Un decreto ley de 1971, aún durante el franquismo, transformó la Dirección General de Montes en el Instituto para la Conservación de la Naturaleza (Icona), todo un paso en defensa del medio natural y la fauna en aquella España, y cuyo nombre recuerdan bien los no tan jóvenes, y sobre todo los gallegos. El Icona desapareció en 1991 para dar lugar a la Dirección General de Conservación de la Naturaleza, pero 26 años después en la comarca coruñesa aún queda algún vestigio de las actividades promovidas por este instituto. Una de ellas puede verse en los jardines de Méndez Núñez en A Coruña, si uno está muy atento y mira hacia arriba. En uno de los árboles, gris por el paso del tiempo pero visible si se usa el teleobjetivo, se aprecian aún las letras dibujadas en una caseta-nido para pájaros adosada al tronco: Instituto Nacional para la Conservación de la Naturaleza. Icona. Protección de Aves Insectívoras.

El educador ambiental Manuel Freire, uno de los fundadores de las míticas entidades ecologistas Biotopo y Hábitat, fue uno de los que participaron en la instalación de estas casetas para pájaros que repartía el Icona a los ayuntamientos más sensibilizados.

"Hábitat colaboraba con el Ayuntamiento de A Coruña y la Casa de las Ciencias, había un departamento de educación ambiental. Colocamos varias cajas pero solo sobrevive esta, las otras fueron desapareciendo, y me alegró mucho cuando descubrí esta, que aún es utilizada aunque la entrada está en mal estado porque se debería limpiar cada año. Es del año 83-84, luego hicimos más campañas. Eran cajas increíbles, muy duraderas", cuenta Freire. Esta caja en A Coruña, que por lo tanto supera los treinta años, se instaló en una campaña específica para un tipo de pájaro, el carbonero garrapinos o ferreiriño, según explica este naturalista.

"Vimos que criaban dentro del brazo roto de una estatua del jardín y por eso decidimos poner cajas-nido, hacíamos estudios de los jardines en aquella época", destaca.

El nombre Icona también se puede leer en letras grandes en un cartel de obra, a veces oculto por la maleza cuando no la recortan, en Acea de Ama en Culleredo, al borde de la carretera: Explanación y cajeado del futuro jardín botánico. Es la primera actuación que se planteó tras el relleno de esa zona de la ría.

"La gente guarda buen recuerdo del Icona, contó con gente muy interesante como el ingeniero Ceballos que fue el que lanzó las cajas-nido par proteger los pinares de las orugas, y uno de sus últimos directores fue el ecologista Humberto de la Cruz, de Amigos de la Tierra, un profesor de Madrid", subraya Freire.