Arsenio, “dios” venerado en el templo de Riazor

Cientos de aficionados dan el último adiós al mito blanquiazul en su ‘casa’, que hoy vuelve a abrir de 09.00 a 12.00 para más despedidas antes del entierro

E. Cobas / A. Carro

El estadio de Riazor, donde tantas tardes de fútbol protagonizó Arsenio Iglesias, primero como jugador y luego como entrenador, abrió anoche sus puertas para darle un último adiós. Cientos de deportivistas hicieron cola para acceder al interior del campo y poder mostrar su cariño y respeto al mito blanquiazul y a su familia. El entierro, hoy a las 13.00 horas en el cementerio de su Arteixo natal, será en la más estricta intimidad, según comunicó el Deportivo. Antes, de 09.00 a 12.00 horas, vuelve a abrir esta mañana la capilla ardiente situada en el corazón de Riazor, junto las escaleras de acceso al campo que tantas veces subió Arsenio de blanquiazul.

Antonio Iglesias, ayer en Riazor. |  // VÍCTOR ECHAVE

Antonio Iglesias, ayer en Riazor. | // VÍCTOR ECHAVE / E. Cobas / A. Carro

Desde primera hora de la tarde comenzaron a llegar aficionados para tomar posiciones ante la puerta de acceso situada entre la Deportienda y el Palacio de los Deportes, en la calle Manuel Murguía, todos con la incertidumbre de no saber a ciencia cierta la hora de apertura de la capilla ardiente. Entre los más madrugadores, Eugenia Sánchez, que aguardó su turno “desde las cuatro de la tarde”. “Arsenio fue nuestro míster, lo fue todo para nosotros y desde arriba lo seguirá siendo”, garantizó emocionada. Junto a ella, Antonio Poisa, otro de los primeros en sumarse a la cola para darle el último adiós a la leyenda. “Arsenio fue, es y seguirá siendo el número uno. No lo olvidaremos”, prometió.

Arsenio, “dios” venerado en el templo de Riazor

Arsenio, “dios” venerado en el templo de Riazor / E. Cobas / A. Carro

Al igual que ellos, fueron muchos los aficionados que se fueron acercando a Riazor desde primera hora de la tarde, aunque el cortejo fúnebre no llegó al estadio hasta bien entrada la noche. Justo tras la puerta de acceso aguardaban la alcaldesa, Inés Rey, y el presidente del Deportivo, Antonio Couceiro, acompañados por varios miembros del consejo de administración, como el director general, David Villasuso, y los consejeros Emma Lustres y Miguel Juane. “Lo llevaremos siempre en nuestro corazón y estoy seguro que su ánima estará siempre presente”, afirmó Couceiro.

Arsenio, “dios” venerado en el templo de Riazor

Arsenio, “dios” venerado en el templo de Riazor / E. Cobas / A. Carro

La espera se prolongó hasta las 21.38 horas, cuando llegó el vehículo con los restos mortales de Arsenio Iglesias, entre aplausos, lágrimas y un emotivo cántico de los Riazor Blues: “¡Arsenio eres Dios!”, se escuchó fuerza junto a la Deportienda.

Arsenio, “dios” venerado en el templo de Riazor

Arsenio, “dios” venerado en el templo de Riazor / E. Cobas / A. Carro

Allí se congregaron aficionados de todas las edades, algunos con ramos de flores y mensajes escritos en carteles, y muchos con camisetas y bufandas blanquiazules. Niños y mayores. Los que tuvieron la suerte de disfrutar del Arsenio futbolista y entrenador, y también los que no lo vieron en acción, pero que saben perfectamente quién fue y la importancia de su figura. Su legado deportivo y personal se transmite de padres a hijos. Quedará para siempre grabado con letras de oro en la historia del Deportivo, pero también en la memoria colectiva de varias generaciones, las que ayer estaban representadas en Riazor.

Arsenio, “dios” venerado en el templo de Riazor

Arsenio, “dios” venerado en el templo de Riazor / E. Cobas / A. Carro

Muchos de los que lo conocieron personalmente, como el exdelegado del primer equipo blanquiazul Juan Ángel Barros Botana, se acercaron para darle el último adiós a “una persona muy entrañable del Deportivo”. “Además de ser el entrenador con el que empecé, éramos amigos. Siempre fue una persona muy querida. Era un hombre tan cercano, tan familiar y tan humilde, que te hacía fácil lo difícil —recordó el carismático Barritos—. Fue una de las mejores personas que he conocido en mi vida”.

