Fútbol - Deportivo

Yeremay vuelve al kilómetro cero

Ya no tendrá enfrente a Sabit, pero sí al Lugo, el equipo con el que se lesionó

Yeremay Hernández intenta escaparse de dos futbolistas del Lugo en el partido de ida. |  // LOF

Yeremay Hernández intenta escaparse de dos futbolistas del Lugo en el partido de ida. | // LOF / Carlos MIranda

Carlos Miranda

Carlos Miranda

No es un punto geográfico, sí vital. Yeremay será hoy de nuevo titular en Riazor, esta vez ante el Lugo, y verá enfrente aquellas camisetas del día que todo parecía luminoso y acabó convirtiéndose en el principio de la oscuridad, de una lesión grave de más de dos meses de convalecencia, la primera de ese calibre en su carrera. La felicidad por aquel 0-3 arrollador dio paso a la duda tras pedir el cambio y, posteriormente, a la tristeza en el momento en el que aquella patada a destiempo y de frustración del rojiblanco Sabit acabó por confirmarse que le había generado “una fractura no desplazada en el peroné de la pierna derecha”.

Más allá de la lesión, aquella jugada y la impunidad de los jugadores del Lugo estaban empezando a agotar la paciencia del Dépor con los árbitros y eso que solo se habían disputados dos jornadas. Luego sería peor, pero ya en aquel momento, aunque de manera comedida, el director deportivo Fernando Soriano alzó la voz unos días después en la presentación de Hugo Rama. “Llevamos dos partidos y no diría preocupación, pero no hemos sido afortunados en eso, incluso con el Fabril. Tenemos que ser conscientes de las dificultades de la competición y es un aspecto que influye. No estamos siendo afortunados en la toma de decisiones, lo vimos en el primer partido con un gol en posición legal (de Lucas) y el otro día... Hubo entradas con exceso de intensidad y en una de ellas a Peke le supuso una fisura. Espero que sean anécdotas y que no tengamos que lamentarnos ni hablar más del tema”, reflexionó.

La recuperación de Yeremay comenzó bien allá por septiembre, mejor de lo esperado. Iba como un tiro, pisaba césped, las sensaciones eran inmejorables. Casi todo el mundo en el club y en su entorno pronosticaba o, al menos, anhelaba que iba a adelantar los plazos estimados, esas ocho semanas. Pronto los escalones se hicieron más difíciles de subir, cada paso fue más espaciado. El último se convirtió en el más complicado. Las dudas, los miedos, las molestias derivadas de la inactividad... El propio Idiakez admitía en una entrevista a LA OPINIÓN que todo aquel proceso le había hecho rebuscar en su interior y, posteriormente, crecer: “La lesión ha sido difícil para él, le ha hecho madurar. Un proceso de tanta dificultad también te obliga a buscar dentro de ti. Es un chico en crecimiento y lo seguirá haciendo”.

Tardó dos meses y medio, pero regresó y poco a poco ha ido siendo él mismo. Una pesadilla para los rivales. Hoy no estará Sabit enfrente (ahora en el Murcia), tampoco jugará en el Anxo Carro, pero será el momento de enfrentarse al pasado, de dejar atrás algún miedo residual, de ver que es capaz de sobreponerse a los malos momentos.