La historia del Dépor está plagada de futbolistas precoces. Quien gana esa carrera es Juan Acuña al que, en plena Guerra Civil, le tuvieron que comprar unos pantalones largos para debutar a sus 15 años con el club en un amistoso. Luis Suárez, Amancio, Traba, Fran... Muchos han sido los que, apenas superada la mayoría de la edad, asomaron por el primer equipo e hicieron mucho ruido. El último goleador que ha seguido esa senda es Noel, que deslumbra por esos gestos y ese instinto asesino que exhibe, a pesar de su cara de niño.

Pero si hay un goleador que se paseó por Riazor a una edad insospechada ese fue Emilio Pereiro Rey (A Coruña, 1908-1993). El ariete, reconvertido a interior a su llegada al Dépor, se plantó en el parque de Riazor en 1924 desde el Stadium de Santa Lucía para jugar ante el Dundee escocés. Y ya no se fue hasta 1930.

Disponía “de un excepcional toque de balón y un regate fácil y elegante, unido a un disparo fuerte y colocado”, según la prensa. Algunos hasta le apodaron entonces Baby, un sobrenombre que generó debate en los rotativos. Ya le veían en los próximos Juegos, aunque finalmente su carrera se desarrolló en Riazor. En 1924, el año de su estreno, estaba asentado en el once, mientras los futbolistas llegados del Vigo iban haciéndose sitio. Fue uno de los goleadores en el primer derbi de la historia ante el Celta (3-0) en Riazor el 9 de noviembre.

El equipo vigués fue uno de sus rivales fetiche en un tiempo en el que asomaba el profesionalismo. Él no lo disfrutó. Aun así, vivió tardes de gloria y de asombro para la afición. Se convirtió en artífice del primer campeonato gallego de la historia para el Dépor en 1927, un absoluto acontecimiento en la ciudad. Un año más tarde, en una eliminatoria de Copa, volvió loco al equipo olívico (3-3) haciéndole tres goles en Riazor. La grada se rompía las manos de aplaudirle, a pesar del empate. Fue tal el impacto de aquella actuación que en su barrio, Santa Lucía, le hicieron un homenaje con una jornada de teatro popular y unas modistas organizaron una cuestación para bordarle un jersey con los colores blanquiazules. Meses más tarde, batía a Zamora de penalti en un amistoso. En 1929 el Dépor intentó prescindir de él por una grave crisis económica, pero tuvo que recuperarlo unos meses después. En 1930, solo con 22, dejaba el equipo coruñés. Terminaba un viaje que había comenzado con 13 en el Doré, según admitía él en una entrevista de entonces. “Estoy muy agradecido por lo cariñosa que es conmigo la afición de A Coruña”, remarcaba emocionado.

Emilio Pereiro Rey | LOC

Emilio Pereiro Rey | LOC