Pasión por la Dermatología, la especialidad favorita de los MIR

Junto a Cirugía Plástica, agotó todas sus plazas en el primer día de adjudicación de las 8.768 vacantes convocadas por el Ministerio de Sanidad en 2024

Una niña aplicándose crema hidratante.

Una niña aplicándose crema hidratante. / Freepik

Nieves Salinas

Un año más, y van unos cuantos, Dermatología ha sido la especialidad más elegida por los médicos internos residentes (MIR). ¿Qué la hace tan atractiva?. A la pregunta responden dos facultativos. Uno más veterano, Juan García Gavín, director de comunicación de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), ahora en la práctica privada en su clínica de Vigo. “A veces se da el mensaje incorrecto de que es una pérdida de talento y es falaz”, sostiene. Más joven, el doctor Francisco José Rodríguez Cuadrado, MIR de cuarto año en el madrileño Hospital Puerta de Hierro, asegura que la especialidad ha superado todas sus expectativas y que no puede estar más contento.

Dermatología y Cirugía Plástica agotaron todas sus plazas en el primer día de adjudicación MIR de las 8.768 vacantes convocadas por el Ministerio de Sanidad en 2024. En los últimos años, los número uno de Medicina eligen esta especialidad, ya considerada “estrella”, frente a otras mucho más denostadas.

Especialidad “estrella”

¿Por qué los médicos jóvenes no quieren ser médicos de familia y sí apuestan, de forma decidida, por convertirse en dermatólogos?. ¿Se trabaja menos?, ¿se vive mejor?, ¿se gana más dinero?. El doctor gallego Juan Ramón García Gavín, que ha desarrollado su actividad en prácticamente todas las áreas de la dermatología, arranca explicando que “recientemente se asocia este auge a la calidad de vida (del médico). En parte puede ser cierto, pero la argumentación no se sostiene”.

Lo argumenta de la siguiente manera: “Históricamente, la especialidad no ha tenido el atractivo que tiene ahora mismo. Obedece más a un momento dulce que atraviesa en cuanto a alternativas terapéuticas y avances recientes que permiten que haya un horizonte, tanto de potenciales tratamientos como de investigaciones, que están haciendo que sea muy viva para un residente que se aproxima a ella”.

Porque, afirma, si se echa la vista atrás, la Dermatología “durante muchos años y, de hecho aun siendo así, ha sido considerada una de las especialidades de ‘más estómago’ dentro de la medicina. Cuando llega la asignatura a la carrera, a muchos alumnos les resulta desagradable porque estamos hablando de enfermedades que se manifiestan, que se pueden ver, que tienen su representación en la piel”. Insiste: antes de los avances terapéuticos, los hospitales dermatológicos estaban “muy asociados a las enfermedades venéreas”.

Enfermedades venéreas que eran incurables “y tenían una muerte lamentable”. La dermatología estaba ligada “a las leproserías, a la marginación; los médicos trataban lo que nadie quería tratar y ahora parece que es todo lo contrario cuando eso sigue estando ahí. A los especialistas nos sorprende mucho esa imagen más frívola que se traslada, totalmente alejada de la realidad”. Dicho esto, el médico gallego considera que las especialidades médicas pasan por etapas. Con mayores hallazgos de tratamientos o técnicas que las revolucionan. “En ese sentido, a veces son modas más asociadas al momento en el que está que a las características intrínsecas de ella misma. Muchos de los argumentos que se esgrimen (de la elección de Dermatología) son falsos”, asegura.

En la privada

Por ejemplo, que los dermatólogos no hacen guardias, señala. O que solo quieren irse a la sanidad privada, continúa. “No, todo lo contrario, en Galicia somos contados los que ejercemos en la privada. Es una opción, pero en la pública es donde está la chicha, los enfermos, los recursos, los tratamientos más potentes y lo que quieren los residentes es jugar en los grandes problemas”. Además, vuelve a incidir, hay un porcentaje de pacientes a los que ven “ligado a la salud de la piel sana, por supuesto, a la prevención, pero no es el grueso de un dermatólogo, lo es lidiar con situaciones complicadas”.

Entonces, ¿qué resulta atractivo para los alumnos?. Para el especialista gallego, pasa por “poder hacer un diagnóstico visual. Es muy diferente respecto a otras especialidades, incorpora el desafío de que el paciente te plantea la enfermedad a la vista. También es fácil ver si el tratamiento es eficaz y la evolución del paciente. Ese nicho de conocimiento, es muy atractivo de por sí”.

