Entrevista | Jorge Martí Cantante de La Habitación Roja. Presenta su libro ‘Canción de amor definitiva’ en Berbiriana este jueves y toca en MEGA el viernes

“Si me dejaran elegir, elegiría ser gallego”

“El público nos ha permitido ser la banda sonora de sus vidas” | “El escenario es un lugar en el que uno se siente a salvo”

Jorge Martí y Pau Roca, miembros de La Habitación Roja.   | // L. O.

Jorge Martí y Pau Roca, miembros de La Habitación Roja. | // L. O. / Ana Carro

El amor y la música definen, en parte, la vida de Jorge Martí. El líder de La Habitación Roja enseñó al mundo su universo lejos de los escenarios: su vida en Noruega, la enfermedad de su mujer y su faceta como enfermero. Pero también es el cantante de una banda que sigue girando, sacando nuevas canciones y llenando salas. Este viernes toca en formato acústico con Pau Roca en el Museo de Estrella Galicia (MEGA) y el día antes, el jueves, presentan juntos sus libros en Berbiriana: Canción de amor definitiva y Un día en la vida.

La banda tiene una larga trayectoria. ¿Habían tocado alguna vez en un museo de cerveza?

En un museo de cerveza no exactamente, pero sí que hemos tocado en la fábrica de Victoria en Málaga. También estuvimos en la fábrica de Jack Daniels en Nashville, en Estados Unidos, con Sidonie. Ahora estamos encantados de ir a Galicia. No es por hacer promoción, pero es una cerveza que nos encanta.

Y en una ciudad que ha estado presente en muchas de sus giras.

Sí. Hemos tocado en muchos sitios en A Coruña. Durante un tiempo, nuestro sello discográfico era de coruñeses. Hemos tenido una relación estrecha con la ciudad. Yo siempre digo que si me dejaran elegir, elegiría ser gallego. Tengo amistades muy cercanas ahí. Iba a Galicia de pequeño con mis padres y mis hermanos. Siempre he tenido predilección por Galicia.

Hace unos días tocaron en las Fallas de Valencia. ¿Es curioso que, como banda valenciana, esta fuera vuestra primera vez allí?

Pues sí. Es una anomalía. Fíjate, tocamos una vez en el 96 cuando ganamos el concurso de bandas de la Generalitat Valenciana. El premio fue tocar en un escenario de las Fallas, pero no era el escenario principal. En el 97 sacamos un single y en el 98 nuestro primer LP, y desde entonces nunca hemos tocado en las Fallas hasta ahora. Fue un concierto súper chulo.

Y con muchísima gente. En A Coruña también han agotado entradas. ¿El escenario sigue siendo su refugio?

Sí. Es un lugar en el que uno se siente a salvo, donde se para el tiempo, hay un chute de adrenalina y cualquier dolor que tengas se va. Te subes al escenario, empiezas a cantar y se paran todas las preocupaciones y las penas. Es como un sitio a salvo de todos los peligros. Yo creo que el escenario es también un lugar de catarsis. Cuando las cosas fluyen y funcionan, no hay ningún sobresalto. Cuando todo está bien se produce magia. Ya no hablo solo de La Habitación Roja, en general, en la música, el escenario es un sitio bastante sagrado y al que todos miramos. Es hipnótico, tiene mucho poder cautivador.

¿Qué les ha traído este tour Años Luz? Parece mentira que hace tres años estuviesen preparando la gira del 25 de aniversario y todo quedase en nada por la pandemia.

Es como una especie de vuelta a empezar, pero con toda la experiencia acumulada. Nuestra profesión, la música, no se podía poner en práctica durante la pandemia y ahora sí que podemos volver a ejercerla. Es una alegría muy grande. Es una sensación de volver a empezar. Lo valoramos doblemente porque lo habíamos perdido. Creo que también le pasa un poco al público. A lo mejor el efecto se irá diluyendo con el tiempo porque la costumbre nos acaba desgastando y nos acostumbramos a las cosas. Ha sido una especie de reseteo muy importante y lo estamos disfrutando mucho. Siempre nos ha gustado salir a tocar. Uno a veces tiene la sensación de que hacía discos para poder tocar. Aunque luego, si reflexionas, también te gusta hacer discos y componer. Es una bendición. No nos cuesta hacerlo. Muchos grupos tiran la toalla porque todo lo que conlleva la música, de repente, se convierte en algo pesado y trabajoso. Para nosotros es placer.

La parte más dura de esa historia la mostró en su libro y en un documental sobre su vida. ¿Siente ahora que la gente acude a sus conciertos con otra mentalidad?

Hay gente que me dice que ve la música y las canciones que yo escrito de una manera diferente. El libro también muestra lo que supone estar en un grupo, una carrera larga, empezar desde jovencitos en la música con toda la ilusión y, luego, todos los tejemanejes de la industria. La montaña rusa emocional que supone implicarte de una manera tan personal en una profesión como la música, además del hecho de que todo eso trasvase a las canciones y que sean una extensión de tu vida. El libro es una especie de diario. Yo creo que la música, tal como la entendemos nosotros, es una forma de vida. En muchas entrevistas nos preguntaban “¿vivís de la música?” y nosotros contestábamos: “vivimos para la música”. Y pensábamos: “ojalá la música nos devuelva todo lo que le hemos dado”. Y así ha sido. Hay mucho cariño por parte del público, que nos ha permitido ser la banda sonora de sus vidas.

Indestructibles o Ayer son himnos para muchos. ¿Qué se siente al compartir letras tan íntimas que otros aceptan como propias?

Al menos en mi caso, como compositor, hay una gran parte autobiográfica en las canciones. Parten de una experiencia personal. Son cosas que me han pasado, me pasan o creo que me van a pasar. Esas dos canciones son muy reales, muy honestas, muy de verdad. La música es una forma de autodefenderte de las cosas que te dejan huella en la vida, ya sean buenas o malas. Sí que es cierto que escribir sobre las experiencias más traumáticas o tristes ayuda a tomar cierta distancia. De repente, te das cuenta que estás cantando sobre algo que en su día te afectó muchísimo, pero has transformado ese dolor en belleza y esa belleza ha traspasado tu ámbito de acción y es adoptada por un montón de gente. Por eso la música es tan poderosa. Lo haces como una autoterapia personal, pero llega a más gente. Escribir de temas personales es el camino más corto para llegar a la gente. Lo que busca el público, a veces inconscientemente, es escuchar o leer algo y ver su vida ahí.

Hace unos días lanzaron un nuevo single, Vuelve a empezar sin mí, que quedó fuera de Años Luz II. ¿La Habitación Roja tiene muchas caras B, canciones que han quedado en el cajón?

Esta canción la grabamos en las últimas semanas que hicimos en estudio para Años Luz II y esta, por azar o por el momento, es la que quedó fuera y no la terminamos. Ahora decidimos recuperarla. La canción no está nada mal. Lo que estamos ya es en el estudio haciendo nuevas canciones y grabando un nuevo disco.

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