Agente Tutor en A Coruña: “Los policías no reñimos al menor, lo ayudamos”

La unidad Agente Tutor del 092, premiada por sus buenas prácticas y a punto de cumplir diez años, resalta el valor de la “empatía” con los niños y adolescentes que les comunican sus problemas

Los policías del programa Agente Tutor del 092 Nerea Regueiro, Silvia Vázquez, Jesús Rial San Isidro y Juan Campos delante del cuartel de la Policía Local.   | // CARLOS PARDELLAS

Los policías del programa Agente Tutor del 092 Nerea Regueiro, Silvia Vázquez, Jesús Rial San Isidro y Juan Campos delante del cuartel de la Policía Local. | // CARLOS PARDELLAS / R. D. Rodríguez

Este año cumplirá una década el servicio Agente Tutor de la Policía Local de A Coruña. Diez años de atención, escucha, vigilancia y, sobre todo, ayuda a los menores en sus ámbitos escolar y familiar (también personal) que acaban de ser reconocidos con la Cruz al Mérito Policial en los Premios Nacionales a las Buenas Prácticas del Programa Marco Agente Tutor. La unidad coruñesa ha sido pionera en Galicia y desde su creación se ha convertido en una referencia en la gestión de los conflictos que tienen como protagonistas a niños y adolescentes en sus centros de enseñanza, en sus respectivos ambientes domésticos e incluso en sus relaciones sociales. “No somos el coco, no somos el policía que te va a reñir o a enderezar. Queremos empatizar contigo, escucharte, comprender tus problemas y, lo más importante, ayudarte”.

Esta idea la recalcan cinco efectivos de la unidad Agente Tutor en el cuartel de la calle Orillamar. Los cinco son padres o madres, los cinco fueron adolescentes, como recalcan para “identificarse” con los menores a los que tratan. Son cinco agentes pero el premio nacional es para el servicio en conjunto: el mes pasado fueron a recogerlo a Madrid el oficial César Luis Castro y los agentes Jesús Rial, Fabiana Salgueiro, Paula López y Lucía Crespo, pero la mayoría han cambiado de servicio; hoy solo Rial continúa en la unidad y ahora tiene a otros compañeros, entre ellos Nerea Regueiro, Silvia Vázquez, Toño Cardezo y Juan Campos.

“El boca a boca ha corrido mucho estos años y el agente tutor trasciende al ámbito escolar, que es donde empezó, con las típicas pandillas que faltaban a clase, y que erradicamos en un par de cursos. Nos llaman los colegios o institutos, pero también las familias, los propios niños, menores tutelados que escapan de un centro de menores. Ellos confían en nosotros como una manera de pedir ayuda, nos escriben directamente, nos mandan audios, preguntan por nosotros”, explica Rial, que en 2016 entró en el servicio tras diversas funciones policiales desde 1992.

Él y sus compañeros resaltan el perfil de psicólogos que adoptan en el ejercicio de su trabajo en la unidad. “No siempre es fácil comprenderlos, por eso tenemos que tener mucho de psicólogos, saber escucharles, meternos en su cabeza para conocer de dónde vienen sus problemas. Muchas veces intuimos dónde está ese problema, pero ellos no lo cuentan, o se tiran meses, o un curso entero, hablando con nosotros, hasta que al final lo acaban diciendo”, comenta Silvia Vázquez, que lleva solo dos meses en Agente Tutor.

¿Qué problemas perturban a los menores? ¿Por qué solicitan la ayuda policial? “Hay infinidad de cosas que hacemos, y gracias a que un niño agobiado nos llama la sociedad sabe que aquí estamos”, proclama Juan Campos, agente desde 1994, más de dos años en Tutor. Absentismo escolar, abuso, agresión sexual, consumo de drogas tanto de padres como de hijos, maltrato familiar, desamparo... repasan los agentes. “Las nuevas tecnologías han generado problemas nuevos, como la subida de fotografías comprometidas o el acoso en redes”, añade Toño Carreño, en la unidad desde hace menos de un año pero veterano desde 2002 en múltiples facetas policiales.

Añade este agente que “llama la atención” en los últimos años la aparición de “bandas de las que nadie parece querer hablar”, aunque es el 092 el primero en matizar el alcance de esta “casuística” y en quitarle gravedad. “Las bandas o pandillas las hay de toda la vida, aunque es normal que una con 40 chicos impresione más que una de cinco o seis, pero no quiere decir que sea peligrosa. Esto es A Coruña, no es una gran capital, aquí no hay rituales de iniciación ni cuotas para entrar en la banda, y esto no va por nacionalidades ni razas. A veces hay una pelea y se magnifica un caso”, explica.

¿Y los padres? ¿Cómo influyen una madre o un padre (o la familia en conjunto) en los problemas de los menores que llegan al agente tutor? Los policías se han encontrado con distintas realidades tras seguir la misma pauta de atención. “Decir que los padres explican el comportamiento de los hijos es un cliché. Hay que valorar todo lo que hay, escuchar a las dos partes, estudiar el entorno social y económico para saber si el chico es un prendilla o si ese entorno le ha movido a tomar decisiones no correctas. ¿La sociedad le da todo lo que necesita?”, reflexiona Campos.

“El porcentaje de la incidencia familiar en el caso de un chico es muy alto”, juzga Cardezo. “Si falla algo en un menor, casi siempre hay algo detrás en casa que lo explica”, apoya Vázquez. Rial, el más veterano, sostiene que cada caso es distinto: “Hay de todo. Puede haber un entorno desastroso y un chaval sale adelante, o un buen entorno con padres que son una buena referencia en el que el niño se equivoca pero corrige pronto. Hay situaciones que se resuelven enseguida, otras llevan más tiempo y otras no se resuelven”.

Nerea Regueiro, casi recién llegada a Tutor desde su patrullaje en Oleiros, destaca que en su nueva unidad debe “conocer la vida de un chico, entrar en ella y formar parte de su problema”. Suena en ese momento el teléfono móvil de su compañera Silvia: otra llamada por un caso reciente de acoso escolar en un centro de la ciudad. El Agente Tutor de nuevo en acción.

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