Madre coruñesa. Padre italiano. Hijos franceses. Este cóctel explosivo es el germen de la familia Di Benedetto. Una saga internacional con origen en Monte Alto, tres países de por medio y tres hermanos, destinados a marcar una época en el hockey sobre patines, que midieron sus fuerzas el sábado en el Palacio de los Deportes de Riazor. Carlo, el mayor con 20 años, en las filas del Liceo. Los mellizos Bruno y Roberto, de 19, en las del La Vendéenne. Esta temporada les tocó enfrentarse por primera vez en sus carreras, que se habían desarrollado en paralelo hasta el momento desde el Noisy Le Grand al Merignac y el La Vendéenne. El hockey sobre patines les unió y ahora les separa. Pero solo para perseguir el éxito. La selección francesa, de la que forman la columna vertebral, les volverá a unir en verano.

Del duelo del fin de semana salió vencedor Carlo, ya que el Liceo se impuso por 8-2 al conjunto francés -aunque ninguno de los tres consiguió marcar gol-, como también venció en noviembre en tierras galas, con victoria verdiblanca por 3-5, en aquella ocasión con dos tantos de Carlo contrarrestados con otros dos de la pareja de mellizos, que marcó uno cada uno. Después, sin rencor, la familia Di Benedetto, acogió en su casa a los integrantes del Liceo y les ofreció una agradable cena. Un ejemplo de cordialidad y un extra de tiempo para el liceísta para pasar en casa con sus padres y hermanos, tan importantes en su formación como persona y jugador.

"La familia es muy importante para ellos", dice Mercedes, la madre. "Desde pequeños, que empezaron a jugar les hemos acompañado a todas las competiciones", continúa. "El hecho de haber jugador siempre juntos les ha unido mucho más", añade. La familia, por tanto, forma parte de los valores con los que desarrollan sus carreras deportes. Y la herencia también forjó sus caracteres: "La parte española que tienen es que los tres son muy alegres y Roberto y Bruno también son muy abiertos y habladores. Carlo es más reservado, herencia italiana como el concepto de importancia de la familia que comparten los tres". Aunque después cada uno tiene su personalidad. El mayor, "sencillo y leal". Los mellizos, Roberto "preocupado y sentido por los demás y comprensivo" y Bruno, "muy bueno y cariñoso e interesado en que los demás estén bien".

Sobre la pista, como buen equipo, los tres hermanos se reparten las tareas. Bruno, defensa. Carlo, medio organizador. Y Roberto, delantero goleador. Su madre también tiene claras sus virtudes. Como "competitivo y luchador" define al primogénito. De Roberto, segundo máximo anotador de la fase de grupos de la Liga Europea y pichichi de la competición nacional francesa, dice que es "peleón" y que "sabe ver muy bien los huecos y las oportunidades en la portería". Y de Bruno destaca su generosidad: "Además de que es muy buen defensor, piensa en el equipo antes que en él".

El Liceo les separó al principio de esta temporadaLiceo . Carlo regresó a la ciudad de su madre gracias al hockey. Lo hizo para dar el siguiente paso en su prometedora carrera, convirtiéndose así en el primer jugador francés en la historia del club coruñés. En un año que tenía que ser de adaptación, y con el peso del nueve en su espalda, es el cuarto máximo realizador del equipo con nueve goles. Su planta sobre la pista es inconfundible, porque roza los dos metros de altura. Pero es sorprendentemente hábil y rápido. Carlos Gil confía cada vez más en él. Una pieza de garantías para el Liceo del futuro.