El pregón de las fiestas de Culleredo tiene este año tono nostálgico. El alcalde, Julio Sacristán, manifestó en el discurso que inicia las fiestas con "sensación agridulce" por las pérdidas y ganancias derivadas de la obras en el aeropuerto de Alvedro. El regidor volvió a pronunciar el pregón, como hace diecisiete años, para inaugurar las instalaciones del campo da festa.

Sacristán aseguró debatirse entre "por una parte la alegría de que todo acabará con un amplio acuerdo y por otro la sensación de que nos quitaron algo" como consecuencia de los trabajos el aeropuerto. "Nuestros recuerdos de juventud, los lugares donde estudiamos nuestras primeras letras, las calles donde dimos nuestros primeros pasos, la casa donde nacimos y nos criamos, y que muchos vecinos y vecinas se vieron forzados a abandonar la parroquia en contra de su voluntad". Todo eso echa de menos el alcalde tras la expropiación, que "supuso llenar de inquietudes a toda la parroquia e incluso llegó a generar división", sostuvo.

Sacristán incidió también en el trabajo "para conseguir una mejora sustancial del proyecto" y "dar vida a una de las zonas más olvidadas en los últimos años".

La inauguración del campo da festa marcó ayer el fin de un ciclo. Como hace diecisiete años, el alcalde pronunció el pregón e inauguró el campo da festa. Los festejos en honor a San Roque y San Miguel inauguran hoy el nuevo recinto, construido debido a que las obras e ampliación del aeropuerto conllevan la desaparición del viejo. Aquél, el inaugurado en 1995, marcó el fin de la primera ampliación de Alvedro.

Sacristán sostuvo que la creación del nuevo recinto, la construcción de un lago, la reconstrucción de los Bienes de Interés Cultural y el tratamiento de la fachada y el entorno de la iglesia de San Estevo, "una de las joyas de Culleredo", convertirán la zona en "una barrera verde frente a la invasión del aeropuerto" y el lugar de ocio de los vecinos". Y sentenció: "Queda un arduo trabajo que con paciencia y tesón lograremos".