Para hacer accesibles las olas

La iniciativa ‘Surf para muy capacitados’ permitió a personas con distintas discapacidades adentrarse en la disciplina con motivo del Día do Deporte na Rúa

Voluntarios y participantes en la actividad ‘Surf para muy capacitados’.   | // JAVIER COROMINAS

Voluntarios y participantes en la actividad ‘Surf para muy capacitados’. | // JAVIER COROMINAS / Marta OTero Mayán

Las olas no conocen las limitaciones. Quien las visita sobre una tabla, tampoco debería sufrir por las barreras. La iniciativa Surf para muy capacitados propició, con motivo del día del deporte en la calle, que personas con distintos tipos de discapacidad, usuarias de entidades como Aspronaga o la Fundación María José Jove, pudiesen sumergirse sin obstáculos en este deporte de la mano de la Federación Galega de Surf y el club de surf Lobos de Mar, que se afanaron en buscar la manera de que nadie se quedase fuera del agua.

“La adaptación del surf consiste en el apoyo de un monitor y de buscar la forma más adecuada de deslizarse en las olas en función de las capacidades de cada persona. Las hay que no son capaces de dar un salto y ponerse de pie en la tabla, otras que no pueden usar los brazos para remar y se impulsan balanceándose, personas invidentes que nadan perfectamente y necesitan apoyo con los tiempos del recorrido...”, cuenta el surfista Daniel Souto, que se encargó de coordinar un bautismo de surf que difícilmente olvidarán sus participantes.

Él mismo, tras décadas sobre la tabla, tuvo que volver a reencontrarse con el deporte desde otro prisma tras perder parcialmente la vista debido a un tratamiento por una enfermedad. Desde que recibió autorización para volver al agua no ha parado de hacerlo, tanto en competiciones, en las que se ha alzado ya con algunos primeros puestos, como en iniciativas como Surf para muy capacitados, con la que persigue el objetivo de enganchar a nuevos públicos a una disciplina hacia la que a priori podrían sentir algún reparo. “Hay muchas personas que quieren probar pero se echan atrás, y esta es una manera de que den el primer paso, porque no tienen que disputar las olas con nadie porque tienen toda la playa para ellos. La gente estaba súper motivada”, cuenta Souto. La actividad, que contó con el apoyo del Concello y de otras personas voluntarias, cubrió todos los pasos previos a meterse al agua: de los ejercicios de estiramientos para preparar el cuerpo a las nociones teóricas indispensables para lanzarse al mar y empezar a remar las olas.

Tras formar grupos en función de la motricidad de cada participante y enfundarse en los neoprenos o los productos de apoyo que cada uno requiriese, los usuarios se lanzaron al agua sin vacilación. Al final, el número de participantes en la actividad superó la treintena, con, incluso, alguna incorporación de última hora que no pudo resistirse a probar. La mayoría repetiría. “Luego no había quien los sacara del agua. Incluso había una señora de Caracas que se acercó por ahí, preguntó qué era y nos comentó que su sueño era hacer surf. Pidió participar y no tardó nada en retirarse su pierna artificial y unirse al evento. Los gritos de alegría eran tremendos”, cuenta Souto, que asegura que la intención, dado el éxito, es repetir la actividad, al menos, una vez al año.