Promotores y arquitectos reclaman cambios de gestión y más personal para agilizar las licencias

La Federación Galega de Empresas Inmobiliarias apunta que la media de su tramitación en A Coruña bajó de diez a nueve meses en un año

Urbanismo considera que las mejoras organizativas que introdujo surten efecto

Edificio en construcción en el barrio de Xuxán. |   // CARLOS PARDELLAS

Edificio en construcción en el barrio de Xuxán. | // CARLOS PARDELLAS / José Manuel Gutiérrez

El periodo medio de espera por una licencia de obra en el municipio de A Coruña este año es de nueve meses, según la Federación de Empresas Inmobiliarias de Galicia, que en 2022 había establecido ese plazo en un mes más. “Para nosotros es imperceptible, no hemos notado ninguna mejoría en los plazos de la concesión de licencias y las empresas promotoras siguen estando muy preocupadas”, señala Juan José Yáñez, secretario general de la Asociación Provincial de Promotores Inmobiliarios de A Coruña (Aproinco) y de la Federación de Promotores de Edificación y Suelo de Galicia (Feproga), quien propone cambios en la gestión de estos permisos para lograr que se acorten los plazos.

Ruth Varela, presidenta de la delegación coruñesa del Colegio de Arquitectos de Galicia, considera que no puede establecerse una media del tiempo que se tarda en obtener una licencia debido a las diferencias que presenta cada proyecto y recuerda que una encuesta realizada por el Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España entre 3.000 técnicos de la Administración sobre este asunto reveló que la primera causa “es que no hay técnicos suficientes porque los ayuntamientos están infradotados”. “El de A Coruña quizás necesitaría tener diez veces más técnicos de los que tiene”, afirma.

“Desde el año 2019 estamos haciendo un esfuerzo especial por tener una Administración más ágil y por facilitar las inversiones privadas en la ciudad que dependan de licencias municipales”, señala el concejal de Urbanismo, Francisco Dinís Díaz. “Las estadísticas demuestran que cada año mejoramos y estamos a la cabeza en Galicia entre las grandes ciudades”, añade sobre los plazos de las licencias. También apunta que las mejoras organizativas introducidas en su departamento “están dando sus frutos” porque hay más obras que se pueden tramitar por comunicación previa, así como proyectos de ejecución mediante una declaración responsable, mientras que la licencia de primera ocupación pasará a darse mediante comunicación previa “para evitar a las personas esperas innecesarias”.

Sobre este último aspecto, Yáñez explica que se debe a una ley que entró en vigor el 1 de enero y que los promotores exigían desde 2016. “Han tenido que adoptarla para evitar que las cosas se eternicen, como en un edificio completamente terminado en A Coruña que estuvo esperando más de un año por esta licencia”. También destaca que a algunos técnicos municipales este cambio “no les ha gustado nada porque creen que va a generar inseguridad jurídica y que hay que hacer las cosas más despacio”, a lo que replica que “la agilidad no va en contra de la legalidad”. El portavoz de los promotores recuerda que la Ley del Suelo de Galicia fija un plazo de tres meses para resolver un expediente de licencia de obras, pero que “hay casos que rozan los dos años”, mientras que en Portugal la media de espera es de tan solo quince días.

Ruth Varela se felicita por la próxima incorporación al departamento de Urbanismo de once nuevos técnicos, ya que considera que el problema en la Administración es la reposición del personal. “Los sindicatos siempre dicen que no se hace una previsión de mantenimiento de los puestos de trabajo y que solo cuando explota el problema vuelve a abrirse la contratación después de mucho tiempo”, comenta la representante de los arquitectos coruñeses. También advierte que hay ayuntamientos “con poco personal capacitado para resolver expedientes difíciles” y que en ocasiones hay que esperar a que esa persona esté disponible para efectuar un trámite determinado.

“No entendemos por qué hay que presentar los proyectos por vía electrónica y a veces se tardan meses en pedir aclaraciones, por qué no se hace al cabo de una semana,”, se lamenta Yáñez, quien reclama que se implante “un sistema de consulta rápida y de flujo de información entre un lado y el otro”. Según dice, hay empresas integradas en Aproinco “que llevan casi dos años esperando una licencia”, de las que dice que cada varios meses se les llama para advertirles de que no coinciden algunos datos.

Varela atribuye parte del problema de la demora en las licencias a que los proyectos que se desarrollan en el casco histórico “necesitan una supervisión mayor”, mientras que en los que influyen normativas de otras administraciones se ven afectados por la aparición de “tiempos muertos y la falta de coordinación”. La portavoz de los arquitectos pone de relieve además que algunos proyectos suman más de 2.000 páginas de documentación y que este volumen hace que sea fácil revisarlos.

“Sin duda que puede agilizar los procesos, hemos pedido varias veces que los arquitectos y jurídicos del Concello se reunieran con los arquitectos de las promotoras para que defendieran sus proyectos y respondieran a las dudas”, indica el secretario general de Aproinco, quien rechaza que la comunicación entre ambas partes tenga que realizarse mediante correos electrónicos que se envían cada varios meses.

“Los deseos son estupendos”, comenta Varela sobre esta propuesta, de la que dice que “sería posible si hubiera más técnicos”. Añade que las dudas surgen además en los proyectos más complejos y que los técnicos más expertos “son los que están más bloqueados porque son los que tienen más responsabilidad y no pueden estar dos horas resolviendo dudas de un arquitecto”.

La delegada del colegio advierte también de que “la responsabilidad de conceder una licencia es muy grande porque las consecuencias pueden ser muy graves”, de forma que entiende que “los técnicos tienen que tener seguridad de que están haciendo las cosas bien”. Alerta de que “si se concede mal una licencia, el coste para el Concello es altísimo, y por eso no se quiere coger las manos”.

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