Sagrada Familia protesta contra el trapicheo en un bajo: “Queremos evitar males mayores”

Vecinos del barrio se movilizan por un piso en el que aseguran que una familia “de toda la vida” vende droga

“Roban y se ponen a consumir en los portales”, denuncian

La Policía, en el barrio de la Sagrada Familia

La Policía, en el barrio de la Sagrada Familia / Casteleiro/Roller Agencia

Más de medio centenar de vecinos de la Sagrada Familia salieron este viernes a última hora de la tarde a la calle cacerolas y silbatos en mano para protestar contra el trapicheo frente al bajo de un edificio de la zona donde, aseguran, existe venta de droga desde hace tiempo. “La cosa en los últimos meses ha empeorado y va a más, estamos ya cansados, cada vez hay más problemas y esto ya es insoportable”, comentaba una vecina afectada. Los presentes lanzaron consignas contra los residentes en el bajo de un inmueble que, relatan, atrae a numerosas personas que finalmente acaban consumiendo estupefacientes “a diario” en las calles de la zona, a la vista de niños y mayores y cometiendo robos y otros actos delictivos en el barrio.

La cacerolada, organizada al margen de las entidades vecinales, se convocó delante de la vivienda en la que residen los presuntos traficantes, que viven ahí “desde hace muchos años”. “Esta cacerolada es un aviso, porque sabemos con certeza que tienen trapicheo de droga. Hace tiempo que lo hacen, pero de un tiempo a esta parte ha aumentado el tráfico de personas no deseables. Vienen, dan el palo, roban y se ponen a consumir en los portales”, denuncia esta vecina del barrio.

La tensión acumulada durante los últimos meses estalló ayer frente al bajo para mostrar el “cansancio” vecinal ante una situación que se repite con cada vez más frecuencia. “Estamos cansados y por eso decidimos hacer un poco de ruido y fuerza por si vale de algo. Con esto queremos llamarles la atención, decirles que hagan lo que quieran, pero que en este barrio no queremos drogas ni gente indeseable”, resumen fuentes vecinales, que aseguran que cada vez hay más presencia policial porque avisan a los agentes “con más frecuencia”. “Les llamamos cuarenta veces al día si hace falta. Da igual la hora que sea del día porque siempre hay presencia en la cola de venta”, comentan. Durante la tarde de ayer se desplazó un pequeño efectivo policial hasta la concentración vecinal.

Según comentan las fuentes del barrio, los dos hombres que trapichean, de unos cincuenta años, conviven en el piso junto a sus padres, de edad avanzada “pero consentidores”. “Son vecinos de toda la vida y parece ser que son propietarios”, explica una vecina.

“Nuestros hijos no vienen tranquilos a casa ni salen porque saben que se pueden enfrentar a ellos de malas maneras”, denuncia otra vecina, que asegura que en los últimos meses se han producido numerosos robos de carteras y móviles, así como peleas callejeras.

Los vecinos recuerdan que hace unos meses se formó “mucho alboroto” debido a la situación, y los habitantes del bajo decidieron trasladar la venta de estupefacientes a la parte trasera del edificio. 

Con la concentración, explican los vecinos, buscan “hacer ruido” como “toque de atención”. “Queremos evitar males mayores”, concluyen.