Juan Bilbao llegó hace muchos años a Tarragona para trabajar en una fábrica desde su Gernika natal. Pocas personas que viven en Catalunya saben de ciclismo como él. Y lleva mucho tiempo alertando sobre la calidad que atesora su sobrino de 30 años, que se ha propuesto luchar por la general del Giro. Va tercero y afirma que no renuncia a nada.

Hay quien se toma el Tour como el examen del año. Todo para llegar a París lo más arriba posible de la tabla amarilla. Sin embargo, para Pello Bilbao, el ciclista de Gernika como su tío Juan, la ronda francesa tuvo un doble cometido. De un lado se trataba de ayudar a su amigo y jefe de filas, Mikel Landa, y de otro coger la forma exquisita con la que ha llegado al Giro para coger los galones y liderar al Bahréin. "Estoy muy contento por la primera semana del Giro porque tenía dudas de cómo estaría después del Tour. Pero he podido trabajar bien para estar en la posición del Giro en la que me encuentro", afirma Bilbao en la primera jornada de descanso de la ronda italiana, a orillas del Adriático.

Bilbao, tercero de la general porque el neerlandés Wilco Kelderman le birló el domingo unos segundos en la explosiva rampa final en los Abruzos, ha llegado a la prueba italiana sin la atracción que levantan las grandes figuras de este deporte. Se podría decir que apareció en la general casi por sorpresa y comenzó a escalar posiciones en silencio y sin hacer ruido, para que nadie se fijase en él, como si fuese un corredor de paso de los que se caen de la clasificación cuando aumentan las dificultades en una carrera de tres semanas. Pero lo suyo no ha sido una casualidad, como si hubiera sonado una flauta. Lo suyo es un trabajo hecho a conciencia. ¿Puede fallar? Por supuesto. Nadie está libre de pecado, de caer en las garras de una pájara, pero los periodistas italianos ya comenzan a preguntar "¿quién es Pello Bilbao?" porque quieren conocer datos de un ciclista del que solo sabían hasta ahora que había sido sexto de la carrera en el 2018 y que el año pasado se desentendió de la general y se centró en ganar etapas; dos victorias, la última, precisamente en duelo con Landa. Uno corría en el Astana y el otro el Movistar.

Landa aceptó la oferta del Bahréin para liderar el equipo donde también iba a estar Mark Cavendish, con 30 triunfos en el Tour, 15 en el Giro y 3 en la Vuelta, que el domingo anunció su retirada profesional. Y como necesitaba a un ciclista de confianza se llevó a Bilbao.