Los gallegos renuncian a una de cada diez herencias para esquivar deudas o impuestos

La crisis no ha logrado contener los rechazos de legados, con más de 9.300 en los últimos tres años. La tendencia sigue al alza, con récord de desestimadas en 2022: más de 3.500

Cementerio de San Amaro, en A Coruña. |   // CARLOS PARDELLAS

Cementerio de San Amaro, en A Coruña. | // CARLOS PARDELLAS / R. Prieto

Heredar puede salir caro. Cuando el fallecido deja deudas u obliga al heredero a hacerse cargo de una importante factura fiscal —el impuesto de Sucesión resulta muy gravoso cuando el legado es de tíos, hermanos, primos o conocidos—, ese testamento se convierte en un auténtico quebradero de cabeza y acaba siendo rechazado. Ni la crisis provocada por el estallido del COVID ha logrado invertir la tendencia al alza de las renuncias a herencias en Galicia, batiendo en 2022 el récord: un total de 3.546 herederos rechazaron el legado —casi 10 cada día—. En estos tres últimos años, marcados por la incertidumbre económica desatada por la pandemia, el alza de los precios tras la guerra en Ucrania, una inflación desorbitada y los tipos de interés que no dejan de subir, fueron más de 9.300 los gallegos que renunciaron a las herencias transmitidas, según datos del Colegio Notarial de Galicia. En ese periodo se abrieron más de 84.000 testamentos en la comunidad gallega, de los que más de 74.700 fueron aceptados. Este balance se traducen en un 11% de los legados a los que los sucesores dicen no por tratarse de herencias envenenadas, en las que la cuantía de las obligaciones del difunto es superior a la de sus bienes.

Y es que cuando se recibe una herencia, además de los ahorros en el banco, la vivienda, el garaje, las joyas, el coche o las fincas, también se heredan las deudas. A esto se suma el desembolso por la plusvalía municipal y, en el caso de tratarse de familiares que no sean en línea ascendente o descendente o personas sin parentesco alguno, el impuesto de Sucesiones. Este tributo —que en Galicia no se paga ni un euro en herencias inferiores a un millón de euros, pero solo si se trata de legados en línea directa (padres-hijos, nietos-abuelos y cónyuges)— puede convertirse en una auténtica pesadilla imposible de asumir salvo que el fallecido tenga una cuenta con muchos ceros.

Un ejemplo basta para entender el coste que acarrea para alguien que haya heredado el piso de un tío. Por una vivienda valorada en 150.000 euros, la carga tributaria por Sucesiones que tendría que asumir el sobrino superaría los 32.000 euros. Eso si el heredero tiene un patrimonio personal inferior a los 402.678 euros, ya que de superarlo el coeficiente multiplicador se eleva y, en consecuencia, también el importe a pagar.

En Galicia es habitual que matrimonios sin hijos dejen su vivienda habitual a varios sobrinos. En este caso, si los herederos son dos, cada uno tendría que hacer frente a una cuota tributaria de casi 11.500 euros.

El año pasado se batió el récord de herencias rechazadas en Galicia; un total de 3.546, un 10,3% más que el ejercicio anterior. También se produjo un repunte de los testamentos aceptados, pero en un porcentaje muy inferior al de desestimados: tan solo un 1,5% más. A Coruña y Pontevedra concentran el grueso de las herencias a las que se dijo no en 2022 para evitar deudas o impuestos, con 1.443 y 1.300 respectivamente. Los casos en Lugo y Ourense se alejan de ese volumen, con 407 y 396, respectivamente.

Aunque la crisis del COVID o la guerra en Ucrania hiciera prever un descenso de las renuncias a herencias, finalmente la incertidumbre económica y el mayor gasto en la hipoteca, la cesta de la compra y las facturas de la luz y el combustible han llevado a más contribuyentes gallegos a desestimar sus legados debido a las obligaciones fiscales que les acarreaban o las deudas del difunto que debían asumir.

De los más de 9.300 testamentos de los que se desentendieron los herederos en los últimos tres años en Galicia, A Coruña es la provincia con más casos: 3.860, el 41% del total. Le sigue Pontevedra, con 3.384, el 36% del conjunto autonómico. Y finalmente Lugo, con 1.158 (12,4%), y Ourense, con 989 (10,6%).

Fue hace una década, en 2012, cuando las renuncias a herencias en Galicia marcaron una nueva etapa al superarse por primera vez la barrera del millar de sucesores que dijeron no a los bienes legados (casi 1.300). Solo dos años más tarde, la cifra casi se duplicaba con 2.049 testamentos rechazados en la comunidad.

El hecho de que sigan al alza responde, en su mayoría, a la existencia de deudas, que en épocas cercanas a las crisis, como la de la pandemia, es una posibilidad más común. Además de las deudas conocidas que ha motivado la insolvencia patrimonial del llamado causante, también están las responsabilidades económicas que como heredero pueden afectarle, tales como las derivadas de haber otorgado avales o afianzamientos a terceros, responsabilidades fiscales, comprobaciones de Hacienda de ejercicios no prescritos o responsabilidades profesionales que se reclaman después del fallecimiento.

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Las exenciones fiscales aprobadas en 2016 por la Xunta para las herencias inferiores a 400.000 euros en legados en línea directa (padres-hijos, abuelos-nietos y cónyuges) provocó una avalancha de pactos sucesorios. Nada más entrar en vigor la reforma fiscal se duplicaron las transmisiones en vida, pasando de las poco más de 7.300 de 2015 a las casi 15.300 del ejercicio siguiente. Desde entonces, este se ha convertido en el trámite estrella de las notarías gallegas, incluso en los años de la pandemia, pese al parón en la actividad impuesto por las restricciones sanitarias. Tras una tendencia ininterrumpida al alza, batiendo año tras año récord de herencias en vida en la comunidad, en 2022 se rompió esa curva ascendente. En total se formalizaron el año pasado un total de 21.780 pactos sucesorios, lo que supone una media de 60 cada día, según datos del Colegio Notarial de Galicia. Se trata de casi un 16% menos de los casi 25.900 registrados el año anterior. Desde que se aprobaron las exenciones fiscales de 2016, se formalizaron un total de 140.823 herencias en vida en Galicia. El grueso proceden de las notarías de A Coruña (55.658 en estos últimos ocho años) y Pontevedra (53.557). Alejadas de estas cifras están las transmisiones inter vivos formalizadas en las provincias de Lugo (17.926) y Ourense (13.692).

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