El Madrid volverá a ocupar una butaca de la elite europea después de clasificarse ayer para las semifinales de la Champions gracias al empate sin goles en Anfield y la renta conseguida ante el Liverpool en el choque de ida (3-1), para citarse con el Chelsea en semifinales, ronda a la que regresa tres temporadas después.

El equipo de Zidane estaba prácticamente eliminado hace cuatro meses, llegó con dudas a las eliminatorias y superó con sangre, sudor y lágrimas una fase de grupos más que irregular. Sin embargo, su capacidad ganadora y su mejoría en el tramo decisivo de la temporada han sido fundamentales para que los blancos tengan la decimocuarta Copa de Europa a tan solo tres partidos.

El reto no era menor ante un Liverpool que fue campeón hace dos años en el Wanda. La dureza inicial fue el mejor argumento para los pupilos de Jurgen Klopp, que pronto buscaron el tobillo de Benzema para marcar el terreno. Recordó a la jugada de Salah y Ramos hace tres años en la final de Kiev, pero con los equipos invertidos.

Para colmo, el egipcio fue quien gozó de una clara ocasión a los dos minutos que requirió la intervención de Courtois. Un primer susto que encajó en su área a los merengues hasta que Modric cambió por completo el acto inicial. El croata puso temple y dio aire con largas circulaciones para frenar a los reds.

El croata realizó el primer disparo del Madrid, que convirtió el tramo inicial en un ten con ten con puñetazos en ambos costado del ring. Milner replicó con otro buen lanzamiento que detuvo Courtois con solvencia y plasticidad. Esos fueron los mejores momentos del conjunto inglés, que fue perdiendo punch.

Benzema, que fue muy castigado por la zaga local, tuvo la más clara para los españoles con un disparo rebotado que acabó en la base del poste. Hubiera sido la sentencia definitiva, pero no, el Liverpool se ganó una vida extra en los instantes previos al descanso.

En la segunda parte, el equipo dirigido por Jurgen Klopp estaba obligado a la reacción pero fue capaz de generar mucho menos peligro del que hubiera imaginado a la improvisada defensa del Madrid. Nacho y Militao sacaron matrícula de honor, y Valverde, novedoso lateral derecho, se hizo dueño del carril sin apenas sufrimiento.

Vinicius, mucho menos brillante que en la ida, tuvo un mano a mano que hubiera acabado con cualquier debate pero el brasileño controló mal y dio ventaja a Alisson. Todavía restaba media hora, Klopp movió el banquillo metiendo a un delantero más, pero el Madrid estuvo impecable, no dejó una rendija en su defensa y fue aliándose con el reloj.

Diogo Jota fue quién más cerca tuvo el gol con un disparo al lateral de la red, pero ni tan siquiera metió el miedo en el cuerpo a un Real Madrid que accede sin fallos a semifinales, las vigesimonovenas de su historia entre Champions y la vieja Copa de Europa. Benzema pudo haber cerrado la visita a Anfield con una nueva victoria, pero su cabezazo no cogió portería pese a estar libre de marca.