Dos años de intenso trabajo han alumbrado Matriarcas, una exposición en la que Ana Sastre rinde su particular homenaje a las mujeres. Esta artista sadense ha modelado con pasta de papel vírgenes, venus y diosas. Un tributo a la diversidad a lo largo de la historia en la que conviven representaciones femeninas de todas las épocas y todos los puntos del planeta. Y también alguna que podría ser extraterrestre, como una divinidad de la antigua Asia con sus piel verde fosforescente y su curioso tocado en forma de antena. "Parece marciana", bromea Ana.

Cincuenta figuras rescatadas del olvido con las que Ana quiere "visibilizar a las mujeres", rendir tributo a su papel a lo largo de los siglos "como autoras, no solo como modelos", recalca. Diosas íberas, fenicias, latinoamericanas, ibicencas, japonesas, africanas... saludan al público que se adentra en la capilla de San Roque para disfrutar por un viaje que se conjuga en plural y femenino.

Las de Ana Sastre son mujeres de otra pasta, moldeadas con un material que podría parecer humilde, solo pasta de papel, amasada a conciencia y con tanta dedicación y detalle en los acabados y pinturas que pasa por bronce, cerámica, arcilla o mármol. La artista hace hincapié en la diversidad estética, en la variedad de formas, expresiones y roles. "Son tipos muy diferentes de mujeres y todas tienen su sitio. Todas nos tenemos que respetar y apoyar", sostiene esta trabajadora incansable, que ha instalado a las puertas de la exposición su pequeño taller, para que los asistentes puedan conocer de primera mano la técnica, el proceso de modelado y pintado de las figuras.

El trabajo de modelado solo representa una pequeña parte de la labor de Ana Sastre. Durante años, esta artista de mirada inquieta y risueña se ha sumergido en el pasado para rescatar del olvido antiguas diosas, venus y vírgenes. Un trabajo exhaustivo de investigación moldeado después con mimo como homenaje a todas.