El pleno de Miño acordó ayer dejar sobre la mesa la nueva ordenanza de terrazas, que fue objeto de duras críticas por parte de la oposición. El alcalde, Ricardo Sánchez, abogó por aplazar el debate sobre la normativa a una sesión extraordinaria la próxima semana. El regidor cumplió en parte la petición del PSOE, que había presentado una enmienda para que la ordenanza quedase sobre la mesa para revisar ciertos extremos, especialmente, la prohibición de instalar mobiliario con marcas comerciales. Los socialistas alertaron del desembolso extra que supondría este veto y reclamaron más participación del sector en la elaboración de la norma.

El alcalde, Ricardo Sánchez, evitó dar su brazo a torcer en ese punto, defendió la necesidad de compaginar los intereses de los hosteleros y los municipales y abogó porque la norma sirva para dar una "imagen ordenada y uniforme de Miño". El regidor sostuvo que la revisión iba encaminada a mejorar ciertos aspectos relacionados con las "dimensiones" e insistió en que los hosteleros habían sido debidamente informados sobre la ordenanza y que solo "tres o cuatro" se verían afectados por las nuevas restricciones.

El Ejecutivo municipal no se pronunció sobre otras normas novedosas, como las dirigidas a establecer los colores que deben tener los toldos, sombrillas y los materiales del mobiliario. El PSOE insistió en la necesidad de retirar la prohibición relativa a las marcas comerciales, pidió sin éxito que la actual ordenanza quedase en suspenso y exigió que se realizasen más reuniones con los hosteleros para consensuar la norma. La formación afeó también el desconocimiento de la norma por parte de los ediles del Ejecutivo que, desveló, admitieron ignorar varios de sus extremos en la comisión informativa.