A Daniel Echevarría le queda mucho trabajo por delanteDaniel Echevarría aunque los principales problemas del Liceo no tienen una fácil solución a corto plazo. Hay que dejarle trabajar, porque él y su equipo llegan con fuerza e ideas nuevas y quieren poner las primeras piedras para dar un futuro al club. Hay cosas que es necesario cambiar. Como todo en la vida, que son mejorables. Ya no importa lo que se haya hecho mal sino aprovechar lo que se hizo bien para juntos mirar solo hacia adelante.

Para empezar, no descubro nada si digo que una de las principales crisis que tiene que afrontar la nueva junta directiva es la falta de masa social. Por un lado, de jugadores de cantera. Por eso uno de los objetivos es empezar toda la reconstrucción desde abajo. Que los niños vuelvan a apasionarse por el hockey sobre patines. Conseguir que se enganchen a este deporte, ilusionándose con ver a sus ídolos y esforzándose en la pista para parecerse a ellos. Pero para conseguirlo los niños deben tener incentivos, ser cuidados con mimo, conscientes de que ellos son el futuro. No verlos como un gasto, sino como una inversión.

Ellos llevarán de la mano a sus padres y se avanzará en otro de los objetivos: devolver al Palacio de los Deportes de Riazor a toda esa gente que, por una u otra razón, se haya alejado o haya tomado otros caminos. Parece que ya no valen solo los títulos, que no han faltado en todo este tiempo, y que al público hay que darle algo más. Y hay muchas cosas que solo se pueden conseguir con dinero. Si, dicen que no da la felicidad, pero bendita sea cuando se tiene. Encontrar un patrocinador principal permitiría dotar al club de una estructura necesaria para pensar en esa reconstrucción desde la base, encontrar entrenadores y darles los medios para trabajar. Y ayudaría a la financiación del primer equipo y a la captura de fichajes de renombre como los de otras épocas o, por lo menos, optar a retener lo que hay en casa.

Creo que la nueva directa tampoco debe olvidarse del equipo femenino. Pero no para tenerlo como adorno, dándole los mismos medios y condiciones que al de los chicos. También que el club necesita un lavado de cara en cuestiones de imagen, modernizándose, entrando en el siglo XXI adaptándose a las nuevas tecnologías y aprovechándose de ellas para sobresalir por encima de la competencia. Y por último, restablecer las relaciones con su entorno más cercano y, sobre todo, ser un ejemplo. Si consigue esto, lo demás irá cayendo por su propio peso.