Cuánta falta le hacía al Deportivo un partido como el de ayer. Por los puntos, indispensables para no meterse de lleno en el fango, pero también por lo que supone en cuanto a inyección de autoestima. Por ejemplo para Emre Çolak, con creces el mejor del encuentro. Jugó e hizo jugar a sus compañeros. Aprovechó bien la oportunidad y, por lo que ofreció ayer, entra para quedarse. El Dépor es más equipo con él en el campo. El turco supo asociarse con todos, especialmente con Carles Gil y Adrián López, también destacados en una victoria incontestable. El Deportivo mereció más goles, sobre todo en una segunda parte brillante, de lo mejor de la temporada. Fue muy superior al Leganés, que no tuvo respuesta cuando se vio por debajo en el marcador.

Ganar no era un objetivo sino una obligación para el equipo coruñés. Necesitaba urgentemente los tres puntos para recuperar algo de aire antes de afrontar el tramo del calendario más empinado de la temporada. El Leganés, en cambio, llegaba en un situación mucho más desahogada, lejos de los puestos de descenso e incluso coqueteando con la zona europea. No engañaron a nadie los pepineros con su planteamiento. Apelaron al orden, a las líneas juntas y al rigor táctico para cederle toda la iniciativa al Deportivo. Llegaba a Riazor un equipo acostumbrado a no tener el balón para tratar de correr a la contra. Pocas veces le dejó el Dépor desplegarse, prácticamente ninguna.

Bastante más atacó el conjunto de Cristóbal, liderado por Çolak y Adrián para jugar pernamentemente en campo contrario. Dominio rotundo de los blanquiazules, pero sin generar demasiadas ocasiones claras pese a los continuos desmarques de Lucas. El turco quiso el balón siempre, apareciendo en todas partes para dar fluidez al juego y soluciones a sus compañeros. Es uno de esos futbolistas que hacen mejores a los que están a su alrededor. Con Borges y Guilherme a sus espaldas, Çolak tuvo plena libertad de movimientos. Apareció siempre en ataque y anduvo rápido tras cada pérdida para ayudar en la presión.

El Dépor trató de robar la pelota lo más pronto posible y cuanto más cerca de la portería contraria, mejor. Por eso el Leganés no fue capaz de dar más de tres pases seguidos. Por eso, y porque a los madrileños tampoco les iba mal ese guión. Sabían que toda la ansiedad era del Deportivo y que se enfrentaban a un equipo acostumbrado a dar facilidades a los rivales y a pagar muy caro sus errores defensivos. Pero esta vez el Dépor sí fue sólido y no dio ninguna opción.

Los de Cristóbal no se impacientaron pese a encontrarse en el arranque con muchas dificultades para iniciar el juego desde atrás. Tapados los dos mediocentros, Çolak tuvo que bajar a recibir para lanzar los ataques, casi siempre con eficacia. Algo más tardó en entrar en juego Carles Gil, la otra novedad en la alineación con respecto al once que venía de perder en Sevilla, pero cuando lo hizo demostró que también es un jugador de calidad. Distinto a Cartabia, pero con muchas cosas que ofrecer.

Entre Lucas, Çolak y Juanfran fabricaron la primera llegada peligrosa, la única antes del gol de Adrián en el minuto 24. Çolak golpeó duro desde lejos, Lucas incordió tras el rechace de Cuéllar y Adrián anduvo vivo para inaugurar el marcador de cabeza. El Dépor había hecho lo más difícil, poner el resultado de cara ante un rival que sufre cuando tiene que llevar la iniciativa.

El Leganés tuvo algo más el balón tras el 1-0, pero muy lejos de la portería. Mientras, el Deportivo no tuvo problemas para defender su ventaja e incluso se animó a buscar el segundo con algunas llegadas peligrosas, la más clara culminada con un disparo ajustado de Adrián que Cuéllar mandó a córner con apuros. Bustinza, de cabeza tras un saque de esquina, estuvo a punto de empatar justo antes del descanso prácticamente en el único lunar defensivo en los primeros 45 minutos.

Tras la reanudación el Dépor derrochó personalidad para seguir mandando con balón. No se metió atrás. Al contrario. Dominó aún con más claridad a base de fútbol del bueno, con triangulaciones rápidas que desquiciaron a los pepineros, que no tuvieron más remedio que recurrir a continuas faltas, algunas muy duras, para frenar el caudal creativo de su rival.

Lucas y Çolak acariciaron el gol antes de que Carles Gil hiciera temblar la cruceta de Cuéllar con un disparo casi perfecto. Incluso Borges se sumó al recital ofensivo con un lanzamiento lejano tras una buena acción combinativa. El mejor Dépor de la temporada merecía un segundo gol, el de la sentencia. Lo rozó Adrián tras una gran conexión previa entre Çolak y Lucas. El disparo del asturiano, de nuevo ajustado, salió rozando el poste. Faltaba matar el partido y el 1-0 daba vida al Leganés. En cualquier acción aislada podía llegar un gol, pero esta vez el Dépor supo hacerse fuerte con el balón y casi no sufrió. Ni un solo disparo del rival entre los tres palos. Triunfo y portería a cero. Tres puntos de alivio y esperanza.