Zarzuela de un gallego para ‘Luces de Bohemia’

El compositor Juan Durán pone música a la obra de Ramón María del Valle-Inclán con adaptación del texto del exconcejal y exconselleiro José Luis Méndez Romeu

Zarzuela de un gallego para 'Luces de Bohemia'

Zarzuela de un gallego para 'Luces de Bohemia'

Marcos Seoane Vilariño

Marcos Seoane Vilariño

Me cito con el compositor Juan Durán en una céntrica cafetería de nuestra ciudad a la que llega risueño con paso decidido y muy puntual. Es sentarse y arranca a hablar con ganas, por lo que me apresuro a poner la grabadora en marcha intuyendo la necesidad de escuchar varias veces esta conversación, que se antoja larga a la par que interesante. De los creadores, sean compositores, pintores o escritores, me atraen el lugar, o más bien el habitáculo en sí donde recogen y plasman todo lo que surge en su cerebro. “No soy de rutinas o lugares específicos. Cualquier sitio es bueno cuando estoy componiendo. Sigo componiendo como empecé, con el piano, papel pautado, lápiz y goma. Solo después incorporo el ordenador, que, cuando empecé, obviamente no existía”. Lo dice quien compuso su primera obra en papel a los catorce años y casi cuarenta después acaba de componer la zarzuela Luces de Bohemia, basada en la obra teatral de Valle-Inclán con la adaptación al texto de José Luis Méndez Romeu.

Zarzuela de un gallego para ‘Luces de Bohemia’

Zarzuela de un gallego para ‘Luces de Bohemia’ / Marcos Seoane Vilariño

¿Cómo surge la idea de musicar Luces de Bohemia?

Yo la había leído cuando tenía veinte años y no había captado la esencia de la obra hasta el año pasado, cuando la releí tras leer el libro de Méndez Romeu resultado de su tesis doctoral sobre Valle-Inclán y la ópera en la que hace un estudio pormenorizado de las once óperas compuestas a partir de textos de Valle-Inclán. Es en esta relectura en la que capté su esencia y me encontré con que ahí había una zarzuela. Es ahí cuando se lo comento a Méndez, que me corrobora que Zamora Vicente, en su estudio crítico, afirma que la obra está impregnada del género chico. Es en esta conversación en la que le expongo mis ideas y como yo lo veía, e inmediatamente nos pusimos a trabajar en el proyecto.

¿Por qué es original esta obra de Valle-Inclán?

Porque nunca antes se había hecho una zarzuela sobre textos de Valle-Inclán y después porque el texto que los valleinclanianos consideran precursor del esperpento sea Luces de Bohemia y probablemente la obra más representativa de Valle nunca hubiera sido puesta en música, así como Divinas Palabras lo había sido por García Abril y por Rogelio Groba. Es cierto que había inconvenientes para que quizás nadie lo abordara antes: una cantidad enorme de escenas, una cantidad enorme de personajes, una abundancia de personajes masculinos, la ausencia de un coro... Pero todas esas dificultades nos parecieron un reto y las resolvimos con solvencia.

Por tu trayectoria pareces estar más cómodo en obras en las que la palabra predomine sobre la música (eterno dilema en las querelles, en la que el texto predomina sobre la música o viceversa). ¿Es por ello por lo que quizás has pensado en una zarzuela?

Es cierto que para mí la palabra está supeditada a la música. Por ejemplo, ¿por qué conocemos Negra Sombra? Porque alguien le puso música y la cantó, y lo que cantamos no lo olvidamos y se va transmitiendo de generación en generación. Cuando estábamos en el colegio, aprendíamos la geografía y las matemáticas cantando o hemos aprendido poemas o mismo la obra de Rosalía de Castro porque Amancio Prada la musicó. Ello hace que la música le dé una vertiente más emocional al texto, como en Luces de Bohemia. Pero fíjate que el término zarzuela debería verse como un concepto más amplio. Si repasas las zarzuelas más famosas, los compositores no las denominaron en su momento zarzuela. Pablo Sorozábal nunca denominó zarzuelas a sus obras. La tabernera del puerto es un drama marinero; Katiuska es una opereta; La del manojo de rosas” es un sainete lírico; Adios a la bohemia es una ópera chica; a La Gran Vía Chueca la llama revista callejera... Eran muy creativos en sus denominaciones y, de hecho, a este Luces de Bohemia lo denominamos Esperpento Lírico.

¿Cómo es Luces de Bohemia? ¿Será divertida y atrayente para el público?

Sin ninguna duda, porque he cogido una serie de danzas típicas españolas de ese Madrid que dibuja Valle de la calle. El público se encontrará con un chotis, una habanera, un pasodoble, una rumba, una jota... y eso sitúa al oyente en la atmósfera que yo quiero crear. Por ejemplo, la escena de Max Estrella con las prostitutas en la calle, cuando se acercan y empieza ese coqueteo de La Lunares ofreciéndole sus servicios, va sobre el acompañamiento de un Chotis. Entonces, la chulapona, insinuándose a Max, tiene muchísimo efecto. O cuando entran en la taberna de Picalagartos, la camarera Enriqueta “la pisa bien”, se contornea sobre un aire de rumba, y utilicé una Habanera lenta cuando Max y Don Latino van paseando por la calle.

¿Cuando compones visualizas tus ideas sobre un determinado instrumento o una voz determinada?

Sí, me ayuda mucho a encontrar lo tangible pensando en una voz determinada. Pero cuando es música cantada, lo primero en lo que pienso es en la línea vocal, y el acompañamiento pasa a estar en un segundo plano. Ahí tenemos el contraste entre Wagner y Verdi y creo que, en ese sentido, marcan dos maneras de entender la ópera. Y, evidentemente, por naturaleza tiro por la parte italiana o sea, la línea cantada y el acompañamiento supeditado a la voz.

Cerramos la entrevista hablando sobre cómo es la vida de un compositor en la época actual y de que “ahora el reto es estrenar Luces de Bohemia, ya que no requiere de un gran presupuesto sino de la voluntad de los programadores. Y estoy seguro de que gustará y divertirá al oyente”, asegura Juan Durán.

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