El Liceo escenificó ayer la definición perfecta de caer con honores. El Benfica le dio un golpe y se levantó. Otro y también. Así hasta cuatro veces. Y solo en lo que a goles se refiere. Golpes fueron unos cuantos más. La lesión en el abductor de David Torres prácticamente nada más empezar el partido y que ya no pudo regresar a pista. La de Roberto di Benedetto, esguince de rodilla, que sí lo hizo pero renqueante. Las tarjetas azules en los momentos clave. La desesperación con el árbitro portugués. Y aun así luchó hasta el último segundo por llegar a la final ante un conjunto lisboeta que, de la mano de un inspirado Pablo Álvarez, autor de los cuatro tantos, se clasificó para la lucha por el primer título de la Golden Cup. A los verdiblancos les faltó poco. Muy poco. Un paso enorme si se tiene en cuenta que en su anterior enfrentamiento, el año pasado, habían caído por 2-7. Metieron a su rival en su área, pero los lusos también se defendieron bien. Y tuvieron el don de la oportunidad.

Roberto di Benedetto y Eduard Lamas. | // C. PARDELLAS

Los aficionados coruñeses conocen a la perfección a Pablo Álvarez. Lo que hizo ayer ya lo hacía antes como local, durante sus siete temporadas en la ciudad. Y después como rival, diez más como azulgrana en las que castigó a los verdiblancos una y otra vez. Así que la lección estaba aprendida. Solo necesita medio metro para moverse en el área y marcar. Y le dieron eso y otro tanto más. El argentino no perdonó para abrir el marcador en el minuto cuatro. Tocaba remar, más cuando el capitán David Torres se fue lesionado hacia el vestuario. El Liceo intentaba reponerse con acciones al segundo palo, una especialidad de la casa. Ni Marc Grau ni Maxi Oruste aprovecharon sus ocasiones. Ante los imprevistos, Juan Copa optó por un cinco casi inédito con tres cañoneros (Di Benedetto, Rodríguez y Carballeira) y Adroher. El coruñés recibió en la frontal, se dio la vuelta y lanzó ligeramente desviado. Pero fue después el protagonista del empate al dar un pase por la espalda a Álex Rodríguez. La alegría le duró poco —así cada vez que marcó— porque al minuto siguiente de nuevo Pablo Álvarez aprovechó un descuido en el área. 1-2 al descanso.

Di Benedetto y Álex Rodríguez protestan la azul. | // C. PARDELLAS

Las defensas eran al límite. Muy duras. Y los portugueses llegaron a la novena falta, a una de la directa, al inicio del segundo tiempo. La amenaza estaba ahí. Pero antes Marc Grau encontró el premio a sus insistencia. Le faltaba el gol después de un torneo en el que lo había buscado sin parar. El nueve hizo buena la asistencia de Carballeira. Y entonces llegó la décima. El Liceo se podía poner por delante. Uno de los momentos cruciales. Jordi Adroher, que con sus directas dio a los verdiblancos el título de la Copa del Rey del año pasado y de la Supercopa de esta, falló. El delantero estaba haciendo una competición espectacular. Nada que reprochar. Y para más desazón, tocó la décima del conjunto coruñés. Pablo Álvarez, en el mano a mano con Grau, definió con aparente pasmosidad. Otra vez a remar. Y otra vez que el Liceo consiguió empatar con Álex Rodríguez como protagonista. Pero entonces llegó la polémica. La azul a Rodríguez dio otra directa al Benfica. Y Álvarez vestido de genio anotó el cuarto. Quedaban siete minutos. El Liceo iba a la desesperada a por el empate. El Benfica, al límite con la defensa. Tanto que se puso en 14 faltas. Pero la azul fue de nuevo para los locales, a Di Benedetto por protestar, cansado que de la dupla de colegiados fuera siempre el portugués el que les pitase todo. Fue a 30 segundos para la bocina. Y fue el golpe definitivo para que se quedase sin final.