Las empresas pueden mejorar sus resultados y generar capacidad de financiación interna para reducir su endeudamiento o emprender nuevos proyectos con una mejor gestión de los costes generales, que no se suelen vigilar porque apenas representan el 20% de los costos totales de la empresa, señaló el ovetense Fernando Vázquez, ingeniero industrial y socio consultor y director en España de la compañía británica Expense Reduction Analysts.

Vázquez, que intervino recientemente en el tercer congreso nacional de APD en Santiago de Compostela, propone un modelo de empresa más participativo, que integre en su cultura el fomento de la participación de los empleados en la mejora continua.

Con ello, afirma, se reducen costes, se mejora la estructura financiera, se motiva al personal, se reduce la conflictividad y se logra una compañía más competitiva.

-Usted sostiene que muchas empresas no aprovechan todos sus recursos internos. ¿En qué sentido?

-En que la empresa puede aprovechar su capacidad interna de generación de recursos como alternativa complementaria al crédito bancario. Ahora el dinero está relativamente barato y hay liquidez, pero los modelos de riesgo de los bancos les lleva a no financiar todas las necesidades de la empresa ni todos los planes de negocio y de expansión. Y aunque existen opciones como las fintech (compañías tecnológicas que se han introducido en el negocio financiero) es aquí donde la empresa puede buscar alternativas dentro de sí misma.

-¿Hasta dónde puede llegar la financiación interna?

-Se trata de utilizar mejor los recursos que tiene la empresa. En vez de pedir un crédito de 100, se solicita 80 y genera el resto mediante optimización de costes. Un 20% de los costes de la empresa se malgastan.

-¿Es cierta la idea común de que la estructura financiera de las empresas españolas suele ser peor que las de países similares?

-Nuestra compañía tiene presencia y trata con empresas de Francia, Italia, Alemania y otros países y no apreciamos grandes diferencias en términos operativos en compañías medianas y grandes. Quizá en las pequeñas y en las microempresas puede ser distinta. Nosotros no trabajamos con sociedades con menos de 20 empleos. Y en las empresas a partir de 50 puestos de trabajo no vemos mucha diferencia. Es cierto que en Alemania el tamaño medio de las compañías es mayor pero la estructura financiera es bastante similar. Tenemos los mismos problemas y a veces les damos la mismas soluciones. Nos flagelamos más de la cuenta.

-Pero en 2008, cuando estalló la crisis, el endeudamiento medio de las grandes empresas del Ibex 35 era enorme.

-Pero estaban implantadas en otros países. Es verdad que el endeudamiento privado era muy importante en España. Pero esto llevó a empresas y familias a hacer un gran ajuste para poder subsistir y también porque durante unos años hubo poca accesibilidad al crédito. Se hizo mucha reestructuración y en el último año y medio o dos años ha vuelto a haber dinero disponible y con tipos bajos.

-Las condiciones laxas no van a persistir y los tipos acabarán subiendo.

-Por esto, porque los tipos no van a seguir siempre en el 0% y porque cuanto más recursos movilicemos, más cosas podremos hacer, es por lo que aconsejamos apostar por recursos internos porque esto nos permitirá potenciar las posibilidades.

-¿Esa mejora procede de la vigilancia persistente de costes?

-Exacto. Se trata de desarrollar sistemas de control de costes, que lamentablemente las empresas medianas no suelen tener. Sí lo tienen más desarrollado las grandes compañías y las multinacionales. Pero las empresas pequeñas tienen mucho por hacer para ser eficientes.

-¿Por qué?

-Muchos gerentes aducen que siempre han hecho las cosas como las hacen y que no ven motivo para cambiar porque les va bien y la empresa crece. Pero cuando compites, cada vez tienes que ser mejor y estar más en forma porque los competidores lo hacen. La empresa debe crecer de forma saludable, sin sobrepeso para que cuando lleguen los tiempos malos y las crisis, podamos defendernos mejor.

-¿En qué parcelas de la empresa suele haber más holgura para atajar costes prescindibles?

-Solemos incidir mucho en los costes generales, que son costes a los que la empresa no le suele dar importancia porque suelen ser pequeños frente a aquellas otras partidas (coste de personal, de materias primas, productivos y amortización de inversiones) que representan el 80% del coste total y que suelen ser las más controladas. Y hay un 20 o un 25% de los costes, que, por ser gastos generales, se suelen desatender por falta de tiempo y de personal disponible, cuando es aquí donde vemos un recorrido importante para mejorar. Los costes generales no se pueden suprimir, pero sí reducir y se pueden lograr mejoras de 4 o 5 puntos en el resultado operativo (Ebitda). Son recursos que se nos escapan. Representan entre el 4 y el 5% del coste total y si se mejora, pueden ser una fuente de financiación importante y que además permitirá a la empresa estar mucho más en forma, mantenerse más atlética para competir y disponer de recursos adicionales para abordar nuevos proyectos.

-¿Esa mejora continua puede ser motivadora?

-Cuando tienes un sistema de control adecuado de costes, esto ayuda sin duda a implicar más al personal en hacer la empresa más competitiva. La cultura empresarial es distinta. Si fomentamos de verdad que la plantilla nos ayude proponiendo ideas, e incluso si se recompensan esas sugerencias, se logra una mayor identificación del trabajador con la empresa. Y esto es bueno para la empresa y para el empleado.

-¿Por qué no se hace tanto como se debiera?

-Tenemos resistencia al cambio. Nos cuesta hacer las cosas de una manera diferente y también pensar en cómo hacerlo de otro modo. No está en nuestro ADN. Tendemos a ir a las zonas de confort. Necesitamos que alguien desde dentro o desde fuera nos ayude a salir de ese territorio de comodidad. Además, los beneficios que se generan con ese esfuerzo son pequeñas ganancias que no se notan en el día a día, sino de mes en mes. Tenemos clientes que llevan haciéndolo dieciséis años y que acaban generándoles ganancias anuales adicionales del 1% o 2% al cabo de tiempo. Por lo tanto, no es una dieta momentánea, sino que ha de ser un estilo de vida que debe permanecer en la empresa.

-Esto también exige un modelo de empresa más participativo.

-Así es, por supuesto. No basta con poner un buzón de sugerencias. Tenemos que hacer una evaluación real de las propuestas de los empleados y también de sus pequeñas aportaciones. Y esto nos exige cambiar el proceso gerencial para hacer caso a las ideas que se aportan y para que esta forma de proceder se integre en toda la estructura de mando. Esto tiene la ventaja de que el personal se sienta más de la empresa, que se motive más y que haya menos conflictos. Hay que motivar al personal para que todo el mundo quiera hacer las cosas mejor. Y esto exige facilitar que la gente sea capaz de pensar de forma diferente.