Barcas, tortugas y medio siglo de navegación altruista

Salvamento Marítimo de Cruz Roja incorpora un mural colectivo que recuerda que el servicio de voluntariado es una “gran familia”

“La satisfacción más grande se da cuando sacas a alguien vivo del agua: ves sus ojos y... No hace falta decir nada”, cuenta Román Paz, responsable de la base de Salvamento Marítimo que tiene Cruz Roja en el muelle de As Ánimas, sobre la actividad de los voluntarios del servicio, que llevan más de medio siglo asumiendo una labor altruista que previene y palia las tragedias del mar. Un esfuerzo que no siempre se conoce, porque “trabajamos en el medio del mar, y no se nos ve, pero teníamos ganas de enseñar a la ciudad lo que hacemos”. Para eso, explica Paz, han pintado un mural colectivo en la fachada de su sede, que, ya terminado, resume en sus pinturas de barcos históricos y tortugas rescatadas el “trocito de historia” de cada voluntario.

La historia de Salvamento Marítimo empieza con una tragedia, la del pesquero La Isla, que se hundió con catorce víctimas en 1970 en las proximidades de la Torre y que desencadenó que, al año siguiente, el Gobierno Civil y la Cruz Roja creasen la base de salvamento coruñesa. Pero Paz, que lleva 34 años en Cruz Roja y la mitad den el servicio marítimo, indica que “no queríamos plasmar las tragedias, como el Mar Egeo, aunque han sido muchas”, sino mirar “en positivo”, hacia las victorias y satisfacciones del voluntariado. “Cuando sales a trabajar al mar, un medio hostil, la unión que se forja es muy grande, y más cuando lo haces porque quieres: somos una gran familia”, resume.

Un mural para el servicio de Salvamento Marítimo de Cruz Roja en A Coruña

Un mural para el servicio de Salvamento Marítimo de Cruz Roja en A Coruña / Víctor Echave

El diseño y la ejecución del mural fue un trabajo colectivo de los voluntarios del servicio y de otros departamentos de Cruz Roja, según cuenta el artista que lo coordinó, David Brey, alias Doctor Toy. Brey, especializado en murales, calcula que algún día llegó a haber “treinta o cuarenta personas” pintando en la pared de la sede de Salvamento, y explica que la obra narra la “evolución” del servicio. Partiendo de la parte izquierda, indica, se van contemplando desde “los barcos antiguos hasta la flota actual”, con vehículos de apoyo como el helicóptero Helimer o “elementos simbólicos” como la baliza que emplea el servicio.

En el caso de Román Paz, el dibujo al que tiene más cariño es “la embarcación más pequeña”, la Condesa Pardo Bazán, en la que ha trabajado, aunque indica que “no destacaría un solo punto” pues la obra pretende recopilar las experiencias de todos los voluntarios y todas las figuras “se tienen que ver en conjunto”.

Un mural para el servicio de Salvamento Marítimo de Cruz Roja en A Coruña

Un mural para el servicio de Salvamento Marítimo de Cruz Roja en A Coruña / Víctor Echave

Entre ellas está la Blanca Quiroga, una lancha de Salvamento Marítimo que entró en servicio en A Coruña en 1973 y que, durante sus 29 años en activo, participó en la respuesta a catástrofes como las de los petroleros Urquiola o Mar Egeo. Un antiguo jefe de Salvamento Marítimo, Carlos Reyes, la definió como “una gran heroína”. Actualmente, la barca “está situada como elemento escultórico en el parque de Bens”, señala Brey.

También se aprecia el dibujo de un ejemplar de tortuga laúd, “la más grande de todas las tortugas”, que apareció atrapada en las cercanías de la Torre de Hércules y a la que los voluntarios de Salvamento Marítimo “tuvieron que liberar de varias redes”, indica Doctor Toy, y el mural incluye mapas de las áreas de actuación del servicio.

Un mural para el servicio de Salvamento Marítimo de Cruz Roja en A Coruña

Un mural para el servicio de Salvamento Marítimo de Cruz Roja en A Coruña / Víctor Echave

Brey, especializado en arte urbano, vive actualmente a caballo entre Barcelona y la República Checa por cuestiones de trabajo, pero se crió en A Coruña hasta los 18 años. Su familia, explica, sigue aquí, y tiene una “larga” relación con Cruz Roja, circunstancias de las que surgió la “colaboración” para la obra.

“Mi metodología de trabajo es por consenso”, explica Brey, por lo que primero recopiló imágenes que aportaron los usuarios y voluntarios de Cruz Roja y que incluyen los “barcos más emblemáticos” y los elementos “más simbólicos”. Después propuso varias composiciones, bajo la filosofía de que se trata de un “mural participativo” en el que los miembros de la ONG aportaron sus ideas, pintaron y expresaron sus “vivencias personales e históricas”.

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