En respetuosa fila, los deportivistas fueron accediendo al estadio desde las 22.00 horas para, primero, pasar ante el banquillo, donde pudieron depositar los ramos de flores y todos los recuerdos y mensajes que quisieron. A continuación, bajaron las escaleras de acceso al campo que habitualmente utilizan los medios gráficos para atravesar la zona mixta y dirigirse hacia la capilla ardiente, próxima al acceso al terreno de juego de los futbolistas. Allí, junto al féretro, se situó la familia de Arsenio y sus seres más queridos, así como los representantes del club y las autoridades. Una capilla ardiente sencilla, en la que solo destacó, situado a la izquierda del ataúd, el trofeo de la Copa del Rey de 1995, conquistada por el Superdépor de Arsenio en la final ante el Valencia. A la salida, antes de abandonar el estadio, los aficionados pudieron escribir mensajes en varios libros de condolencias.

Además del consejo actual encabezado por Couceiro, también se pasaron anoche por Riazor los expresidentes Augusto César Lendoiro, Tino Fernández y Fernando Vidal, así como profesionales en la actual nómina del Deportivo que llegaron a coincidir con Arsenio, como el utillero Suso Méndez. Blanquiazules de ayer y de hoy, como el entrenador Óscar Cano, que también se sumó a la última despedida a Arsenio, “un referente para todos, siempre con la humildad, la bondad y tratando bien a las personas”. “Es una pérdida irreparable. Nace una leyenda y se hace eterna su figura y su presencia”, resumió el actual entrenador blanquiazul, que tiene un motivo extra, “un plus” para ganar esta tarde al Alcorcón: “Brindarle la victoria a Arsenio sería fantástico”.

Convocatoria de las peñas

El partido de hoy en Riazor, declarado Día de las Peñas, iba a ser una gran fiesta del deportivismo, pero tras la muerte de Arsenio servirá de multitudinario homenaje para la figura del mito blanquiazul. La celebración de las peñas no está desconvocada, aunque lógicamente pierde su carácter festivo. De hecho, la Federación de Peñas convocó anoche a todo el deportivismo para este mediodía, a las 12.00 horas, delante de la puerta 0 de Riazor, en Manuel Murguía, para “darle un último adiós a una auténtica leyenda de nuestro club”. En la fachada del local de las peñas, en el Palacio de los Deportes, luce desde ayer un crespón negro como señal de luto por el fallecimiento.

Anoche la cola para darle el último adiós a Arsenio llegaba hasta las taquillas del Palacio. Hoy, de 09.00 a 12.00 horas, los aficionados que ayer no pudieron acercarse al estadio tienen una última oportunidad para acceder a Riazor y despedirse de la leyenda blanquiazul antes de su entierro, a las 13.00 horas, en el cementerio de Arteixo.

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Antonio Iglesias, hijo de Arsenio, fue uno de los primeros en llegar ayer a Riazor, donde se instaló la capilla ardiente de su padre. Eran las cuatro de la tarde cuando señalaba que era un día “de mucha pena y, al mismo tiempo, de muchas emociones por todas las condolencias y elogios”. Confesó que la familia esperaba “una reacción pública”, pero reconoció que les “sorprendió” que haya trascendido al “ámbito nacional”. Clubes de fútbol, jugadores, políticos y otras personalidades compartieron palabras de cariño en el día de su fallecimiento. Preguntado por los años en los que su padre era entrenador del Dépor y cómo vivían aquello en casa, Antonio Iglesias dijo que sus recuerdos “son de todo tipo”. “Ahora nos acordamos de los momentos felices, pero hubo de todo. En nuestra casa se intentó estar al margen del mundo mediático y la presión externa, aunque al final vives en la calle y no puedes evadirte”, comentó. El hijo de Arsenio indicó que su padre siempre siguió la actualidad. “Él se crío aquí, se formó aquí, es su casa, su vida. Él era un deportivista más y ahora es uno menos. Pero más desde arriba y menos desde aquí. Él llevaba esto en el corazón”, declaró. Era su filosofía de vida. “Él era un gallego estoico, tenía esa retranca y esa forma de ser. Cuando había triunfos, intentaba no lanzar las campanas al vuelo, y cuando había derrotas tampoco le daba importancia. Intentaba mantener una línea de estabilidad porque si no es complicado. Cada semana es un examen y él intentaba ver siempre una estabilidad en su cabeza”, resumió.