Pendientes del corazón desde el feto en A Coruña

La Unidad de Cardiopatías Congénitas del Chuac cumple 25 años tratando las enfermedades cardíacas incluso antes del nacimiento del paciente y convertida en una referencia nacional

El coordinador de la unidad, Fernando Rueda, ayer en el Chuac.

El coordinador de la unidad, Fernando Rueda, ayer en el Chuac. / LOC

El Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (Chuac) creó en 1998 la Unidad de Cardiopatías Congénitas para abordar con un equipo multidisciplinar las enfermedades causadas por las alteraciones de la estructura del corazón antes del nacimiento de una persona. Veinticinco años después, este equipo —formado por profesionales de Pediatría, Cardiología y Cirugía Cardíaca— ha realizado más de 2.500 intervenciones quirúrgicas, con una media anual en la actualidad que supera el centenar, cifra que también se alcanza con los cateterismos. La unidad sumó además 35.290 consultas infantiles y pediátricas durante los últimos doce años.

El hospital coruñés conmemoró este viernes este aniversario con un acto al que asistió el conselleiro de Sanidade, Julio García Comesaña, quien destacó que la especialización conseguida por la unidad hace que el Chuac sea un centro de referencia autonómica y nacional en el tratamiento de las cardiopatías congénitas.

“Hace 25 años nada era igual que ahora”, explica Fernando Rueda, coordinador de la unidad, sobre el cambio producido en su trabajo desde la fecha de su creación. A pesar de los grandes avances tecnológicos experimentados en este periodo, destaca que su forma de trabajar no cambiado, ya que los profesionales “buscan los problemas, los discuten y establecen un plan seguimiento individualizado para la patología con los máximos recursos que hay en toda la unidad”. Según detalla, “lo que ha cambiado son los tiempos, las formas de tratamiento y los diagnósticos, pero la filosofía de trabajo basada en el paciente no lo ha hecho”.

“Como profesionales siempre queremos que nos den el mejor equipo en cada momento tanto para diagnóstico como para tratamiento, pero no podemos comparar lo que hacemos ahora con lo que se hacía hace 25 años en cuanto a equipamiento”, advierte Rueda, quien señala que en los inicios de la unidad “se hacía un esfuerzo importante porque tuviéramos la máxima dotación de medios” que hoy en día se mantiene. Con todo, admite: “A nosotros siempre nos va a parecer que necesitamos más, porque no queremos ser conformistas”.

Sobre la evolución del trabajo en la unidad, pone de relieve que “hace 25 años no se trataban las cardiopatías congénitas en la vida fetal y ahora la mayoría de nuestros pacientes están controlados o tratados desde ella”, a lo que añade que “hace treinta años mucha gente fallecía por estas enfermedades”, mientras que ahora llegan a la edad adulta como pacientes de la unidad. Rueda destaca además que estas enfermedades son minoritarias y que, al afectar a menores, “generan en las familias un nivel de ansiedad mucho mayor que hay que tener siempre en cuenta, ya que cuando un niño enferma afecta a todo el entorno familiar de una forma muy superior a cuando lo hace un adulto”.

El Chuac dispone de becas financiadas por la Fundación María José Jove para financiar la formación del personal de la unidad, actividad que su coordinador califica de fundamental porque “una persona que se quiera dedicar a esto necesita un periodo mínimo de formación de dos años al margen de su especialidad. Esto hace que sus miembros sean de “un altísimo nivel” y que tras abandonar este hospital ocupa “puestos de alta responsabilidad dentro y fuera de España”.

Entre los avances logrados durante estos 25 años, Rueda menciona el desarrollo de las tecnologías de la imagen y de las asistencias ventriculares, de los que dice que han permitido facilitar la toma de decisiones y sacar adelante a pacientes a los que antes era imposible. Pero, por encima de todo, cita “el desarrollo del trabajo en red con compañeros de otros hospitales de Galicia, de forma que pueda moverse la información sin necesidad de que el paciente nos la traiga”, lo que considera como “el hito más importante de estos años”.

Las condiciones impuestas por la pandemia favorecieron que se pusieran en marcha sistemas de trabajo en equipo entre los hospitales, pero también califica de decisivo “el factor humano, la buena relación entre el personal de distintos hospitales, trabajar en una línea común y olvidarnos de los mal llamados localismos”.

Los retos de la unidad para el futuro son “consolidar el trabajo en red y aumentar el nivel de la formación continuada porque, a pesar de que se tenga una preparación muy buena, la medicina no para”. También ve como “apasionante” el papel que jugará la genética en este campo médico porque “se van a poder solucionar muchos problemas actuales”, aunque por el momento se está ordenando la información necesaria para iniciar el desarrollo de nuevas líneas de investigación en cardiopatías congénitas.