Barcelona. Noia. Palafrugell. Calafell. Lleida. Igualada. Vic. Lloret. Voltregá. Y Girona. Son los diez rivales a los que de forma consecutiva y sin ningún fallo el Deportivo Liceo ha ganado en este el arranque de la OK Liga. Dicen que la perfección no existe, pero si alguien se puede acercar a ella, seguramente sea ahora mismo el conjunto dirigido por Juan Copa. Los verdiblancos igualaron su mejor racha histórica y parecen no tener freno. Ayer el conjunto catalán le aguantó quince minutos, los que tardaron los de casa en imponer su velocidad de vértigo y su presión constante en todas las líneas. Los goles acabarían cayendo uno tras otro hasta los diez. Porque este es un equipo de diez aunque amenaza con romper los límites. No se conforman con un pleno de 30 puntos. Taradell el próximo fin de semana puede convertirse en su undécima victima.

El palo de Maxi Oruste en el minuto diez actuó de despertador. Como si el sonido de la bola contra el hierro sirviese para que saltase un chip en la cabeza de los jugadores. Por lo menos, empezaron a probar al portero. Había que ver si los nervios pasaban una mala pasada a Coll, sustituto del habitual Jaume Llaverola, que le tocaba debutar en un escenario grande. El partido se convirtió entonces en un acoso y derribo. Hubo otro palo, esta vez de Roberto di Benedetto. El Girona solo podía amenazar a la contra. Solo era cuestión de tiempo que los de casa marcasen el primero. Llegó en una contra con robo de Roberto di Benedetto en el medio de la pista, asistencia a Marc Grau y remate.

La velocidad y la presión de los locales cambió el encuentro. La segunda unidad, lo remató. Fue como si le hubiesen dado quince minutos de tregua al Girona para meter en ese momento el acelerón. Ya solo se jugó en media cancha salvo esporádicas incursiones visitantes que apenas hacían cosquillas. Todos los rechaces, todas las bolas divididas, eran para los de verde y blanco. También el cuadro catalán estaba muy limitado por las bajas, con solo dos cambios. Quedó totalmente a merced del Liceo. Roberto di Benedetto marcó el segundo con una buena definición ante el portero; Fabrizio Ciocale hizo el tercero tras un robo y contra. Y justo antes del descanso, cuando solo quedaban unos segundos, Maxi Oruste sentenció al recibir un pase por detrás de la portería.

Ya no había más historia. Menos cuando en el inicio del segundo tiempo Ciocale, David Torres, Marc Grau y de nuevo el capitán marcaron otros cuatro en apenas siete minutos. El Palacio era una fiesta de una afición cada vez más enganchada con el Liceo. Roberto di Benedetto, ya en la recta final, fusiló un penalti para el noveno. Si llegaba el décimo, redondearía la celebración de la décima con Martín Rodríguez sobre la pista, que también pudo formar parte de la historia. Antes maquilló el Girona, con una falta directa de Gerard Pujol por la décima infracción local. Y también a bola parada, por la décima visitante, Fabrizio Ciocale, con genialidad, cerró la cuadratura del círculo. Diez goles para diez victorias en diez partidos. No se puede ser más perfecto.