Reclamaciones por escrito y por teléfono, discusiones continuas entre los pasajeros y el conductor, vecinos de la zona norte de Oleiros que se han quedado con menos frecuencias de transporte público. Ésta es la situación que se vive en el municipio desde que a finales del pasado mes de julio la empresa Eliseo Pita, concesionaria de la línea A Coruña-Sada, dejase de parar en Perillo, Bastiagueiro, Santa Cruz y Arillo, como ha hecho durante los últimos cuarenta años, para acatar una sentencia judicial y para no pagar más multas de la Xunta, siete este año a mil euros cada una.

La empresa asegura que nunca hubo problemas hasta que en 2011 entró en funcionamiento el nuevo sistema tarifario del transporte público metropolitano, con una tarifa plana de 0,85 euros, con lo que todas las empresas de transporte tenían el mismo precio del billete. Fue entonces cuando comenzaron las inspecciones de la Xunta a bordo de los vehículos de Eliseo Pita, inspecciones que se repiten cada quince o veinte días e incluso con "coches de seguimiento" a los autobuses según confirmaron ayer desde la compañía.

El Gobierno gallego anunció en 2007 que iba a reordenar el transporte público por carretera y que en 2014 cesarían todas las concesiones y luego se darían otras nuevas por quince años pero en 2009 acordó prorrogarlas hasta 2020. La concesión de Eliseo Pita no incluye estas paradas, aunque las ha hecho todos estos años, porque están dentro de la línea de la empresa Cal Pita. Las dos compañías se cruzan en Arillo, pero en ese punto Eliseo Pita va hacia Mera y Cal Pita hacia Meirás.

La situación actual es que Eliseo Pita desde A Coruña hacia Sada puede parar en Perillo, Bastiagueiro, Santa Cruz y Arillo para coger pasajeros que vayan al resto de localidades de la ruta hasta Sada (Mera, Dexo, Lorbé, Carnoedo, Fontán), pero en estas cuatro paradas no puede dejar subir. Y a la vuelta, de Sada a A Coruña, al revés: en Bastiagueiro, por ejemplo, puede parar para dejar a un cliente pero si hay tres personas en la parada para subir, tiene que cerrarle las puertas y que esperen al bus siguiente.

"Hace dos años que intentamos que la Xunta coordine los servicios de las empresas, que ponga cada veinte minutos por ejemplo y que la gente coja el primer bus que pase. Ahora, al impedirnos parar, mucha gente pierde los transbordos. Además no podemos parar en cuatro zonas con mucha población como Perillo o Santa Cruz, donde es lógico que haya más frecuencias para dar mejor servicio. Y la Xunta está obligando a los conductores a ser carceleros de los viajeros" explicó el responsable financiero de Eliseo Pita, José Antonio Díaz.