Ciclismo - O Gran Camiño

Gonzalo Rabuñal: "La contrarreloj es un reclamo para el pelotón”

El exciclista profesional de Arteixo, ahora parte de la organización de O Gran Camiño, repasa los puntos clave de la etapa coruñesa de mañana

Gonzalo Rabuñal, en la rotonda de Breogán a los pies de la Torre de Hércules. |  // CARLOS PARDELLAS

Gonzalo Rabuñal, en la rotonda de Breogán a los pies de la Torre de Hércules. | // CARLOS PARDELLAS / María Varela

Gonzalo Rabuñal (Arteixo, 1984) mira al cielo. Hace una tarde espléndida en el entorno de la Torre de Hércules, que hoy será tomado por pelotón ciclista, liderado por el doble ganador de Tour de Francia Jonas Vingegaard, para el reconocimiento previo del terreno y que mañana será el escenario de la primera etapa de O Gran Camiño, una contrarreloj de 14,8 kilómetros. Las previsiones en cuanto al tiempo no son las mismas y el exciclista profesional, ahora en la organización, muestra cierta preocupación, sobre todo por el viento. “Por lo menos no nos nevará como el año pasado”, ironiza. La prueba aterriza en la ciudad por primera vez en las tres ediciones de una carrera que, pese a su poca vida, se ha consolidado con un hueco en el calendario internacional. En A Coruña, algunos de los grandes espadas aprovecharán para probar materiales nuevos, se enfrentarán al adoquín y el que quiera arriesgar en la subida a Os Rosales y en la bajada a O Portiño podrá coger las primeras ventajas antes de poner rumbo al interior de Lugo (Taboada-Chantada); al de Ourense (Xinzo de Limia-Castillo de Ribadavia) y por último a las Rías Bajas (Ponteareas-Tui).

“La contrarreloj de A Coruña es un gran reclamo para el pelotón”, dice Rabuñal, que participó en el Giro de Italia de 2009 y en las Vuelta a España de 2009 y 2010 precisamente como escudero en el Xacobeo Galicia de Ezequiel Mosquera, ahora el director de esta aventura. “La mayoría van a utilizarla para probar cosas para las grandes citas de la temporada, materiales nuevos sobre todo”, indica. “En cuanto al recorrido, vamos a depender sobre todo de si hace algo de brisa o viento. Además también dan un poco de agua. Para apretar tendrán la subida a Os Rosales y también la bajada a O Portiño y dependerá de cuánto quieran arriesgar, sobre todo con el adoquín”, analiza de un trazado con salida y llegada a la Torre de Hércules, ida y vuelta por el paseo marítimo con la subida hasta el barrio de Os Rosales. “Lo que se busca en el recorrido también es dar a conocer lo máximo posible de la ciudad y recorriendo tanto a la ida como a la vuelta esta parte del paseo marítimo, la fachada queda totalmente vista, más los planos de helicóptero que siempre son espectaculares”, comenta y avanza que prevén la utilización de un dron para emitir por televisión la subida hacia la Torre de Hércules.

Si a él le dejaran diseñar su etapa ideal en línea en A Coruña, su palabra clave es O Xalo. “Creo que es la subida fetiche de todos los ciclistas que somos de la zona. La tenemos aquí al lado y se podría hacer una subida buena y espectacular por la vertiente de Carral. Cerceda y Arteixo. Y al llegar a la ciudad también se podía buscar una subida buena”, dice. Su experiencia desde dentro le hace tener otro punto de vista, pero cuando corría no se daba cuenta de todo el trabajo del otro lado: “Tú vas corriendo y ves un premio de montaña. Pero no piensas en que hay que llevar hasta allí la pancarta, ponerla, que no le pase nada en el traslado, que quede derecha, que no se la lleve el viento... son muchas cosas”.

En cuanto al recorrido, largo o corto, cree que la preferencia depende del estado de forma del ciclista. “Si estás bien, quieres más. Si estás peor, quieres menos”, bromea. “Lo que sí se busca es que el tiempo que dure la televisión, esa hora y media o dos horas, que sea entretenido. Que los corredores estén más o menos combativos, es otra cosa. En Galicia, con un terreno que es siempre para arriba y para abajo, es fácil de conseguir”, añade.

Consolidación y futuro

O Gran Camiño, por esta razón y el alto nivel de cuidado de los detalles, está ya consolidada tras solo dos ediciones, a la puerta de la tercera. La presencia de algunos de los mejores corredores del momento es la guinda. “Para la prueba significa mucho mediáticamente que participe alguien como Vingegaard, pero también toda la Armada sudamericana. De hecho, los de redes sociales nos dicen que de allí están preguntando mucho para ver la carrera. Nos da mucha difusión”.

La contrarreloj, que no sean etapas ni muy largas ni muy cortas y su lugar en el calendario, justo después de que acaben las vueltas de una semana y antes de que empiecen las Clásicas, son sus principales reclamos entre el pelotón internacional. Las posibilidades de crecimiento a medio y largo plazo pasan, según Rabuñal, por la puntuación que le otorgue la UCI e incluso se plantearía añadir etapas fuera de Galicia para seguir abriéndola al mundo.

“Ahora el ciclismo es más profesional, casi como un Gran Hermano que controla todo lo que haces”

La carrera de Gonzalo Rabuñal terminó cuando tras la Vuelta a España de 2010 el equipo Xacobeo Galicia se disolvió por la caída de su patrocinador principal. “Son etapas de la vida. La mía pasó rápido y cuando acabó tuve cosas con las que entretenerme rápido. Claro que me hubiera gustado seguir más años, pero la vida sigue”, recuerda el arteixano, que no encontró equipo para seguir. A él, el gran cambio en el ciclismo le pilló en el medio. “Estaba empezando la figura del potenciómetro en vez del pulsómetro, después la del nutricionista, psicólogo deportivo... muchas cosas que antes no se tenían tanto en cuenta”, expone. Por eso ahora el deporte se ha profesionalizado”. Ahora se ha llegado a un punto que cada corredor se lleva su almohada. Parece una tontería pero tiene su sentido. Una gran vuelta son 21 días seguidos durmiendo en camas distintas”, apunta. Por un lado, le da un poco de envidia habérselo perdido, pero por otro no. “Ese control de tener que pasarle todos los días a un entrenador y a un nutricionista lo que comiste, todos tus datos del día a día, es un Gran Hermano que controla todo lo que haces. Está todo medido al milímetro”, puntualiza.

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