Nada más aterrizar el lunes en el equipo como sustituto de Natxo González, José Luis Martí aseguró que su mano debería empezar a notarse este mismo sábado contra Osasuna en El Sadar. El nuevo técnico deportivista inició así el martes una carrera contrarreloj para que en apenas cuatro entrenamientos se aprecie una reacción contra el conjunto navarro. La fórmula para lograrlo la esbozó también en su presentación: un mensaje claro que cale en los jugadores a través de conceptos básicos. Su apuesta futbolística se presenta más práctica que la del destituido Natxo González para lograr cambiar la cara a un equipo decaído futbolística y anímicamente.

Un juego reconocible. La primera tarea de Martí al frente del equipo será poner freno al retroceso en el juego que experimentó el conjunto deportivista desde comienzos de año. La renuncia al rombo, la pérdida de identidad que llevó aparejada y el regreso posterior al sistema en el que se basaba su proyecto terminaron marcando las últimas semanas de Natxo al frente del equipo. Martí tendrá que acabar con ese baile de esquemas que terminó abocando al equipo a la indefinición. Para conseguirlo se apoyará en un 4-4-2 en el que las transiciones rápidas y la presión alta se presentan como sus rasgos más definitorios.

Terapia de grupo. Natxo terminó el partido contra el Rayo Majadahonda lamentando el precario estado de ánimo de unos jugadores a los que la responsabilidad parece haber pesado demasiado. Martí tendrá también que levantar a un grupo sobre el que han hecho mella los siete partidos consecutivos sin ganar y la irregular marcha en Riazor. En ese sentido, será un soplo de aire fresco en un vestuario viciado por los malos resultados. "Algo que hemos hablado mucho es que a esta situación se llega por una mala gestión emocional del jugador. Para llegar a esa situación de impotencia tienes que haber recopilado cosas negativas. Necesitábamos recuperar esa frescura y las sensaciones", reflexionó ayer Dani Giménez sobre lo que supone en el apartado anímico la llegada del nuevo entrenador. "Frescura" es lo que algunos reclamaban tras dos meses en los que el equipo se fue resquebrajando después de un inicio prometedor. "Sacábamos buenos resultados, tirábamos con el acierto y, cuando empiezas a perder, las dudas se acrecientan. Estábamos con dudas, falta de confianza y lo que se busca con este cambio es inyectar confianza, aportar frescura y esas cuatro o cinco ideas básicas que hay que estar repitiendo constantemente", añadió el portero y capitán deportivista.

Elevar el nivel individual. De la crisis del equipo en los últimos meses tuvo gran culpa el discreto nivel de forma de algunos de los jugadores más importantes de la plantilla. José Luis Martí deberá recuperar en las próximas semanas a futbolistas como Vicente Gómez, Quique González o Borja Valle, determinantes en el tramo más brillante de la temporada. El técnico se aprovechará en este apartado del nivel de activación que acompaña siempre a la llegada de un nuevo entrenador al banquillo de un equipo.