La vuelta a las aulas tras las vacaciones de Navidad ha sido un poco más complicada de lo esperado. La llegada de la variante ómicron, más contagiosa, cambió el panorama. Dar positivo en coronavirus pasó de ser algo excepcional a una rutina en muchos hogares. También en los centros educativos. La Xunta, a través de su protocolo, ordena el cierre de aulas si se superan los cinco positivos, pero, en las últimas semanas, muchas familias han optado por el autoconfinamiento para evitar al COVID.

¿Es el encierro preventivo una buena opción? Desde los centros no lo ven así. Lo explica el presidente de la Asociación de Directores de Colegios Públicos de A Coruña, Antonio Leonardo Pastor, que insiste en que “los centros son espacios seguros”. Entonces, ¿qué está fallando? “Hay un poco de psicosis con la nueva variante. Por un lado, hay familias que atienden a los protocolos de los colegios y actúan con normalidad, pero también hay otras que si se les notifica un caso o ven que un niño falta a clase, ya no mandan a sus hijos al colegio”, comenta el también director del Curros Enríquez, quien se encontró un día “con solo tres niños en el aula porque había corrido el rumor de que había un positivo”.

Pastor entiende que en algunos casos hay “prevención de más” y lanza un “mensaje de tranquilidad” para volver a la normalidad: “Las cosas se están haciendo bien, los centros son espacios seguros y la experiencia nos dice que es así”. El presidente de la Asociación de Directores de Colegios Públicos de A Coruña, informa, basándose en lo que ha vivido, que “cuando se notifica en un caso en un aula, la mayoría de las veces no se detectan más contagios”. Pastor recuerda que, a día de hoy, “en los 28 centros de A Coruña solo hay un aula cerrada”, un dato que, defiende, “no es alarmante”. Según los datos de la Xunta, hay 2.107 casos activos en los centros educativos de A Coruña y su área.

Ante la aparición de un positivo, no todos actúan igual. Antes de las vacaciones navideñas, muchas familias optaron por no mandar a sus hijos al colegio para evitar confinamientos o contagios. De vuelta en clase, con el año nuevo iniciado, los hay que siguen las indicaciones del centro, otros que, si en su familia hay positivos, se quedan en casa para no poner en riesgo a otros y también hay familias que optan por el autoconfinamiento si han tenido contactos estrechos en clase. Situaciones muy diferentes pero también muy repetidas en estas fechas, en las que los casos de coronavirus han aumentado. Un ejemplo es el de la familia de Domingo Cabarcos, a la que el COVID ha rondado en los últimos días. Los cuatro integrantes, los padres y los dos hijos, tuvieron que quedarse en casa a principios de mes por un positivo en la clase de David, el pequeño, de 8 años. “Nos llamaron del colegio y nos informaron de que había dado positivo su compañera de al lado y la profesora. Se hizo un cribado y no salieron más, pero por precaución, nos quedamos en casa”, relata Cabarcos, que tanto él como su mujer, Paula, tienen facilidad para teletrabajar, lo que hace que la situación sea algo más sencilla. “En mi empresa, en cuanto lo notifico, puedo teletrabajar. Es una tranquilidad y una facilidad poder hacerlo. Puedo sacar adelante el trabajo sin que la empresa se vea muy afectada. Y a mi mujer le pasa lo mismo”, expone.

El hijo mayor, Adrián, de 11 años, sí pudo seguir yendo a clase sin problema. Cuando finalizó la cuarentena y tras dar negativo en los test, la familia Cabarcos volvió a su rutina. Pero no por mucho tiempo. “La semana pasada nos volvió a tocar. Mi cuñado, con el que habíamos estado comiendo, dio positivo”, detalla el padre de esta familia, que esta vez se encerró al completo. “Volvimos a teletrabajar y los niños no fueron al colegio. Hicimos pruebas y todos negativos”, añade.

Pese a todo, la organización en casa “puede ser difícil”, reconoce Domingo Cabarcos, pues el pequeño “no tuvo clases online hasta pasados unos días”. “Teníamos que buscar qué podía hacer y organizarlo, pero en cualquier momento aparecía en nuestra zona de trabajo”, cuenta, a la vez que “agradece” que en su familia puedan teletrabajar “en cualquier momento”, algo que no ocurre en todos los hogares y que dificulta la conciliación.