Un laberinto de túneles surca la Ciudad de los Caballeros. Galerías subterráneas prácticamente inaccesibles que atraviesan Betanzos siguiendo el trazado de las antiguas calles, desde las proximidades de la ría a la parte más elevada de la ciudad. Un entramado de pasadizos que desemboca en los aledaños de la iglesia Santa María de Azogue, según ha podido averiguar el colectivo Dédalo de Brig, que ha descubierto todo un mundo oculto bajo los pies de los brigantinos.

Varias casas del municipio disponen de un acceso privilegiado a esta ciudad sumergida. Entradas, en algunos casos reutilizadas como bodegas, que permiten a sus propietarios adentrarse, aunque solo unos pasos, en este misterioso mundo del subsuelo. "Abrimos una puerta y, en lugar de encontrar otra habitación, para nuestra sorpresa, nos topamos con una galería", relata un integrante del Espeleo Club Descenso de Cañones.

Esta agrupación colabora con el colectivo cultural Dédalo de Brig, que se ha propuesto conocer y rescatar del olvido las entrañas de este patrimonio oculto de Betanzos. Desde hace años estudian el recorrido de estos túneles. Con la colaboración de los espeleólogos se han adentrado ya en cinco.

Acceden a los pasadizos a través de viviendas particulares. Un marco de hormigón que sirve de entrada a antiguas galerías con uno, dos, tres o hasta cuatro ramales. En la mayor parte de los casos tapiados. Otros ramales son excesivamente estrechos, o han sucumbido a la erosión. Otras puertas están prácticamente ocultas entre la maleza, en patios interiores.

La longitud de los túneles varía. De 70 metros a menos de diez. El paso de tiempo ha hecho que sean prácticamente inaccesibles por la acumulación de sedimentos, las inundaciones o los derrumbes.

Los integrantes de Dédalo de Brig sospechan que esta ciudad subterránea está formada, probablemente, por antiguas minas de mercurio que fueron autorizadas durante el reinado de Carlos III. Puede que antes. Documentos antiguos apuntan en esa dirección y dan fe de la real orden de 1785 de abrir varias bocas de mina en la Ciudad de los Caballeros ante la posible existencia de cinabrio.

El hecho de que estos caminos subterráneos desemboquen en la iglesia Santa María de Azogue ha llevado al colectivo cultural a plantearse la posibilidad de que el nombre de la iglesia no proceda de la cercanía del mercado, sino de la existencia en el subsuelo de una mina de azogue, como se conocía el mercurio extraído del mercurio. La existencia de un puerto en Betanzos avala esta hipótesis, sostiene Dédalo Brig, que se pregunta si existirían en Betanzos minas de azogue a pleno rendimiento y embarcarían partidas cargadas de este preciado mineral desde el puerto de Betanzos.

La función de este entramado de callejuelas subterráneas está envuelta de incógnitas. Lo que da pie a leyendas. Como la de una vaca que se adentró por una de estas cuevas y no volvió a salir.

La mayor parte de las entradas fueron tapiadas y los medios de los que disponen los exploradores son escasos para desentrañar el misterio. Por este motivo se han propuesto solicitar la colaboración de la Universidad. Son conscientes de la existencia de un rico patrimonio cultural en el subsuelo y solicitan a las administraciones que se involucren. "Ahora, al pasear por las calles, tenemos en mente que bajo nuestros pies puede haber una galería subterránea", sostienen. Y quieren hacer de ella una mina de oro.