Entrevista | Natalia Monje Periodista e historiadora, publica ‘Los santos salvajes’

“Los territorios y las culturas pueden tener traumas y ocultarlos debajo de la alfombra”

“La gente comparte conmigo cosas muy mágicas. Una persona me dijo que su abuela se encontró con la Santa Compaña en Pérez Cepeda”

Natalia Monje, con su libro.   | // CASTELEIRO/ROLLER AGENCIA

Natalia Monje, con su libro. | // CASTELEIRO/ROLLER AGENCIA / ana carro

Los santos salvajes es la primera novela de la periodista coruñesa e historiadora Natalia Monje, también colaboradora de Cuarto Milenio, que ha elegido una trama antropológica con toques de folk horror para hablar sobre la construcción del enemigo y del miedo. Presenta el libro el día 16 a las siete de la tarde en la Fnac.

Esta es su primera novela. ¿Tenía claro lo que quería contar? ¿De dónde vino esta historia?

A mí me gusta escribir sobre lo que me emociona. Pero también es cierto que los principales temas ya estaban como un poco sugeridos en el anterior libro que escribí, que era un ensayo, sobre personajes que históricamente habían causado las grandes olas de terror en la sociedad española desde el siglo XVI hasta la actualidad. Toda esta idea de la construcción del enemigo, de cómo cada sociedad crea su idea de lo que es monstruoso, de quién es el monstruo y lo señala y lo excluye, y lo mantiene ahí en la oscuridad, pues todo eso está en esta novela más desarrollado. Pero además de eso reúno un montón de temas que a lo largo de mi trabajo, también como investigadora, fui descubriendo y que poco a poco, durante el proceso de escritura de la novela, como que iban encajando.

¿Cómo encuentra ese vínculo entre varios temas que parecían desconectados entre sí?

Había un tema general sobre lo que quería escribir, que trata sobre cómo cambios en el clima y en la naturaleza condicionan cambios en las mentalidades y en las creencias. Y, a su vez, esas mentalidades y creencias, aunque puedan parecer mágicas, generan consecuencias tangibles en la vida real. Todo eso fue alimentando un montón de historias, muchas reales que están documentadas y muchas otras fabuladas.

¿Sabía que la historia tenía que suceder entre Galicia y Portugal?

A mí me gusta escribir de lo que conozco. Yo admiro mucho a los escritores que son capaces, desde una montaña de los Pirineos, de escribir sobre un neurocirujano de Nueva York, pero yo no soy capaz. Y creo que escribo mucho mejor cuando lo que escribo me emociona y me toca. Aunque es cierto que hay más localizaciones porque hay una conexión con una historia sucedida en el siglo XVII, en Aragón, que terminó de una forma muy misteriosa y que envuelve un personaje histórico que existió de verdad. Lo que hice fue buscar localizaciones como si fuese para un reportaje en televisión o para una película. Viajé mucho por Galicia porque me parecía el escenario perfecto.

Ese lado oscuro tiene tintes de folk horror, ¿cómo define este género?

En la definición clásica, el folk horror es un subgénero dentro del terror que contempla unas características como que la acción se desarrolla en un entorno rural, y que implica a comunidades de vecinos que mantienen determinados rituales normalmente paganos y que se mantienen como una oscuridad. Entonces llega una persona incauta, normalmente de la ciudad, y sin quererlo ni saber muy bien cómo se ve envuelta en estas tramas oscuras. Un ejemplo de este auge del folk horror es Midsommar. Así, Los santos salvajes es thriller, es suspense, tiene mucho humor también, y terror.

Sobre ese auge, ¿a qué lo atribuye? ¿Por qué atrae el terror?

Yo creo que el terror conecta muchísimo. Las emociones conectan y el terror es una emoción que conecta mucho. Hasta nos genera sentimientos contradictorios. Es como cuando ves una película de miedo y te tapas los ojos, pero miras igual. Sobre esto, la literatura gallega tiene una larga historia. Emilia Pardo Bazán escribía terror. O Wenceslao Fernández Flórez, que escribió cuentos de terror maravillosos. Ahora tenemos a Mariana Enriquez, que es casi una rockstar. El tema es que el monstruo realmente es la encarnación del trauma, y esto en el cine se ve muchísimo. Y no solo las personas, los territorios y las culturas también pueden tener traumas. Muchas veces se ocultan debajo de la alfombra, pero el trauma hay que asumirlo y enfrentarlo para poder superarlo.

Galicia es casi una especialista en eso.

Sí. A mí me sorprende mucho cuando voy a dar una charla y hay gente que me comparte cosas muy mágicas. Como una persona que me dijo que su abuela se encontró con la Santa Compaña en la calle Pérez Cepeda en A Coruña. Yo he hecho mucha recogida histórica con personas mayores en pueblos de Galicia, yendo a buscar directamente pervivencias de la brujería y de la creencia en el demonio y esto te lo encuentras en diálogos que están en el libro. En la novela hay un antropólogo, un periodista, una chica que desea ser streamer, un trabajador social, un ermitaño, y todos están unidos por ese amor por contar historias.

¿Necesitaba mostrar también esa faceta suya de periodista?

Yo creo que un periodista es un personaje fetén para cualquier trama. Las personas que hemos trabajado en prensa tenemos que hablar de cualquier tema y me venía muy bien para la trama una persona que manejase las técnicas de investigación. Quería escaparme de la idea de la novela negra, del inspector y del policía, porque creo que hay otras formas de investigar. Aquí los personajes investigan desde la investigación antropológica, desde la investigación periodística, incluso desde la investigación que puede hacer un trabajador social. Entonces, bueno, un periodista era útil también porque yo manejo las técnicas de periodismo, entonces puedo hacerlo más realista.

¿Ha guardado algo para una segunda novela?

Sí. Tengo que decir que me ha encantado escribir ficción. Llevo dos años trabajando en esta novela, hay muchísima documentación, y todo este proceso de construir la estructura quizá fue lo más complejo. Me ha parecido fabuloso. Quiero seguir contando historias, que es lo que me gusta hacer. Me gustaría seguir explorando temas que a lo mejor aparecen aquí un poco sugeridos, pero que creo que dan para otro tipo de tramas, como esa conexión del pensamiento mágico y el pensamiento racional. Me interesa mucho también la creación de interpretaciones falsas de la historia, la reestructura de los recuerdos y la implantación de falsos recuerdos.

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