Cada día, un reto

Además, apunta, la Dermatología ha comenzado a superespecializarse como ha pasado, cita como ejemplo, con la Oftalmología. “Un residente al que le gusten los niños puede especializarse en dermatología pediátrica; uno a quien le guste la oncología, en cáncer de piel, tanto melanoma como no melanoma; si le atraen las enfermedades inflamatorias, está la psoriasis o la dermatitis atópica; las dermatitis de contacto más en el campo de la inmunoalergia... tenemos ya muchas partes de la medicina cubiertas. El día a día puede ser muy diferente”.

Precisamente esa variabilidad es lo que más atrajo al madrileño Francisco José Rodríguez Cuadrado, MIR de cuarto año, el último, en el Hospital Puerta de Hierro, 28 años. En nada, finaliza su residencia y explica los motivos que le llevaron a optar por la especialidad. “Buscaba que fuera muy variada, a lo largo de cada día y en mi vida profesional. Unos días de quirófano, unas veces más fácil, con intervenciones más cortas; otro día que fuera de consulta general, con pacientes de todas las edades, tanto de patología graves como con patología más leve; otro día de procedimientos, que fuera intervencionista pero no solo la cirugía... “, desgrana.

Enfermedades graves

Al doctor Rodríguez Cuadrado le gusta, también, que haya consultas monográficas: “Si a uno le apetece mucho centrarse en un tema específico —el melanoma o la psoriasis, menciona— puede dedicar gran parte de su carrera a eso, pero sin que le absorba tantísimo para olvidarse de todo lo demás, Es decir, que de los cinco días de la semana cada día hay una cosa diferente”.

De hecho, todo lo que está viendo en su residencia en el Puerta de Hierro, asegura, ha superado sus expectativas. Porque, también confiesa, el mayor miedo que tenía al elegir Dermatología era perder el contacto con el enfermo grave y que lo que se encontrase fuera “banal, fácil y ni mucho menos. Ves a pacientes con acné, con una implicación para su bienestar psicológico muy importante, pero también vas a ver linfoma cutáneos y pacientes a los que a lo mejor necesitas hospitalizar y trabajar con medicina interna o cuidados intensivos por la gravedad de la patología”.

El joven médico insiste: “Oyes que dicen: ‘Los dermatólogos solo quitan lunares feos’. O no, también quitan grandes cánceres que ocupan casi media cara y levantas y tienes que reconstruir. Al principio, aceptaba que tendría que renunciar a patologías graves y, aun así, lo aceptaba. Una vez dentro, he visto que también puedo hacer esto”.

Admite el médico residente, que existe una segunda razón por la que se ha decantado por la especialidad. “Si en un momento de tu vida necesitas hacer conciliación familiar, te permite tener horarios más definidos y calidad de vida superior a otras especialidades. La variedad pesa más y si le añadimos lo otro, mejor que mejor”. Apunta un tercer motivo: las grandes posibilidades de formación, a modo de cursos o congresos, para estar en actualización constante.

Diagnosticar y curar

El doctor Juan García Gavín, vuelve a poner en valor su especialidad y el cambio que se ha registrado en los últimos años, lo que ha aumentado el interés de los MIR. “Antiguamente, sabíamos diagnosticar muy bien las enfermedades y aliviarlas, pero había cierta falta de arsenal terapéutico. A día de hoy, con la aparición de determinados tratamientos, se cierra como ese círculo porque, además de diagnosticar y tratar, curamos y eso es algo relativamente reciente”.

Antes, recuerda, “acompañabas al paciente con una dermatosis grave o psoriasis grave, le ibas tratando, evitando complicaciones y ya era un éxito reducir un 20-30% la afectación, pero es que hoy puedes prácticamente mantenerlo sin lesiones y eso, cuando se habla de un órgano visible y que representa una parte fundamental de la imagen de la persona, lo cambia todo”.

A él mismo, muy vinculado a la inmunoalergia, “le enamoró” el abanico de posibilidades que le ofrecía la especialidad. “Es una cuestión curiosa. Ahora mismo solo estoy en sanidad privada, y tengo más pacientes de guante blanco y muy seleccionados, pero, incluso a la gente que trabaja conmigo, a veces le cuesta enfrentarse a los problemas de la piel”.

Un mensaje incorrecto

A veces se da el mensaje incorrecto de que elegir Dermatología “es una pérdida de talento” y al doctor García Gavín le rechina. Habla por ejemplo del papel investigador de los dermatólogos. La unidad de investigación de la AEDV es de las más antiguas de España. Durante la pandemia por COVID, recuerda, hicieron el primer trabajo colaborativo mundial de lesiones cutáneas relacionadas con la enfermedad. “Si coges la lista de los diez médicos españoles que más publican, verás cuatro o cinco dermatólogos”, asevera.

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