La Opinión de A Coruña

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El 'Juan Sebastián de Elcano' en A Coruña: Cinco siglos de legado amarran en el puerto

El buque escuela de la Armada, ‘Juan Sebastián de Elcano’, realiza su segunda visita a la ciudad en el quinto centenario de la primera vuelta al mundo, y acepta visitas hasta el sábado

El 'Juan Sebastián de Elcano' ya está en A Coruña Carlos Pardellas

Hace cinco siglos, el navegante Juan Sebastián de Elcano completó la primera vuelta al mundo en barco, iniciada por Magallanes, tras tres años de travesía en los que perdieron a la mayor parte de los tripulantes. Su nombre pervive en el buque escuela de la Armada, un velero casi centenario que ayer recaló en el muelle de Trasatlánticos tras visitar una docena de puertos para conmemorar la hazaña. A Coruña es el último puerto de un viaje iniciado en febrero, y el buque, que solo había recalado otra vez en la ciudad, partirá el domingo y estará abierto a visitas hasta el sábado.

Según indica el comandante al mando del barco, el capitán de navío Manuel García Ruiz, el barco solo había estado en 1999, y “tenemos mucha ilusión por volver aquí” y “dar a conocer la gesta” de la circunnavegación (que recuerda, en latín, una placa en la cubierta de Juan Sebastián de Elcano) entre los coruñeses.  

En este viaje el buque ha pasado por Atenas, Roma, Barcelona, Cartagena, Cabo Verde, Puerto Rico, Cuba, Miami, Santander y Saint-Maló, pero García Ruiz destaca la “maravilla” que ayer la entrada en el puerto coruñés, “preciosa, una de las más bonitas que existen”.

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El 'Juan Sebastián de Elcano' ya está en A Coruña Carlos Pardellas

El barco llega con una dotación de 257 personas. De ellos, “quince o veinte”, según los oficiales, son gallegos, y 73 son guardiamarinas, alumnos que aspiran a ser oficiales de la Armada y aprenden el oficio. “Pasan mucho tiempo a bordo, navegan veinte, treinta días”, indica el comandante del buque “y aprenden a vivir y convivir en la mar”.

También a realizar las labores de un buque de madera que se cubren en gran medida de manera tradicional, con tripulantes subiendo a los palos o a la red de proa para manejar las velas. El barco se botó en 1927, pero según indica García Ruiz, está en marcha un programa de trabajos para que pueda pasar el centenario.

Entre la dotación se encuentra un maestro carpintero y uno velero para realizar reparaciones, y también algunos músicos que, según cuenta el alférez de navío Carlos Ameyugo, tocan el himno de cada puerto al que llegan, pero también canciones de Abba y Queen para animar las tardes lejos de tierra.

Aproximadamente 200 personas se concentraron ayer en el muelle de Trasatlánticos para dar la bienvenida a los marineros, mientras tocaba la banda militar de Ferrol. La tripulación, vestida con los uniformes blancos de gala, devolvió los saludos al público, en el que se encontraban que tres niñas que sostenían un cartel que rezaba Bienvenido, papá, te amamos.

Abierto sin cita previa

El horario de visitas, durante hoy y mañana, será de 10.00 a 21.45 horas, aunque, explica Ameyugo, no se vaciará el barco a esa hora si sigue habiendo gente interesada. El sábado se realizará una jura de bandera a la que acudirá el almirante de Ferrol, por lo que el horario abierto al público se restringe al periodo entre las 16.00 y 21.45 horas. El domingo el buque dejará la ciudad para dirigirse a Marín, donde dejará a los guardiamarinas. Luego la dotación continuará hasta su base de Cádiz.

Para acceder al barco no hay que pedir cita previa, sino que se irá atendiendo a la gente que llegue “por orden de fila” a medida que acudan al muelle de Trasatlánticos. Los visitantes, por motivos de seguridad y para evitar accidentes en zonas con dificultades de acceso, solo podrán pasear por la cubierta. Podrán ver desde el alcázar reservado para los guardiamarinas (aspirantes a oficiales) a la toldilla de los oficiales o el castillo de proa, donde se encuentran los cañones y la maquinaria para hacer descender el ancla.

El comandante del barco realizó ayer una visita institucional al Ayuntamiento, donde la alcaldesa, Inés Rey, lo obsequió con una réplica de la Torre de Hércules y un libro sobre la ciudad. Mientras el barco esté amarrado en los muelles, la sala de exposiciones del Palacio Municipal acogerá la muestra El viaje a la especiería de Magallanes y Elcano.

El guardiamarina Jaime López Garay

“Un día tuvimos olas de cuatro metros, y hubo que parchear una vela que se agujereó en una tormenta”

El gallego Jaime López Garay es guardiamarina en el Juan Sebastián de Elcano.

¿Es su primera navegación?

Estoy en el tercer año de la Escuela Naval Militar de Marín, y he tenido navegaciones de dos, tres semanas. Esta ha sido la más larga, salimos de Cádiz el 12 de febrero.

¿Cómo es navegar en un barco de vela y hacer sus tareas?

La vida a bordo es increíble, nunca pensé que iba a ser tan bonito. Navegar, cruzar el Atlántico a vela, estar afectados por vientos que unos días son de quince nudos, otros de sesenta... Cuando empeoran las cosas se pone más complicado, pero es muy enriquecedor.

¿Cómo es la formación?

Empezamos las clases a las 07.00, hasta la hora de comer, y luego de 16.00 a 18.00 horas. Aprendemos meteorología, a ver el tiempo que hará en próximos días, navegación, derecho marítimo, y una asignatura de la Universidad, pues también estudiamos Ingeniería Mecánica.

¿Cuántos de los 73 alumnos que hay en el buque son gallegos?

De Ferrol somos tres, hay uno de Vigo y dos de Marín. La mayoría de gente viene de Cádiz y Madrid.

¿Cómo ve la vida en la Armada?

Para vivir cerca de casa me viene muy bien [risas]. A medida que pasan los años vamos teniendo más prácticas y vemos lo bonito que es esto, y diferentes tipos de barco. En segundo fui a un barco anfibio, y en verano estuve en un barco escuela de 25 metros y recorrí toda la Península. Ahora este año y el que viene iremos a fragatas y patrulleros.

Van a estar en la ciudad hasta el domingo, tendrán algún permiso. ¿Cómo lo van a pasar?

Cuanto menos podamos pasar dentro del barco, mejor. Todos hemos reservado casas y hoteles para descansar un poco y desconectar.

Se les verá por la ciudad.

Se nos verá, se nos verá.

¿Alguna incidencia destacable?

En una tormenta se nos rifó una vela, es decir, se hizo un agujero en ella. Llevamos un maestro velero a bordo que consiguió hacerle un parche y coserla, no tuvimos que cambiarla. Un día tuvimos olas de cuatro metros y vientos bastante fuertes. Una persona estaba grabando en una banda y una ola la llevó hasta la otra. Cuando hay temporal ponemos un cabo alrededor de toda la cubierta. Tenemos que salir con arnés que llamamos línea de vida, y hay que estar agarrado todo el rato.

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