo de Sarandós, en el tanatorio y en la pequeña iglesia de Santa María, en la parroquia abegondesa donde residían tanto Matilde Vázquez Ramallal como su expareja, que la mató con un arma blanca en su lugar de trabajo en Carral y después se suicidó al prender fuego a su casa. La mujer recibió ayer sepultura entre centenares de amigos y vecinos, que acudieron al cementerio en apoyo a la familia tras la tragedia ocurrida el lunes. La Xunta, el Parlamento y los concellos de Abegondo y Carral sumaron sus silencios en señal de repulsa contra la violencia contra las mujeres.

Sobre las cuatro y media de la tarde partía el cortejo fúnebre del tanatorio de Tabeaio. Solo un día después del crimen, se celebraba el entierro de la joven, que falleció con 38 años. El funeral, de cuerpo presente, fue en la iglesia parroquial de Santa María de Sarandós, a muy pocos metros del domicilio donde el agresor se quitó la vida prendiendo fuego a su casa. El entierro tuvo lugar después en el cementerio ubicado al lado del templo.

Rotos de dolor, los padres, la hermana, tíos y otros familiares, a los que acompañaron, además de vecinos, los alcaldes de Carral, José Luis Fernández Mouriño, y de Abegondo, José Antonio Santiso. Durante la homilía, el párroco alentó a los presentes a percatarse "de la importancia de la vida" y a colaborar para tener una "convivencia en paz".

A lo largo de la mañana se sucedieron las muestras de solidaridad oficiales. Igual en los concellos de Carral y Abegondo, donde a media mañana se convocó un minuto de silencio delante del consistorio. Allí el regidor, José Antonio Santiso, reiteró que no tenían constancia de denuncia previa por "maltrato o abuso", a pesar de que el agresor, Lino Botana, de 39 años, no aceptaba la ruptura con su pareja de toda la vida e incluso fue a llamarla insistentemente a las puertas de su casa durante una noche, hasta que requirieron a la Guardia Civil.

Los diputados del Parlamento de Galicia también guardaron silencio al inicio de la sesión del pleno para condenar la muerte de Matilde Vázquez, "honrar la memoria de la fallecida y en señal de repulsa contra toda violencia contra las mujeres". Al término del acto simbólico, los diputados manifestaron su deseo de que sea "el último" gesto de este tipo que los parlamentarios autonómicos tengan que hacer para condenar un asesinato. A las puertas de los edificios de la Xunta, también se convocaron concentraciones. El presidente del Gobierno autónomo, Alberto Núñez Feijóo, condenó la "irracionalidad" del acto. "No hay palabras, más que lamentar este hecho", afirmó.

A mediodía, en San Caetano, salieron funcionarios, responsables y miembros del Gobierno gallego, como los conselleiros de Cultura, Educación, Facenda y Mar, además de la secretaria xeral de Igualdade, Susana López Abella. En declaraciones a los medios, Abella manifestó el "profundo dolor y consternación de toda la sociedad gallega" por el crimen, que "debía haberse evitado y que por desgracia no fue así". Solicitó al conjunto de la sociedad gallega que lea las señales, "colabore" en la lucha contra la violencia de género y que "denuncie ante cualquier indicio que exista de violencia".

Tras el asesinato del pasado lunes en Carral, ya son tres las mujeres fallecidas a causa de la violencia de género en Galicia en lo que va de año.

El primero de los asesinatos se produjo el 13 de mayo, cuando la joven Gloria García, de 19 años, fue apuñalada por su exnovio en su domicilio en Noia. Al igual que en el caso de Carral, el asesino se quitó la vida. Cristina González, de 39 años, fue apuñalada por su marido, del que se encontraba en trámites de separación, en su domicilio de Coruxo, en Vigo, el 11 de octubre.