Hasta este año abrir un testamento en Galicia era para muchos herederos una auténtica pesadilla. Lejos de ser un regalo, los bienes legados se convertían en un quebradero de cabeza para hijos o cónyuges aunque no hubiera deudas en el cajón. El impuesto de sucesiones y donaciones que aplicaba hasta ahora la Xunta obligaba a un contribuyente gallego a desembolsar hasta 20 veces más que en otras comunidades autónomas. A modo de ejemplo, la factura fiscal de un gallego que recibía dos pisos y 30.000 euros en el banco ascendía a unos 27.000 euros, frente a los apenas 1.200 euros que tendría que abonar ese mismo contribuyente en Madrid. Pero desde enero de este año, el 99% de los gallegos están exentos del impuesto de sucesiones y una sentencia del Tribunal Supremo del pasado mes de febrero exime las herencias en vida del pago del IRPF ya que el legado recibido de ascendientes o descendientes no se considera una ganancia patrimonial.

Estos dos factores han disparado los pactos sucesorios suscritos en Galicia este año. Hasta un total de 6.127 contratos sucesorios fueron firmados en la comunidad en el primer semestre del año -una media de 34 cada día-, según datos del Consejo de Notarios de Galicia. Este balance supone casi tantos como en todo 2015, un año antes de la reforma fiscal de la Xunta y del fallo del Supremo, y casi un 80% más que los registrados en el mismo periodo del ejercicio pasado.

El número de pactos sucesorios registrados en Galicia durante los últimos años se ha mantenido estable, con unas cifras que se movieron entre las 6.000 y las 7.000 herencias firmadas en vida cada año. El balance más bajo del último lustro se registró en los años 2013 y 2012 con un total de 6.142 y 6.167 contratos sucesorios, respectivamente. 2015, por el contrario, fue el ejercicio con más herencias en vida registradas en la comunidad: un total de 7.089, lo que supone una media de 19 cada día. Pero en el primer semestre de este año ya se superan los 30 legados dejados en vida cada día. De mantenerse este ritmo en los últimos seis meses del año, Galicia cerrará el ejercicio con más de 12.000 pactos sucesorios.

Desde febrero, los herederos en línea ascendente y descendente en Galicia tan solo tienen que abonar la correspondiente plusvalía municipal de un bien en suelo urbano. Es decir, una vivienda, garaje o local comercial. Y si la herencia no alcanza los 400.000 euros -cantidad máxima fijada por la Xunta para que quede exenta del impuesto de sucesiones-, los hijos, padres, abuelos, nietos o cónyuges que reciban un legado por ese importe no tendrán que hacer frente a desembolso alguno al Ejecutivo autonómico. En Galicia, el 99% de las herencias se quedan por debajo de esa cuantía; y de ser superada, el contribuyente tan solo tendrá que hacer frente a la cantidad que quede por encima de los 400.000 euros.

Al ahorro que supone la reforma fiscal de la Xunta, se suma el desembolso que hasta el pasado mes de febrero tenían que hacer los herederos que recibían un legado en vida. Según detalla Jaime Romero, delegado del Colegio Notarial de Galicia en Vigo, los pagos medios por IRPF que afrontaban los contribuyentes en la comunidad por un pacto sucesorio se situaban entre los 3.000 y los 9.000 euros.

"Los contratos sucesorios tratan de anticipar un beneficio, adjudicando en propiedad un bien antes del fallecimiento; bien para establecer una mejora respecto al resto de hermanos o para anticipar la legítima a alguno de los herederos y evitar problemas futuros", explica Romero. En Galicia, las transmisiones en vida son un figura "muy útil" que se empezaron a poner en práctica con la Ley Civil de 1996 pese a que Hacienda reclamase la tributación correspondiente del IRPF. Pero el Supremo falló en febrero en favor de un contribuyente gallego que se había acogido a la modalidad de apartación al reconocer que las herencias en vida no tributan como ganancia patrimonial, un acuerdo que solo está permitido en Galicia y el resto de comunidades con un Derecho Civil propio.

"Esta práctica es un reflejo de la historia de la Galicia de la emigración: se anticipaba la herencia en vida para que los hijos tuvieran un capital y pudieran salir adelante", apunta Romero. Preguntado por qué aconsejaría -pacto sucesorio o legado tras el fallecimiento-, invita a reflexionar sobre la situación particular de cada familia, tanto personal como económica. "No hay que pensar solo en los motivos fiscales, sino también en la situación económica, si esos bienes se pueden necesitar en un futuro", concluye Romero, al tiempo que destaca la importancia de recoger en un testamento "su voluntad" para evitar problemas entre herederos. Es decir, dejar constancia de cualquier pacto sucesorio detallando la mejora o apartación realizada así como lo que se propone hacer en un futuro.

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