La hija de Dolores A. y Óscar C. no sale de su asombro ante la reacción de sus padres ante el intento de atraco del pasado lunes. Y no es para menos. Los propietarios del estanco de Cangas no solo plantaron cara a los asaltantes sino que intentaron arrebatarle la escopeta y retener a uno de ellos. "Ellos que siempre me decían que no nos enfrentemos a los ladrones", bromeaba ayer la hija de estos sexagenarios.

Este matrimonio se recuperaba ayer del susto y tienen previsto instalar nuevas medidas de protección en el negocio, como una cristalera de seguridad, para evitar sufrir otro atraco. Según informaban ayer, nunca antes se habían enfrentado a una situación así. Su estanco se sitúa en una pequeña localidad rural, en una zona tranquila y poco transitada de Bergondo.

La sorpresa ante la irrupción de dos hombres cubiertos con pasamontañas y armados con una escopeta recortada pudo ser uno de los motivos que impulsaron a Óscar a intentar arrebatarle el arma y, durante el forcejeo, la escopeta llegó a romperse. "La madera partió", explicaba ayer la hija. Mientras tanto, la mujer, Dolores intentaba retener a otro de los asaltantes, que finalmente lograron huir.

Un tercer hombre los esperaba a la salida en un coche y unos clientes que se dirigían hacia el estanco intentaron evitar su huida, aunque no lo consiguieron. Alertada por el ruido, la hija, que reside cerca del estanco se dirigió al negocio y pronto hicieron su aparición también las fuerzas de seguridad, que tomaron declaración a todos los testigos en busca de pistas.

El dueño del estanco tuvo que recibir asistencia médica a causa de los daños sufridos durante el forcejeo, aunque de tipo leve: una tendinitis, como avanzó ayer este medio. El susto tardara algo más en curarse.