El casco histórico de Santiago, la playa de As Catedrais y espacios naturales de las Rías Baixas como las islas Cíes o las Ons son algunos de los destinos gallegos más conocidos por los turistas y, por tanto, también los que más afluencia tienen. Para ocho de cada diez gallegos opinan que estos lugares están masificados por el turismo y en ellos se deberían implantar medidas para controlar el volumen de visitantes como la tasa turística. Se trata de una de las principales conclusiones del Estudio de opinión sobre el impacto del turismo en Galicia presentado ayer por la Unión de Consumidores de Galicia y que recoge las opiniones de más de 700 ciudadanos y un centenar de comerciantes. Pese a estar a favor de controlar la afluencia en algunos destinos emblemáticos, en general, la mitad de los participantes, opinan que el número de viajeros que cada año recibe la comunidad gallega es el adecuado. Y eso que los más de cinco millones de turistas que conocieron la geografía gallega el año pasado casi duplican a los 2,7 millones de habitantes que residen en la comunidad.

Para la organización, el hecho de que a más de la mitad de la población le parezca que el número es correcto, apunta que la comunidad se mueve en "valores ideales" en cuanto a la afluencia de visitantes.

Los ciudadanos piden que se tenga en cuenta su opinión para tomar decisiones sobre este sector como la tasa turística o la masificación de los espacios públicos. En las respuestas a la encuesta también hay un amplio consenso social y coinciden usuarios y comerciantes en la necesidad de que los negocios dedicados al sector aumenten la calidad de sus servicios y apuesten por medidas que fomenten la desestacionalización que permitan que los viajeros lleguen repartidos durante todo el año.

Los entrevistados destacan como principales ventajas del turismo el aumento del empleo en puestos relacionados con el sector, ya que es uno de los pilares de la economía gallega. En este sentido, también apuntan el aumento de la oferta de ocio y restauración para darle a los visitantes una atención en relación a sus demandas. La revalorización del patrimonio y el enriquecimiento cultural por la interacción entre residentes y visitantes son otros aspectos positivos mencionados. Al mismo tiempo, señalan inconvenientes asociados a esta actividad como la congestión de espacios públicos, los daños al medio ambiente o el ruido y la contaminación.