Todo lo que no sea ganar sabe a poco para este Deportivo tan necesitado de sumar puntos y comenzar a asomar la cabeza. Alargar la racha sin victorias resulta peligroso para un equipo que no la cata desde hace ya doce jornadas porque puede encaminar hacia el abatimiento y la desmoralización de un grupo muy tocado por sus malos resultados y sensaciones. Ayer, sin embargo, y pese a no conseguir imponerse, al menos pudo verse a un conjunto con capacidad de reacción. Ya es mucho en este Dépor decaído anímica y futbolísticamente. Supo sobreponerse al gol inicial del Racing y a otra primera parte muy gris en la que volvió a mostrarse como un equipo sin rumbo, sin ideas y a merced del rival. Todo lo que les faltó en ese primer acto horrible a los de Luis César Sampedro lo tuvieron después del descanso para igualar el marcador y pensar en algo más.

Les bastó con un punto más de agresividad y con una actuación muy esperanzadora de Mamadou Koné, de regreso a Santander para enfrentarse al club que le abrió las puertas del fútbol europeo. El marfileño mostró todo ese repertorio que se atisbó al comienzo del campeonato, antes de lastimarse en un tobillo y dejar huérfano a un equipo que no va sobrado precisamente de soluciones sobre el campo.

El Deportivo se agarró a la inspiración de Koné para adivinar el desmarque de Jovanovic y rescatar al menos un punto, pero ni siquiera la meritoria actuación del delantero sirvió para maquillar del todo los defectos del conjunto blanquiazul a pesar de los esfuerzos de su técnico por encontrar soluciones a sus males.

Luis César aplicó en parte esa revolución que se le reclamaba para dar un giro a la dinámica del equipo. De entrada prescindió de Gaku para alinear un centro del campo más consistente con Álex y Nolaskoain. Lampropoulos regresó al centro de la defensa y Koné a la titularidad para compartir el ataque con Longo. El esquema viró así a un 4-4-2 que sin embargo de entrada no funcionó como remedio a las los problemas de este Deportivo.

El cortocircuito en el centro del campo se mantuvo, lo mismo que su nula capacidad para ofrecer resistencia al empuje rival. Jugó a placer el Racing la mayor parte del primer tiempo ante un conjunto blanquiazul casi contemplativo. La diferencia de actitud, o quizá el miedo con el que los deportivistas se presentan a los partidos, quedaron de manifiesto en el tanto de Yoda.

El delantero racinguista se plantó en el área sin demasiada oposición, caracoleó ante un Álex temeroso y ajustó el disparo lejos de Dani Giménez. Diez minutos y el Deportivo ya iba por debajo en el marcador con merecimiento. Le salvó que su rival no está mejor para llegar con vida al descanso y tratar de buscar una reacción en la segunda mitad.

Lo consiguió en la medida en la que se ordenó mejor para llegar a todos esos balones divididos que en el primer acto caían del lado cántabro. Mejoró también la actitud y apareció un Koné que tiene todo aquello que le falta a este Dépor: movilidad, verticalidad e intención. Suya fue la asistencia para el empate de Jovanovic, que corrigió con un espléndido remate cruzado un mal control en el balón al espacio que le brindó el marfileño. Antes había avisado con un remate a la cruceta en una reacción deportivista que se quedó a medias.