El furor de Christine asoló ayer el litoral de la comarca. El temporal destrozó el paseo marítimo de Gandarío y Playa Grande, y barrió los arenales de Sada, Bergondo y Miño. El oleaje se ensañó con el edificio de apartamentos Solymar, ubicado a pie de playa. Este emblemático hotel, con más de sesenta años a sus espaldas, ya había sufrido la virulencia de las últimas borrascas, y parte de su fachada sucumbió ayer al paso del temporal.

Cuando aparecieron las primeras grietas, hace ya unas semanas, el arquitecto municipal informó del riesgo de derrumbe. Una de sus propietarias, Marta Seijo, lamentaba ayer que pese a las advertencias ni Costas ni el Concello hubiesen tomado ninguna medida. Sus padres aún viven en uno de los apartamentos de este hotel, que fue construido por su abuelo. "Mi madre está destrozada, ves el trabajo de toda una vida venirse abajo", lamentaba ayer esta vecina visiblemente afectada, que apeló al valor, no ya económico, sino sentimental del inmueble. El Concello y Costas se reunirán con los dueños el jueves. La virulencia del mar sorprendió a los miñeses. El blog Playamiño deja constancia de la fuerza de las olas.

La virulencia del temporal arrasó ayer el paseo marítimo de Gandarío. La estructura que quedaba en pie sucumbió ayer ante el fuerte oleaje, que se llevó por delante la pasarela, las duchas, el muro del albergue de Gandarío e inundó los campings y establecimientos a pie de playa. El viento y el oleaje barrió con la arena de los arenales de Bergondo y Sada e inundó el paseo marítimo sadense, donde podían verse depositados restos de alga y almejas. El temporal obligó a cortar al tráfico las carreteras de Gandarío, Barrañán y Valcovo, entre otras.