Entrevista | José Ovejero Escritor, presentó en la UNED su libro ‘Vibración’

“El pecado capital de muchas novelas es intentar explicarlo todo”

José Ovejero, este miércoles, en A Coruña.   | // CARLOS PARDELLAS

José Ovejero, este miércoles, en A Coruña. | // CARLOS PARDELLAS

Un pueblo del interior de España, una joven pareja con una niña y un pantano que esconde muchos misterios dan forma a Vibración, el nuevo libro de José Ovejero, que presentó este miércoles en la UNED junto a Xavier Seoane y Javier Pintor.

¿Cuál es esa ‘vibración’ que le ha llevado a escribir este libro?

Son un conjunto de vibraciones. Ha sido el descubrir que en un determinado lugar coincidían restos arqueológicos pero también modernos y de historias: un lugar en el que hay un pantano, una central nuclear abandonada, un dolmen del tercer milenio antes de Cristo y una necrópolis sumergida. Es una coincidencia que no tiene por qué significar nada, pero como también se iban sumando historias que me contaban sobre ese lugar, decidí hacer una especie de arqueología, de ir viendo qué había sucedido. Pero lo mismo que en cualquier excavación arqueológica, no solo para entender lo que pasaba en ese lugar sino para entender lo que pasa alrededor.

¿Cómo llegó a dar con ese lugar y dónde se encuentra?

En ningún momento se dice en la novela. De hecho, cuando hay alguna referencia a una ciudad, solo digo la capital, porque no quería hacer una historia local. No hay localismos, por el lenguaje no se podría saber de donde estoy hablando, pero puedo decirte que lo situaría en la siberia extremeña. Si me interesó también es porque reflejaba el destino de toda una serie de zonas de España que no voy a decir que hayan sido abandonadas o que estén vacías, pero sí han sido defraudadas una y otra vez. A las que se han hecho numerosas promesas y la mayoría de ellas no se han cumplido. Siguen con la impresión de no contar, de estar al margen. Si antes la literatura que quería hablar de los márgenes se iba a los márgenes de las ciudades, yo creo que ahora nos hemos dado cuenta de que el margen está fuera de la ciudad.

¿Es donde permanece lo auténtico?

Bueno, no creo que las ciudades sean menos auténticas que esos lugares, pero que están muy fuera del discurso colectivo de nuestras preocupaciones o de las representaciones culturales. Eso es lo que me interesaba.

¿Es más de dar voz a las historias de silencio, de revelar misterios o de encontrar el equilibrio entre ambas?

A mí me interesa el misterio como tal. Lo que yo hago no es novela negra o detectivesca en la que hay un misterio que tenemos que ir resolviendo y al final entender. Yo creo que nunca se puede entender nada del todo, y que parte del misterio permanece. Que esa tensión que viene del misterio está bien que siga ahí, también desde un punto de vista literario. Entonces, claro, según vas leyendo Vibración, vas descubriendo conexiones, relaciones, explicaciones, pero nunca del todo. Siempre hay, como tú dices, una parte de silencio que es importante.

¿Invita al lector a hacer su propia interpretación?

Claro. Tendemos siempre a rellenar los silencios. Es como en las relaciones personales, cuando la otra persona calla, si esa persona nos interesa, intentamos imaginar qué está pensando, qué está sintiendo, qué es lo que no nos dice y por qué no nos lo dice. Cuando hay un silencio, hay una posibilidad de interpretación. Yo creo que el pecado capital de muchas novelas es intentar explicarlo todo. Es intentar aliviar esa curiosidad nuestra en lugar de espolearla y mantenerla viva.

Una curiosidad que es muy del ser humano, siempre haciéndose preguntas.

Sí, yo creo que necesitamos la comprensión. A mí me parece que, además, es una parte de nuestro instinto de supervivencia. Entender el mundo es también entender sus posibles amenazas. Siempre queremos entender y que la literatura además, lo que yo creo que es una de las paradojas de lo literario, nos ayuda a entender inventándonos la realidad. Quiero decir, la literatura que presentamos a menudo es una ficción y, sin embargo, nos dice cosas sobre el mundo en el que vivimos y sobre nosotros mismos. La imaginación es una forma de conocimiento.

En este libro va mezclando relatos. ¿Cómo ideó esta estructura?

La estructura es algo que suelo trabajar cuando ya he avanzado bastante en una novela. En este caso, sencillamente, durante más de un año, digamos, me divertí escribiendo historias sin saber todavía si iban a estar todas en este libro, si el libro iba a ser una novela y qué iba a hacer con ello. Algunas de esas historias no aparecen, las eliminé. Lo que pasa es que tuve la tentación de urdirlas todas en una trama, e irlas entretejiendo con lo que podríamos llamar la trama principal. Y luego me dije: “vamos a hacer algo distinto y vamos a dejarlas primero en bruto, una historia tras otra, poco a poco quien lee va entendiendo cómo están relacionadas, y después voy a contar esa trama principal con toda una serie de referencias a lo anterior”. Es una manera de trabajar poco tradicional, pero que a mí me parecía que ayudaba, primero, a mantener la tensión de intentar entender qué está sucediendo aquí, y. luego, me parecía como una forma más honesta, no intentar explicarlo todo.

¿Temía no enganchar al lector?

Sobre todo temía no ser capaz de escribir el libro, que eso se quedase en un montón de materiales desordenados que no consiguiesen transmitir lo esencial. Una vez que vi que las cosas encajaban y las referencias estaban ahí, pensé que cualquier lector curioso acabaría encontrando su lugar en la novela.

Suscríbete para seguir leyendo