Comercios que dan personalidad a A Coruña: El plan del casco histórico revive la imagen original de decenas de bajos en la ciudad
La normativa del casco histórico rescata el aspecto original de los bajos de edificios catalogados para devolver a la ciudad el carácter propio de sus establecimientos
“En esta ciudad solo había edificios con interés arquitectónico de la primera planta para arriba”, afirma Fernando Agrasar, profesor de Composición Arquitectónica en la Universidade da Coruña, sobre la situación que se producía antes de la entrada en vigor en 2015 del Plan Especial de Protección y Reforma Interior (Pepri) de la Ciudad Vieja y Pescadería. Esa normativa obliga desde entonces a recuperar o mantener la estructura y otras características de los bajos comerciales de los edificios catalogados para evitar la desaparición de la imagen tradicional de locales con relevancia arquitectónica, una exigencia que no se cumplió con la reciente reforma del bajo del Cantón Pequeño en el que se instaló la perfumería Primor, lo que, junto con la carencia de licencia de obra, obligó a cerrar el establecimiento.
“Como toda conservación patrimonial introduce algunas obligaciones, pero ya no estamos en ese mundo de grandes escaparates acristalados sin nada por el medio”, señala Agrasar sobre la normativa, quien explica que “hasta ahora lo que se hacía era demoler y colocar un gran dintel”, práctica de la que considera que “hay algunos ejemplos muy dolorosos, sobre todo en San Andrés, con edificios modernistas absolutamente destruidos”. En opinión de este arquitecto, la conservación del aspecto exterior de estos locales “es muy importante porque es lo más próximo al ciudadano que camina por la calle, es lo que vemos más”.
También pone de relieve que “las ciudades son como las personas, tienen personalidad y carácter, y lo que no podemos hacer es eliminarlo y jugar a hacer instalaciones comerciales estándar que carecen de personalidad histórica y de sentido”. Pero considera que la obligación de conservar ha llegado tarde porque” se ha perdido una cantidad muy importante de patrimonio riquísimo en todas las ciudades, pero especialmente en esta”. A su juicio, “hoy tendríamos otra ciudad, sería más interesante y singular, tendría más sabor”.
Agrasar rehúye mencionar la desaparición de un local comercial en concreto, pero destaca el mantenimiento del aspecto exterior de La Gran Antilla en la calle Riego de Agua como uno de los “poquísimos ejemplos que quedan de locales comerciales modernistas” , de los que apunta que había muchos en A Coruña y que si la ciudad hubiera sido capaz de conservar una treintena de establecimientos con ese encanto, sería muy diferente.
Normativa
La normativa del Pepri establece que si se acomete una rehabilitación integral del edificio es necesario recuperar el aspecto original del bajo, para lo que el Concello solicita a los promotores que los proyectos se documenten con planos del Archivo Municipal o con fotografías antiguas para ver cómo era el edificio, así como para saber si se hicieron reformas a lo largo del tiempo, de forma que se decida cuál es el más adecuado. Esta misma obligación se aplica cuando se efectúa una reforma del bajo, aunque no si solo se produce un cambio de actividad.
El proyecto solo precisa autorización de la comisión asesora del Pepri, que se reúne una vez al mes y está formada por técnicos municipales y la de la Xunta, entre ellos de la Dirección Xeral de Patrimonio, por lo que no es necesario otro permiso de ese departamento.
“Hay bajos en los que en los años cincuenta o sesenta se les abrió un hueco completo cuando tenían dos o tres pero que no tenía mayor interés que un recercado de piedra, como los que hay varios en la calle Real, mientras que otros eran de estilo modernista con un gran valor y se han recuperado”, explica Francisco Dinís Díaz, concejal de Urbanismo y arquitecto, quien incluye entre estos últimos el de la librería Bulubú o el de la antigua confitería Hildita en la calle Alameda. También menciona entre ellos el Gadis de la plaza de Lugo, aunque no es zona Pepri, en el que se recuperó la fachada del bajo.
Número de huecos
Díaz detalla que los edificios de galerías solían tener en el bajo el mismo número de huecos que de ventanas, por lo que en estas actuaciones ahora se reponen, al igual que las carpinterías de madera y los recercados de piedra. “Si el proyecto tiene más interés porque es una obra de autor, se reconstruye tal y como era, como sucedió con los de Bululú, el Burger King de Riego de Agua o el de la casa Frausk en la calle Real, en la que se obligó a recuperar los sillares de granito”, comenta.
Sobre la actitud propietarios, afirma que “no ha habido ninguno que desistiese de realizar la obra del bajo por tener que hacer la recuperación”, aunque admite que “hay veces que lo entienden menos porque les convenía más un escaparate grande, pero luego se dan cuenta de que les da valor a su local, porque a lo mejor pasó de ser un bajo anodino a ser singular”.
Así sucedió con el de la casa Frausk, ya que recuerda que “al principio hubo reticencia y luego vieron que la reforma le daba empaque al local y la comunidad de propietarios luego puso una placa en la fachada y asumió la reforma del portal”.
El concejal da relevancia a esta política urbanística sobre los bajos de los edificios del casco histórico porque “las cadenas comerciales cuando intervienen en las ciudades intentan unificar sus locales y no sabes si están en A Coruña, en Roma o en Cádiz, por lo que obligarles a que mantengan las características originales aporta una personalidad propia a la ciudad”.
Ante la reforma integral que el Concello acaba de iniciar en San Andrés, Díaz indica que su esperanza “ es que vuelva a ser la calle comercial que fue, que era más potente que la calle Real”, de forma que haya nuevas aperturas de bajos, de los que habrá que recuperar los de edificios que estén catalogados.
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