Ante el aumento de la sexta ola de coronavirus, la Xunta endureció las restricciones que afectan a las salas de conciertos gallegas hasta, al menos, el próximo día 18. Además de que deben cerrar, como ocio nocturno, a las 03.00 horas, los asistentes a los conciertos deben estar sentados, en grupos de como máximo ocho personas en interiores y sin consumir en barra. Aunque las normas no limitan el aforo máximo, la obligación de sentar a los asistentes lo hace en la práctica, y las nuevas reglas ponen en peligro la viabilidad de los recitales, según denuncian los locales coruñeses. Ayer por la tarde habían cancelado o aplazado al menos nueve conciertos previstos para esta semana.

La sala Mardi Gras tenía previsto ofrecer mañana un recital de los Diplomáticos de Monte Alto, que, según explica el programador del negocio, Tomi Legido, suelen tener un “lleno asegurado”. Se ha cancelado, y también el de Exit del viernes; el domingo debían actuar Solrain y Pölisong, que pasarán al 12 de febrero. El motivo, insiste Legido, es económico, pues un concierto en la actual situación “no es rentable para la sala ni para los artistas: con sillas haces las cuentas, y no salen”. A expensas de cerrar todos los aplazamientos de este mes, Legido ve probable que “hasta el día 18 no tengamos nada”.

El programador del Playa Club, Carlos Landeira, achaca también “a las nuevas restricciones” el que se hayan pospuesto los dos recitales previstos en el local para esta semana, un homenaje a David Bowie y otro a Metallica que han pasado, respectivamente, al 29 y al 13 de mayo. Según explica, han intentando buscar fechas próximas, y a los que ya hayan comprado un pase se les mantendrán las entradas o se devolverá el dinero, pero con la actual situación los conciertos no son rentables. El Playa Club es parte del mismo grupo hostelero que las salas Pelícano, Moon e Inn Club, esta última ha pasado el concierto de Mastodonte previsto para este sábado hasta el próximo 19 de marzo.

Otros locales mantienen la programación prevista para estos días, al menos parcialmente. Filomatic ha cancelado el concierto de Piedra Roja y Fillo Corvo de este viernes por voluntad de los grupos, según señala Lorenzo Barro, su responsable, pero ayer por la tarde se mantenía el del día siguiente, con Intercooler, Maldita Venérea y Las Brujas Circus.

En la sala Garufa, se han cancelado dos conciertos esta semana, el de Sandra Calderón de mañana y el del Festival Proxectos Mordente el domingo, si bien el fundador y gerente del local, Pepe Doré, señala que este último se ha caído por positivos COVID entre los artistas participantes y no por las restricciones. El viernes mantienen un recital de Gitano de Palo y Caballo Prieto Azabache, y al día siguiente uno de Los Mecánicos que en principio se había programado para fin de año.

“Se harán con la gente sentada y con la distancia de seguridad” asegura Doré, aunque esto limita el número de clientes. “El del 100% no es aplicable si tienes que mantener distancias de seguridad y máquinas de CO2; realmente es mentira que tengamos el aforo máximo” afirma el gerente, que indica que ya en diciembre funcionaba al 60% de su capacidad máxima y que en otros momentos llegó a estar al 40 o al 50%. En principio, señala, pretende seguir programando, pero “todo el mundo está a expensas de cómo evolucione todo esto”.

Para Doré, uno de los principales problemas es precisamente la “incertidumbre”. “En este tipo de negocio hacemos programaciones a medio plazo, no se monta un concierto de un día para otro” protesta el gerente, que reclama a la Xunta “estabilidad”; según afirma en referencia a las restricciones de fin de año, “no se puede andar cerrando con 48 horas de anticipación”. Sobre todo si llegan de fuera. Legido indica que una banda norteamericana que pensaba traer para febrero se retrasará a octubre o noviembre: no saben cómo será la situación el mes que viene en Europa y si deberán afrontar cancelaciones: aunque fuesen parciales, romperían sus previsiones económicas. “En las giras internacionales, cada día que no tocan pierden cientos de euros”, explican.

Doré considera que la situación económica del sector es “insostenible”, pues “la facturación está por debajo del 40%” en comparación a la de antes del COVID y “los gastos son los mismos”. En cuanto al apoyo de las administraciones, señala que ya ha terminado el ciclo de Salas Vivas, organizado por el Concello y la agrupación de salas Clubcultura para realizar recitales de bandas locales a lo largo de diciembre. “Está por ver si podremos acceder a la ayuda de fin de año, y no palia el daño que nos han hecho” opina “y otras ayudas a salas no son directas, sino que dan parte de un dinero para que compres material o te digitalices”. La crisis del COVID ya se cobró a una sala coruñesa, la Bâbâ Bar, que cerró en octubre de 2020.

Abren los locales de ocio nocturno, y se mantienen los recitales en teatros públicos

Las salas de conciertos pueden seguir en activo, en virtud de su licencia de ocio nocturno, hasta las tres de la mañana. Inn Club, pese a posponer el recital de este fin de semana, abrirá mañana a las 23.00 horas junto con otros tres locales de la noche de los Cantones Village: My Coruña, Amura y The Brit Wave. Otros tienen más dudas; el programador de Mardi Gras, Tomi Legido, señala que “no sabemos si nos va a compensar abrir los fines de semana, pues el resto de hostelería puede estar hasta la una. En dos horas, la gente no llega hasta Monte Alto”, donde está situado su negocio, explica. Por otra parte, las instalaciones de titularidad pública de la ciudad mantienen su programación para esta semana: habrá cuatro conciertos en el Teatro Colón y otros tres en el Palacio de la Ópera.