El coruñés Ian Mackay ha sido el último en sumarse al interminable desfile de guardametas bajo la portería del Deportivo, convertida en los últimos años en una auténtica trituradora de arqueros, una especie de hoyo por el que han caído nada más y nada menos que quince guardametas en seis años. Los últimos, Carlos Abad, rescindido la semana pasada, y Lucho García, cuya desvinculación se anunció ayer de forma oficial. El colombiano firmó dos años con la Ponferradina tras un traspaso que inicialmente no reporta ninguna cantidad para el Dépor, aunque el club se guarda un porcentaje sobre una futura venta.

Lucho acabó como titular la pasada temporada a las órdenes de Rubén de la Barrera en Segunda B. Ahora subirá una categoría para competir en Segunda con la Ponferradina. “Me marcho feliz porque gocé de cada instante en esta gran institución y en esta gran ciudad”, expresó el ya exblanquiazul en las redes sociales, donde aprovechó para agradecer a la afición “tanto cariño” recibido “en tan poco tiempo”.

Abad y Lucho han sido los últimos en ingresar en una lista larga, larguísima, de guardametas que tuvieron que hacer las maletas antes de tiempo. Después de la salida de Fabricio Agosto en 2015, otros quince se situaron bajo palos para defender la meta coruñesa en competición oficial: Germán Lux, Manu Fernández, Stipe Pletikosa, Przemyslaw Tyton, Rubén Martínez, Davy Roef, Francis Uzoho, Costel Pantilimon, Maksim Koval, Dani Giménez, Adrián Ortolá, Koke Vegas, Aleksandar Jovanovic, Carlos Abad y Lucho García. Quince, a los que ahora hay que sumar a Mackay y al canterano Pablo Brea, un futbolista sub 23 en el que el club tiene depositadas grandes esperanzas y que acaba de ampliar contrato hasta 2024.

Mackay llega al Deportivo con el objetivo de recuperar la estabilidad bajo palos que aportó Dani Giménez durante las dos campañas, muy diferenciadas, que estuvo en el Dépor. En la primera se convirtió en una pieza fundamental para acariciar el ascenso a Primera, truncado en la fatídica noche de Son Moix, y en la segunda puso todo de su parte, incluso llegando a jugar muchos partidos lesionado, para evitar un descenso que, desafortunadamente, se acabó consumando. El club le ofrecía un año más de contrato, no los dos que él quería, y acabó haciendo las maletas. Llegaron Abad y Lucho, el canario con un cartel de titular que le duró poco más de media campaña, exactamente trece jornadas, hasta que De la Barrera apostó por un cambio y decidió confiar en el colombiano, que cumplió con creces en los últimos meses de competición. Ambos tenían más años de contrato por delante en Riazor pero ya son historia una vez concretadas sus respectivas desvinculaciones.

Mackay, que viene de completar una campaña extraordinaria en Segunda con el Sabadell pese al descenso del equipo catalán, reúne experiencia y categoría para inyectar estabilidad en una demarcación con tantos vaivenes en los últimos años. De sus quince antecesores bajo palos, la mayoría tuvieron muchas más sombras que luces, sobre todo en la campaña 2017-18, la última en Primera División, en la que hasta cinco arqueros diferentes llegaron a ponerse los guantes en una misma temporada: Tyton, Rubén, Francis, Pantilimon y Koval. Media decena de porteros, sin que ninguno llegara a asentarse bajo palos, con muchos bandazos sobre la marcha que, lejos de ayudar a solucionar la crítica situación del equipo, no hicieron más que empeorarla. Tras las salidas de Abad y Lucho, el club busca ahora la ansiada estabilidad bajo palos con Mackay y Brea para el nuevo proyecto en Primera RFEF.