Entrevista | Rocío Robles Experta en Picasso, da una conferencia este miércoles en el Museo de Bellas Artes

“El ‘Guernica’ sigue de actualidad: en Irak en 2003 o ahora Ucrania”

“Tiene dimensión de monumento en el sentido de que se quiere eterno y conmemora, aunque no haya tenido una única ubicación”

La experta en Picasso y ‘Guernica’ Rocío Robles.   | // LA OPINIÓN

La experta en Picasso y ‘Guernica’ Rocío Robles. | // LA OPINIÓN / Enrique Carballo

Rocío Robles es doctora en Historia del Arte y profesora en la Complutense. Ha sido autora de artículos y comisaria de exposiciones sobre la figura de Picasso, y, en especial, sobre su cuadro Guernica. A las 20.00 horas de este miércoles hablará sobre esta obra en el Museo de Bellas Artes, en una conferencia complementaria a la muestra Picasso branco no recordo azul, organizada por la Xunta.

La charla lleva por título Guernica de Picasso: Medio, mural e monumento, y, efectivamente, el cuadro tiene dimensiones de mural.

A Picasso le encarga la embajada española una obra para participar en el pabellón español de la Exposición Internacional de París de 1937, y hay documentación de cuándo él se pone a trabajar en el lienzo de Guernica que prueba que sabe qué espacio le han reservado, y se ajusta a él. Hace un lienzo que lleva y cuelga en el pabellón en las primeras semanas de junio, poco antes de la inauguración. Los críticos, los poetas, intelectuales, amigos del círculo de Picasso, identifican inmediatamente la obra como mural, aunque no está pintado directamente en la pared, como sí hizo Miró. Y su obra no se perduró, se perdió con la destrucción del pabellón.

¿En qué sentido es mural?

En el de que se acomoda en el muro; es mural, porque, como explicaré en la conferencia, asume las cualidades y los valores que se le reconocen a una pintura mural: su valor de duración, de ser una obra que por sus dimensiones y magnitud está llamada a conmemorar algo.

Esta obra tiene dimensión histórica por sus interpretaciones.

Mi aproximación hacia Guernica no se centra en la cuestión de la interpretación del lienzo. El propio artista dejó claro que en el caso de Guernica en concreto, pero también en el de sus otras obras, él no daba ninguna indicación de cómo había que leerlas ni entenderlas. Dejaba que fuera cada uno el que leyera o se aproximara al cuadro como considerara. No quería condicionar. La parte de interpretación del cuadro forma parte del mito de Guernica. Fue tachado de ser un cuadro no válido políticamente por la ambigüedad de los elementos convocados, de la interpretación de sus figuras.

¿Cómo se construyó el mito de Guernica?

El mito del cuadro se forja en el momento en que surge su imagen, por la gente que lo vio, por el lugar que ocupa dentro del pabellón de España... Y por su historia posterior, en exposiciones artísticas y recaudatorias de apoyo a la República. Conviven simultáneamente, en esta obra su naturaleza de obra política y obra de Picasso, sin ser incompatibles.

Hablará también del Guernica como medio. ¿En qué sentido?

Como soporte, ya no solamente de mensajes, que vienen dados por aquel que lee el cuadro, y también en el sentido de mural-medio: cómo e cuadro se ha reproducido total o parcialmente como pancarta, pegatina, tapiz, etcétera.

¿Por qué los extractos de Guernica son tan populares?

En 1939 el cuadro llega a Nueva York, primero como parte de una exposición itinerante de ayuda al pueblo español, y en noviembre está en la primera exposición antológica de Picasso. Ahí empieza la vida de Guernica, se le otorga el valor de una obra clave para entender su tiempo. Es el contexto en el que surge Guernica el que le otorga ese valor de obra clave desde la que entender el siglo XX. Es interpretada inmediatamente como la imagen que mejor concentra, según dicen los contemporáneos, la violencia y los desastres de la Guerra Civil española

¿En qué sentido se refiere a Guernica como monumento?

Como algo que conmemora y que se quiere eterno, indestructible, que perdure. Se ve en la propia historia de Guernica, desde noviembre de 1937: el cuadro no desaparece con el pabellón de la Exposición Internacional. Es un monumento que no ha tenido una ubicación única pero que siempre ha emergido con ese valor de recuerdo, homenaje, conmemoración. El cuadro ha mantenido ese valor, ese carácter, de representación, que se le otorga en el año 1937. Allí donde ha sido presentado, donde ha sido expuesto, sin restar ningún valor, siempre añadiendo.

¿Cómo ve el futuro de la obra? ¿Será tan icónico en el siglo XXI como lo ha sido en el XX?

Llevamos casi un cuarto de siglo XXI y creo que sigue de actualidad. Hay interés en el cuadro y tiene reclamo en guerras actuales: en 2003 en Irak, hace un par de años en Chile, actualmente con Ucrania... El cuadro sigue moviendo, está dentro del imaginario contemporáneo.

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