La primera jira de Os Caneiros de este año ayudó ayer a sacar la espina de citas anteriores. El vino volvió a dar color a la mayoría de los asistentes, pero el campo permaneció mucho más tranquilo que en la pasada edición, que se había saldado con varios detenidos por peleas, agresiones y con varios lesionados.

Esta vez, la fiesta transcurrió en paz. La jornada se saldó con tres trasladados en zódiac por intoxicación etílica, según datos facilitados por el Concello por la noche, con las embarcaciones ya de vuelta al centro. El puesto habilitado en el campo atendió a participantes en la jira por picaduras de insectos y "alguna torcedura de tobillo", pero no se registraron mayores lesiones, señaló el Ayuntamiento, quien apuntó a la mayor presencia de la Guardia Civil en la jira como elemento que pudo contribuir a disuadir de posibles disputas.

Como cada año, el campo de abarrotó, ayudado por el buen tiempo que acompañó a la jornada. Desde el mediodía, embarcaciones y caminantes comenzaron su peregrinación hacia el campo de Os Caneiros, donde la fiesta se alargó durante toda la tarde y hasta la puesta de sol, cuando los asistentes emprendieron el camino de retorno hacia el centro de Betanzos. Para los que aguantaron hasta la noche, la fiesta continuó por locales del centro y en la plaza García Hermanos, donde actuó la orquesta Jerusalén. A falta de un balance con datos concretos, la jira de ayer parece devolver la calma a las aguas del Mandeo.