Un “veneno” que dura 25 años

El grupo teatral CasaHamlet, fundado por Santiago Fernández y Manuel Lourenzo, celebra con una obra colectiva su cuarto de siglo de adicción a la interpretación

Fernández y Lourenzo, primero y segundo por la izquierda sentados, ayer en CasaHamlet. |   // LA OPINIÓN

Fernández y Lourenzo, primero y segundo por la izquierda sentados, ayer en CasaHamlet. | // LA OPINIÓN / R. D. Rodríguez

No hay antídoto contra el veneno del teatro. Una vez dentro, te invade y no te suelta. Con 15 años, la magia de las tablas “envenenó” a Santiago Fernández. Contagiado con el mismo efecto ya estaba Manuel Lourenzo, mayor que él, y cuando ambos se hicieron amigos en la facultad de Magisterio volcaron toda su fiebre teatral en los escenarios que llevaban tiempo pisando, en grupos de actores y distintos proyectos creativos (Teatro Circo, Escola Dramática Galega). Los dos, años después, fueron la “columna vertebral” de CasaHamlet, grupo que ha cumplido 25 años de actividad centrada en la formación de actores y en la divulgación del arte teatral. Lo celebraron con la representación de la obra colectiva Macedonias, en CasaHamlet, cómo no.

Ahora Manuel “está más pasivo, está escribiendo” y Santiago “algo más activo, dando charlas y clases de teatro y doblaje”, cuenta Fernández dos horas antes de la función de celebración, que reúne textos de distintos autores y alumnos centrados en la guerra y en las relaciones humanas. Confiesa el cofundador de CasaHamlet que ahora, como hace 25 años, “goza” con lo que hace, que no deja de ser “un servicio a la sociedad”, el de transmitir los conocimientos de un arte mayúsculo que requiere interpretaciones “muy complicadas” en las que “el cuerpo conecta con el espíritu”.

“El teatro es la capacidad de entender el alma humana con una perspectiva mucho más amplia”, expone Santiago Fernández, no muy dado a poner nombre a sus referentes de inspiración y sí ser cauto con la mitomanía. “Mis grandes del teatro y del cine son aquellos actores que transmiten la verdad y están mintiendo, los que te crees cuando mienten, los que actúan sin actuar”.

Miles de niños, adolescentes y adultos han pasado en este cuarto de siglo por las aulas de CasaHamlet cada año. Algunos lo dejaron porque no encontraron vocación en la interpretación, otros continuaron actuando hasta consolidarse en la profesión participando años después en doblajes, series de televisión y películas, en papeles secundarios o principales. Fernández utiliza otro símil para explicar su trabajo como maestro de interpretación: “Eres un vampiro, trabajas con gente joven y le chupas la sangre para recibir la vitalidad que tiene”. Al profesor le fascina que pase el tiempo y se siga interpretando a los clásicos, a Calderón de la Barca y William Shakespeare, con obras que mantienen mensajes actuales aunque tengan “envoltorios distintos”.

CasaHamlet tuvo fiesta ayer, con Lourenzo entre el público y Fernández al frente de la obra representada. El grupo, el teatro en la ciudad, tienen más vida por delante.