Un imprescindible de las noches 'dosmileras' de la comarca de A Coruña en la ruina
La antigua discoteca El Bosque, derruida y rodeada de vegetación, lleva casi 6 años en venta
Las noches de fin de semana del cambio de siglo tenían para la comarca coruñesa una meca en Cecebre: la discoteca El Bosque. El gran local, uno de los referentes del ocio nocturno que aún gustaba de grandes salas a las que peregrinar desde otras localidades para terminar la fiesta, se encuentra en la actualidad derruido, rodeado por vegetación y sin interesados en darle una nueva vida. El recinto sigue a la venta, por 497.000 euros, tras casi seis años en portales inmobiliarios y pasados ocho desde que el Ayuntamiento de Cambre ordenó tapiarlo, después de registrarse incendios y actos vandálicos.
El exterior del complejo se encuentra casi oculto por la vegetación. Y el interior se parece más a un vertedero que a la pista de baile que un día fue. El abandono ha provocado el desprendimiento de los materiales del techo, de modo que la lana de roca que servía a la insonorización acústica yace ahora esparcida por el suelo. Pintadas en la entrada y, dentro, en columnas, muros o antiguas barras, junto con envases vacíos dan testimonio de visitas fuera de la actividad hostelera. Y cables y mangueras, cristales rotos o ladrillos sueltos siembran la superficie de cadáveres de las noches dosmileras.
El Concello cambrés asegura que no ha recibido ningún aviso ni queja vecinal reciente. La Policía Local y el área de Urbanismo, según traslada el Ayuntamiento, confirman que, pese a que se puede acceder con facilidad al interior, se han calmado los problemas y la preocupación por la “insalubridad” e “inseguridad” que en 2016 llevaron al Gobierno local a ordenar que se tapiara el recinto, pasados unos cuatro años desde que el banco embargara la propiedad.
La agencia inmobiliaria que tiene a la venta el complejo confirmó esta semana a este diario que el inmueble continúa a la venta. El complejo tiene uso terciario, por lo que podría destinarse a diversos fines, no solo hostelería y ocio nocturno. La agencia que lo sacó al mercado en 2018 admitió ya entonces que el local se encontraba en un estado “bastante deplorable”, tras los incendios y actos vandálicos. El tamaño es uno de sus puntos fuertes: tiene 1.200 metros cuadrados de sótano destinado a discoteca, 1.080 metros para restaurante en planta baja y 6.550 metros de terreno sin construir.
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