"La mayor parte de los estados de Europa occidental llevan camino de suicidarse, de suicidarse por la demografía". Esta frase es del político socialista francés Michel Rocard, que ya en 1989 alertaba del invierno demográfico que se cernía sobre las sociedades avanzadas. Y Galicia es uno de los mejores ejemplos de este invierno demográfico: el aumento de la esperanza de vida y la baja natalidad están envejeciendo a la comunidad hasta niveles casi inasumibles.

Los gallegos abandonan su tierra y los que vuelven o se instalan en Galicia no compensan la marcha de los que hacen las maletas para irse. Y las previsiones no son nada halagüeñas: la población gallega se desplomará a niveles de 1930 en la próxima década, cuando perderá 130.000 habitantes, un 5% del censo actual. Las predicciones a más largo plazo son aún peores: en 2050 Galicia habrá perdido más de un tercio de su población y casi la mitad superará los 65 años, con lo que ello supone para el sostenimiento del sistema de pensiones y el estado del bienestar.

"Hay un libro que se titula El suicidio demográfico de España que habla del gran problema demográfico que existe en el país, pero este problema es aún mayor en Galicia", reconoce Miguel Cancio, profesor de Sociología de la Universidade de Santiago, quien recuerda que los países que tienen una mayor tasa de fecundidad son Francia, Inglaterra y EEUU: "Son territorios que tienen una conciencia de nación, de defender a la población autóctona, y en los que todos los Gobiernos, sean de la ideología que sean, han realizado una defensa de la política demográfica". Cancio alude a un estudio que sostiene que, de seguir esta dinámica, en el año 3000 no habrá alemanes autóctonos en Alemania.

En Galicia se avecina un invierno demográfico gélido y prolongado porque ninguno de los indicadores son positivos: la natalidad se desploma, con una caída que roza el 25%; la esperanza de vida aumenta; el éxodo de gallegos al extranjero y a otros puntos del país va a seguir creciendo; los que vuelvan a Galicia cada vez serán menos y la llegada de inmigrantes, ya sea desde el extranjero o desde el resto de comunidades, no conseguirá equilibrar la balanza. "Desde hace décadas sabemos que en Galicia estamos en una situación bastante crítica y si no hubiese sido por la alta tasa de inmigración que ha favorecido que las cifras de crecimiento natural fuesen positivas la situación sería aún más critica", esgrime el también sociólogo Jesús Lage.

El también sociólogo Benjamín Porto apunta que el panorama demográfico actual es "desolador": "El panorama asusta". "La inmigración que vino a Galicia en los últimos años quitó del escenario el debate del problema demográfico, pero al no llegar más inmigrantes el problema se agrava", explica. Galicia es la segunda comunidad que menos población ha ganado en la última década. La primera es Asturias.

La Xunta presentó el pasado mes de marzo el Plan de Dinamización Demográfica 2013-2016, una serie de medidas que pretenden amortiguar el invierno demográfico gallego que se avecina. Entre la batería de iniciativas destacan el aumento de la deducción fiscal y de los beneficios fiscales por nacimiento y adopción o la ampliación de la prestación económica del pago único por hijo a cargo.

"Las medidas tienen que pasar por ayudar a las familias y no solo incentivos que te den por tener hijos. Eso no son ayudas. Ayudas son guarderías públicas, leyes de conciliación familiar, permisos de maternidad y paternidad más elevados, que las empresas tengan guarderías?", advierte Jesús Lage. "Si la ayuda es de 2.500 euros por hijo de forma puntual eso es tirar el dinero. No llega ni para pagar los pañales del primer año", concluye.

Miguel Cancio reconoce que el gran problema es la crisis económica: "Son necesarias medidas de apoyo demográficas, pero el gran problema es el paro y esto cada vez irá a peor. Ahora hay un 25% de paro y el juvenil alcanza el 50%".

Las previsiones advierten de un envejecimiento acusado en toda Galicia, en especial en el rural y sobre todo en las provincias de Lugo y Ourense. En 2030 uno de cada cinco concellos tendrá al menos la mitad de sus habitantes con más de 65 años. "Las pensiones están amenazadas, pero van a estar mucho más amenazadas si se mantiene este sistema", alerta Cancio.

"En Lugo y Ourense el panorama es desolador, una parte importante de estas dos provincias ya son un páramo demográfico", apunta Benjamín Porto. Para este sociólogo las medidas que se deben poner en marcha "van por la vía económica". "Si el sector económico baja, la demografía se nota. Si no hay actividad económica que sirva de imán para que la gente se instale en esos lugares no hay nada que hacer. Yo soy muy pesimista con este tema", admite.

Y el recambio generacional no se vislumbra. Si en 2012 murieron 9.200 gallegos más de los que nacieron, dentro de una década esta cifra aumentará hasta los 15.000. Además, Galicia perderá en las próximas cuatro décadas más de un millón de habitantes, más de lo que ha ganado en el último siglo.

Un territorio necesita una tasa de natalidad de 2,1 hijos por mujer para reemplazar su población actual. En Galicia se sitúa en el 1,08. Países como Francia, Noruega, Holanda o Dinamarca han realizado una importante apuesta por la protección de la natalidad y han mejorado las cifras entre 1985 y 2010. Sin embargo, la tasa de natalidad en Alemania es de 1,36; en Italia, de 1,22 y en España, de 1,38. En este último caso hubo un aumento en los últimos años debido a la inmigración. Ahora ya vuelve a bajar.

Benjamín Porto insiste en la idea de que la clave está en el aumento de la actividad económica. "Las migraciones son muy sensibles al factor económico. Lo hemos visto en España con las emigraciones en la época de Franco a Cataluña, País Vasco o Madrid. Cuando hay riqueza no hay problema porque esas zonas se convierten en un polo de atracción, pero el problema es cuando esa riqueza desaparece. Entonces, la gente emigra a otros lugares", explica el sociólogo. Por eso defiende los estímulos económicos como forma de acabar con el suicidio demográfico en Galicia.

"Si la gente joven se marcha solo quedarán viejos y entonces ¿de dónde saldrá el dinero para las pensiones?", se pregunta Benjamín Porto. Y mientras se responde a esta pregunta el suicidio demográfico de Galicia llama a la puerta.