Crítica musical

Bruckner está vivo

Marcos Seoane Vilariño

Marcos Seoane Vilariño

  • Crónica musical del concierto de la Sinfónica de Galicia el viernes 10 de febrero en el Palacio de la Ópera
  • Concierto para clarinete, de Mozart, y Séptima sinfonía, de Bruckner
  • Sharon Kam, al clarinete, y Markus Stenzm, en la dirección

Esta vez solo dos móviles interrumpieron el concierto, eso sí uno de ellos en la fila 11 batió el récord al hacerlo exactamente a los tres segundos de empezar el concierto. Comenzaba el bello concierto de Mozart, obra de las más escuchadas para clarinete; ya sabemos que la música de Wolfgang es lo que podríamos llamar la radiografía de un músico. De ella podemos apreciar el color de su sonido, musicalidad, articulación, fraseos, ritmo... Y Kam dio buena muestra de ello con su clarinete di basseto, un tipo de clarinete más largo que el que acostumbramos a ver y para el que fue compuesto originalmente este concierto. Con gran teatralidad escénica, sin grandes excesos dinámicos salvo en la vuelta al tema del segundo movimiento, articulación difuminada en registro más grave, y con gran belleza de sonido, dejó una grata impresión al público, premiado con un bis de Gershwin.

Para abrir boca no estuvo mal, pero el plato fuerte se servía en la segunda parte: la séptima de Bruckner. El maestro Stenz hilvanó un comienzo que supo a gloria con esa melodía a cargo de violas y chelos sobre trémolos de violines, pasando hacia el resto de secciones de manera orgánica y sutil. Stenz se lo tomó como descorchar una buena botella de vino y dejando que la multitud de aromas brucknerianos nos llegara a todos, haciendo respirar el sonido, alimentándolo y exigiendo de manera visual qué tipo de sonoridad quería. Nada pareció al azar, tampoco preestablecido, hubo mucho de ambos adaptándose a las necesidades del momento. De gesto amplio, opulento, haciéndose ver hasta el último músico de cada sección, su amplitud fue tal que le hizo tocar los micros sobre su cabeza que graban el concierto.

Cuando un director hace sonar así a una orquesta, percibes que no todos son iguales. Que alguien comprenda así a Bruckner y sea capaz de trasmitirlo a ese nivel llegando a todos los clímax musicales con esa naturalidad está al alcance de muy pocos. Bruckner revivió, y hasta Wagner en ese segundo movimiento escrito con el pensamiento del compositor en él cobró vida.