Giro en el juicio del Alvia: el fiscal retira la acusación contra el alto cargo de Adif

El Ministerio público cambia su relato en la fase final del proceso y ahora asegura que no infringió ninguna norma y que el riesgo de la curva no se había detectado antes del siniestro

Sesión, ayer, del juicio del Alvia, con el fiscal, Mario Piñeiro, de pie a la izquierda y los acusados, Andrés Cortabitarte y Francisco Garzón,  a la cabecera de las mesas de las dos últimas filas de la derecha. |   // XOÁN ÁLVAREZ

Sesión, ayer, del juicio del Alvia, con el fiscal, Mario Piñeiro, de pie a la izquierda y los acusados, Andrés Cortabitarte y Francisco Garzón, a la cabecera de las mesas de las dos últimas filas de la derecha. | // XOÁN ÁLVAREZ / X. A. Taboada

X. A. Taboada

El juicio por el accidente del Alvia dio ayer un giro inesperado. El fiscal, Mario Piñeiro, decidió retirar la acusación contra el exdirector de Seguridad en la Circulación de Adif, Andrés Cortabitarte, que figura como procesado junto con el maquinista, Francisco Garzón. El cambio de parecer del Ministerio público es clave para el rumbo que pueda tomar el desenlace de la causa —que precisamente entra en su recta final—, dado que mientras las demás acusaciones son de parte, la suya se presenta como la más imparcial e influyente del proceso. Si en las conclusiones provisionales Mario Piñeiro sostenía que Cortabitarte tenía la misma responsabilidad que el maquinista en el accidente por no haber evaluado y gestionado el riesgo en la curva de Angrois —lo que habría evitado el siniestro—, ahora en su nuevo relato el fiscal proclama que el alto cargo de Adif no infringió ninguna normativa y que aplicó los procedimientos adecuados para poner en servicio la línea Santiago-Ourense en la que hace diez años volcó el Alvia causando la muerte de 80 personas y heridas a otras 145.

Conscientes del giro que supone para el proceso el bandazo del fiscal —aunque no presupone que la jueza siga sus pasos para dictar sentencia—, los abogados de las víctimas y del maquinista expresaron su sorpresa e indignación, sin ahorrar las críticas, ante una decisión que califican de “inaudita” y “fuera de lo normal”.

Por el descarrilamiento del tren están procesados Francisco Garzón y Andrés Cortabitarte, para los que el fiscal pedía 4 años de prisión y otros 4 de inhabilitación por 80 homicidios y 145 de delitos de lesiones por imprudencia profesional grave. Al retirar la acusación, se anula también la petición de pena para el alto de cargo de Adif. No obstante, el fiscal mantiene la misma calificación inicial para el maquinista, al que sigue considerando culpable del accidente por su responsabilidad en la conducción. Los dos imputados estuvieron presentes en la sala de vistas y estarán obligados a asistir hasta el día 27, cuando termine el juicio oral.

Ayer comenzó la fase final del proceso destinada a las conclusiones de las partes. Por eso, el representante del Ministerio Público solo anunció su cambio de criterio con respecto a su calificación inicial. Hoy le tocará dar las explicaciones que motivaron el giro.

Lo que dijo Mario Piñeiro es que Cortabitarte, en su condición de director de Seguridad en la Circulación de Adif, “no infringió el deber que ostentaba” y actuó “de acuerdo con los procedimientos incluidos en el sistema de gestión” aprobado por la autoridad nacional y con una metodología “basada en normativa europea”.

De este modo, según el nuevo relato de la Fiscalía, la línea Ourense-Santiago de alta velocidad, en la que un tren Alvia descarriló en un tramo sin el sistema de seguridad ERTMS por un cambio de proyecto, “fue diseñada de acuerdo con las normas técnicas” y acorde a los “códigos prácticos” de Adif. Considera el fiscal que se realizó “un análisis de riesgos que requiere un dosier que analizó la seguridad” de la línea y que “los riesgos se estimaron tolerables”.

