A partir del año que viene, cuando usted abandone cualquiera de los restaurantes que hay en Galicia se llevará consigo los alimentos que no se haya comido en un recipiente biodegradable, sin tener que pedirlo, situación que incomoda a algunos comensales y que no hace mucho tiempo era una práctica excepcional. La Xunta obligará por ley a los establecimientos hosteleros a esta entrega cuando entre en vigor a comienzos de 2020 la nueva Lei de residuos e solos contaminados, cuyo anteproyecto aprobó ayer el Consello.

La lucha para intentar reducir drásticamente la presencia en la vida cotidiana del plástico debido a sus nocivos efectos sobre el medio ambiente y para rebajar los desechos de alimentos en buen estado constituyen dos pilares de la nueva normativa, que será remitida al Parlamento al final de año y aprobada, previsiblemente, en el primer trimestre de 2020. Actualizará la normativa de 2008.

Las obligaciones sobre la comida que sobra a los comensales de los restaurantes gallegos va un paso más allá de normas como la de Baleares, que solo obliga a los negocios a envolver esos alimentos para entregárselos a los clientes si estos lo solicitan. En Galicia será obligatoria esa entrega, incluso en celebraciones con gran cantidad de viandas como las bodas.

También se prohibirá cuando entre en vigor la ley la venta de platos, vasos, bandejas, cubiertos o cualquier otro elemento de vajilla de plástico si no presenta al menos el 50% de material biodegradable. Eso sí, se permitirá su uso en el caso de los restaurantes que devuelvan la comida sobrante a sus clientes.

"Esta ley va más allá de la administración estatal y la autonómica [...] Queremos incrementar la prevención y la reutilización y luchar contra los desperdicios alimentarios y los plásticos", resumió sobre los objetivos de la nueva legislación el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, tras la reunión semanal del Consello, vinculándola con los planes de lucha contra el cambio climático. En el caso de los alimentos, Galicia pretende reducir esta clase de residuos un 30% en 2025 y un 50% en 2030.

Los objetivos de la ley están marcados por las directrices sobre residuos de la Unión Europea aprobados el año pasado, resumidas en su intento de atajar en la mayor medida posible la presencia de plástico. Su estrategia pasa por tres vectores: prevención, reciclaje y tratamiento.

En primer lugar, la Xunta aspira a que se reduzcan los residuos generados un 15% en 2025, cinco puntos más que lo fijado por la ley estatal. En este punto, la conselleira de Medio Ambiente, Ángeles Vázquez, recordó que en 2023 todos los concellos deberán contar con contenedores de recogida selectiva de residuos, pieza clave en la estrategia de reducir el impacto medioambiental de la sociedad gallega.

El reciclaje será también un elemento prioritario en la nueva ley, hasta el punto de que se establece que el año que viene la reutilización deberá alcanzar el 50% de residuos domésticos y comerciales para obtener papel, metales, vidrio, plásticos o compost. En el caso de los envases, el reciclaje alcanzará el 65% en 2025 y al 70% un lustro después.

Una vez aplicadas las medidas que compone el anteproyecto de ley, cuyo contenido se conocerá íntegramente la semana próxima, y las ya aprobadas se pretende que apenas lleguen desperdicios a los vertederos. De hecho, la Xunta prevé que cumplir en 2035 la orden comunitaria para que se eliminen mediante esta vía el 10% de los residuos domésticos generados, lo que Vázquez consideró un "vertido técnico cero".

La futura ley también establece nuevos controles sobre la contaminación del suelo y fija multas de 300 euros a 1,7 millones.