En su modificación de las conclusiones finales, Piñeiro asume argumentos de la Abogacía del Estado —que ejerce la defensa de Cortabitarte— al resaltar que “en otras líneas se circula a 200 km/h con el sistema Asfa y la fuente de riesgo, el cambio significativo de velocidad, no fue identificado como factor de riesgo con anterioridad a este accidente y posteriormente se identificaron otros 400 puntos en toda la línea de la red general”.

Imputado en 2017

La imputación judicial de Cortabitarte se produjo en marzo de 2017 tras reabrirse la causa por mandato de la Audiencia Provincial de A Coruña cuando se pretendía cerrar la instrucción con solo el maquinista como investigado.

El único que durante la sesión de ayer mostró su disconformidad con el nuevo relato del fiscal fue el representante de QBE, la aseguradora de Renfe que aspira a que se declare culpable a Cortabitarte para así compartir los gastos de las indemnizaciones con el seguro de Adif.

Ya fuera de la sede judicial, los principales abogados, de la defensa del maquinista y de las acusaciones populares, estallaron contra el golpe de timón dado por el fiscal.

El letrado de la plataforma de víctimas, Manuel Alonso Ferrezuelo, cree que el fiscal “se ha quitado la careta” al retirar la acusación al exdirector de Seguridad de Adif y asumir las tesis de la Abogacía del Estado, algo que atribuye al hecho de que “al final son todos primos”, dado que en la fase de prueba del juicio si algo quedó claro, añadió, es que no se evaluó ni se gestionó el riesgo de la curva ni la reducción brusca de velocidad.

“No es normal”

Además, este abogado advirtió de que “no es normal que un fiscal retire una acusación en sala” y agregó que para hacerlo “tiene que elevar a consultas a sus superiores”. O eso, “o directamente le han dicho que tenía que retirarlo”, censuró. “Ahora, realmente, las partes se han quitado las caretas y ya sí se está en el escenario real del juicio, no toda esta pantomima que nos ha hecho el Ministerio Fiscal durante estos meses”, criticó.

El letrado Manuel Prieto, que ejerce la defensa del maquinista, puso el acento en que el fiscal “ha descolocado” a las distintas partes “de una forma muy inédita”, al dar un vuelco a sus conclusiones definitivas y retirar los cargos que atribuía al alto cargo de Adif. Prieto considera “sorprendente” este cambio e ironiza con que el representante del Ministerio público “debe haber visto otro juicio”, puesto que “90 acusaciones han mantenido la imputación sobre la responsabilidad penal del señor Cortabitarte”.

La defensa de Cortabitarte pidió su absolución, así como la Abogacía del Estado, y la del maquinista también, posiciones que han mantenido a lo largo de todo el proceso. En general, no ha habido cambio de opiniones, salvo matices y las conclusiones provisionales y pequeñas variaciones en las indemnizaciones que se reclaman para las víctimas.

Garzón, apoyado por sus colegas en el exterior

A lo largo del proceso, que se inició hace nueve meses, el alto cargo de Adif acudió varias veces a las sesiones del juicio oral, pero no así Francisco Garzón, que ayer reaparecía tras su declaración del 6 de octubre. Estaba obligado a hacerlo. Pero no se encontró solo, porque varias decenas de maquinistas se concentraron en el exterior de la sede judicial —la Cidade da Cultura, en Santiago— como muestra de apoyo. “Venimos a respaldar a esta persona que creemos que al final es una víctima más en este proceso y que necesita estar arropado por todos sus compañeros y compañeras del colectivo de maquinistas español”, destacó uno de los representantes del Semaf, el sindicato de maquinistas.

De hecho, sus colegas consideran a Francisco Garzón una “víctima más”, pues en “la operación ferroviaria todos los maquinistas” lo son de “las decisiones que toman los responsables sobre la infraestructura”. “Nosotros no decidimos las condiciones”, argumentó. En el interior de la sede judicial, la jueza autorizó el visionado de un montaje de vídeo facilitado por la Abogacía del Estado sobre los 100 segundos anteriores al accidente, en los que el maquinista mantuvo la conversación con el interventor que provocó su despiste al entrar en la curva, y se leyó un informe de Cortabitarte como perito en el accidente del metro de Valencia en 2006 en el que defendía la colocación de balizas, como las que luego se pusieron en Santiago, para evitar un descarrilamiento por exceso de velocidad.

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